Las Damas Chamanas
El objetico primordial de la ruta es la observación de las Damas
Chamanas, dos figuras femeninas, pertenecen al abrigo rocoso de la Risca I (Rincón de Pedro Surullo) en la base de los
cortados bajo los Calares en la Cueva de la Capilla, fueron descubiertas en
1978.
Accedo por Ctra. de Barranda al Sabinar, desvío al Campo de
S. Juan (Moratalla), pasada la presa de gravedad del embalse de la Risca, a la
derecha y después recto en el cruce, aparcando en la pequeña explanada del Cortijo
de Fotuyas, con capacidad para cuatro coches.
Camino por la pista asfaltada al Cortijo de la Fuentecica,
ubicado en un precioso enclave con estanque entre higueras, choperas, encinas monumentales
y vistas de los cenajos típicos en este tipo de relieve calizo de
la Sierra del Frontón a mi derecha y los covachos y farallones rocosos del
Lanchar a mi izquierda.
Desde el cortijo, en 1,36 km dejo la pista de tierra, descendiendo en el cruce a las ruinas del Cortijo de la Cueva de Roberto;
a partir de aquí hay que tomar una traza senderil cambiando de dirección, para ir bajando poco a poco a la base de los paredones rocosos
por donde desplazarme en busca del abrigo donde se representa una probable escena de Diosa Madre, acompañada de una hija tutelada, o divinidad menor,
dos figuras descalzas, muy alargadas y desproporcionadas, ataviadas con faldas largas, ajustadas y con flecos en los codos, de carácter protector y mágico; los brazos en acción de caminar, no así los pies alineados.
El gesto de los brazos en arco es característico de las figuras levantinas del Alto Segura, donde se aprecia un protagonismo de lo femenino en numerosas escenas del arte rupestre: damas que tutelan a arqueros situadas en la zona superior en la escena; diosas en matrimonios sagrados; mujeres que tocan en un ritual a ciervos y a osos para impregnarse de su fecundidad, poder genésico y de resurrección…etc. Las figuras están pintadas en color rojo oscuro, elaborado a partir de bol rojo (especie de silicato de aluminio ferruginoso).
Desciendo monte través
eludiendo el abundante matorral, a veces espinoso, cortando un ramblizo, enlazo con una trocha que conecta la pista en desuso
y enlaza con otra en buen estado; continuo por la derecha paralelo al Barranco de la Cornicabra y sigo recto en el primer cruce, torciendo a la derecha en ascenso desde el segundo cruce por degradada pista, se halla invadida, no solo por la vegetación,
sino por el agua del Arroyo del Prado de Órganos que baja del Cortijo de la Cueva de Roberto,
en un enclave de privilegio memorable, con chopos y cultivos
aterrazados de nogales jóvenes.
Veo una balsa natural,
cruzo la alambrada para rodearla
debido a la impenetrable vegetación,
observo una máquina abandonada junto al campo labrado,
paso por encima de la caída alambrada, desplazándome por uno de los canales de los cultivos de lavandas
para tomar la pista que acaba en ellos
y me sirve de vuelta al aparcamiento.
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