Cascadas del Huéznar o Huesna

Accedemos desde la EX-200 por la SE 8100 cruzando San Nicolas del Puerto, municipio incluido en parque natural Sierra Norte de Sevilla (Andalucía); a la salida del pueblo en dirección Constantina aparcamos en el área recreativa (37°59'27.09"N 5°38'50.52"W).

Salimos caminando con fina lluvia hacia las pasarelas de madera, 

conducen al nacimiento del Río Huéznar; 

un lugar de umbría y verdor muy bonito; 

retrocedemos unos metros para abrir una cancela junto al río 

y rodear un cercado de animales.

Enlazamos con la vía verde de la Sierra Norte, antiguo trazado ferroviario acondicionado para su uso a pie o en bicicleta,

rodeado por vastas tierras de pasto; 

al llegar al túnel de la vía verde, giramos a la derecha por pista de tierra durante 70 m, 

la dejamos por sendero pateado a orillas del río Huéznar o Huesna, 

lo cruzamos por puente de madera

 y descendemos a su margen izquierdo.

El bosque de galería de olmos, fresnos, sauces y alisos es un tesoro

 con sus rocas forradas de musgo; 

hojas y hongos cubren el suelo, 

mientras se escuchan los sonidos de los pequeños saltos de agua, del mirlo acuático y martín pescador. El precario lugar de paso por rocas y troncos al otro margen, esta invadido por el alto caudal del río y tenemos que retroceder, aunque pensamos enlazar con él dando un rodeo.

Cruzamos por el segundo puente hacia las cascadas del Huéznar o Huesna, monumento natural de 16196 m², 

ejemplo de travertino o tobas calizas de río, en los que las aguas ricas en carbonato de calcio, 

van produciendo depósitos del mineral que recubren las paredes y el final de la cascada, creando formas de toboganes y cortinas de roca.

Seguimos bajando hasta el área recreativa El Martinete, con zona de acampada, 

retrocedemos para iniciar la vuelta bordeando el cercado de la central eléctrica “en restauración”; 

el final del sendero es la SE-7101, nos introduce en el pueblo; vemos el cartel del Sendero de la Dehesa, decidiendo alargar la ruta, aunque no se refleje en el track dedicado en exclusiva a las cascadas.

Si los árabes potenciaron la minería de la zona, anteriormente los romanos dejaron como legado el puente de piedra sobre el río Galindón, 

con playa artificial para la época estival; 

el monte adehesado, al que no estamos acostumbrados, 

nos repara innumerables estampas de los animales que lo recorren: caballos de todo tipo, 

ovejas, 

cerdos 

e incluso vacas; 

damos la vuelta a los 3 km ya que además de lo repetitivo del paisaje, y que nos alejamos cada vez más, comienza a llover sobre mojado. Cruzamos el puente de piedra 

internándonos en el pueblo, vemos la Iglesia de San Sebastian y San Diego en la Plaza de España, construcción de estilo mudéjar con una sola nave, data de los siglos XV y XVI; la portada es gótica, de 1400, y reformada en 1500; en su fachada podemos observar restos de una columna de estilo corintio. 

Solo nos restan poco mas de 600 m para el aparcamiento, aunque al llegar los haremos de vuelta, para comer mucho y bueno “Anca Popeye”.

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