Cascada el Chorraero-El Ventorrillo-Pico del Padrastro-Ruta de las Esculturas-Cascada del Batan
Partimos senda arriba desde la puerta del restaurante
(antiguas Casas del Batan donde se picaba el esparto), vemos un gran ejemplar
de nogal,
las formaciones de travertino sobre la Cascada del Batan,
mientras
que sendeamos
hacia la magnífica Cascada el Chorraero;
conforma un entorno de
exuberante vegetación y corrientes de agua,
junto a una zona de huerta, por
donde transitamos, en busca de la pista sobre la cascada.
Enlazamos con la pista principal, remontando el Arroyo del Batan
por el Ventorrillo y la seguimos durante 600 m; por la izquierda nace un
sendero, aprovecha el curso arenoso de un ramblizo; cogiendo altura,
salimos a
la pista junto al Collado de las Crucetas; parapetados contra el fuerte viento
helado del Norte, tomamos el mantente.
Continuamos por la pista 220 m, desviándonos a la derecha
por una vereda pedregosa que ataja la pista;
proseguimos pisteando,
con
muestras evidentes de la nieve caída durante el día anterior; se distinguen a
lo lejos, las Sierras de Alcaraz, Cujón y Calar del Mundo nevados. A medida que
ascendemos por los tramos encementados hacia el Pico del Padrastro (1503 m), el
hielo resbaladizo nos hace caminar pisando por la orilla;
el panorama desde su
vértice geodésico
y la caseta de vigilancia contra incendios es fantástico.
Descendemos por la pista que anteriormente habíamos subido,
cruzando
por las ruinas del Cortijo el Padrastro
y atajando en 220 m hacia el Calar del
Cura; en el Collado del Vado Morote
(1179 m) esquina Loma del Picayo, giramos a la izquierda por sendero
señalizado con 2,1 km a Bogarra;
en una de sus curvas, se perfilan “Los Colmillos
del Diablo” desde otra perspectiva;
igualmente observamos el pueblo de Bogarra; fue la antigua “Biguerra”,
ciudad Tarranconense de la Bastetania. La Esfinge de Haches o la “Gioconda Ibérica”,
encontrada en 1945 por un vecino de la zona a los pies de la denominada Torre
de Haches, pone de manifiesto que en el siglo V antes de Cristo, Bogarra contó
con una población ibérica.
Entroncamos con la pista “Ruta de las Esculturas”;
sigue el
curso del río Bogarra a modo de museo al aire libre,
donde podemos recrearnos a
nuestro paso, con diversas tallas esculpidas sobre roca caliza, madera o
mármol.
La zona bien merece nuestra atención, ponderada por la belleza otoñal
con el contraste de colorido y abigarrada vegetación;
Colmillos del Diablo |
pasamos por una parte del
sendero estrecho y rocoso que puede plantear problemas si el Río Bogarra (Río
Madera más arriba en su curso) aumenta un poco más su caudal;
tuvimos que
vadearlo dos veces por troncos
y una, la
más peligrosa de todas, pisando por encima de un cocodrilo fiero.
Antes de comer en el restaurante donde habíamos reservado,
entramos a ver la Cascada del Batan,
por cortito sendero con pasamanos y
puentecillo de madera;
es un precioso salto de 25 m, adornado de musgo con poza
de cristalinas y frías aguas.
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