Fenómenos geológicos del Parque Regional de Calblanque
Calblanque, el parque regional más importante del sur en el Mediterráneo
español, por su enorme valor geomorfológico, ambiental y ecológico; declarado
Parque Regional, LIC (lugar de importancia comunitaria) y en trámites de ser
declarado Reserva de la Biosfera.
Con 2.822 hectáreas, reúne una buena representación de los
ambientes más destacados de la costa murciana, en los que habitan numerosas
especies vegetales y animales; está recorrido de este a oeste por la Sierra de
Cartagena, que da lugar a elevados acantilados provenientes de la Orogenia
Alpina.
La zona este del Parque Regional de Calblanque, la más próxima a Cabo de Palos, nos recibe con arenales, enormes playas de arena finísima, dunas móviles de gran tamaño, dunas fósiles muy frágiles y paleodunas de gran interés por lo escaso de estas formaciones geológicas;
los vientos del
sur y las olas han escupido llamativas y caprichosas formas rocosas, un
conjunto de calas íntimas, playas vírgenes y recoletas, además de las grandes
moles de piedra que forman puntas, arcos, promontorios, cabos y escollos,
formaciones rocosas de esquistos, acantilados de basalto con “bufaderos” por los que, cuando hay marejada
en el mar, resopla, creando imágenes parecidas a las fumarolas.
Parto desde el aparcamiento de Cala Reona junto al chiringuito
por el sendero GR-92, inicio de la Senda Geominera construida para permitir el paso de los animales de tiro, encargados de acarrear los minerales de cinc, hierro, plata y plomo (siglo XIX) procedentes de la Sierra minera Cartagena-La Unión;
la vegetación predominante según tramos de ruta, agrupa en la primera parte suaedas,
limonium y uñas de gato, después aparecerán
palmitos, pistáceas, estrellas de mar y cornicales, finalmente la vegetación
halófita (sosas y sarcocornias), pero no les presto mucha atención, ante la
apabullante belleza que voy observando al paso por los distintos miradores.
Desde el mirador de Punta Lobo, queda a la izquierda el gran Bufadero y la derecha la Cueva de las Palomas;
rodeando el Cerro del Atalayón, paso junto a varios pozos mineros y estériles arriba de Cala Cocón o “Cocón de Los Lobos” refugio de la foca monje (lobos marinos); el colorido de las terreras nos desvela los amarillos de la jarosita, mineral resultante de la oxidación de la pirita (mineral de hierro), o los negros esquistos de los acantilados como el de Punta Barriga, con maravillosas vistas sobre el Faro de Cabo Palos
y el sendero aéreo de las cuerdas,
donde un cartel nos informa de la protección que goza la tortuga boba, con claros indicios de haber desovado en el parque; en la encrucijada de senderos, sigo por la derecha el GR-92, ya que volveré por el otro más refrescante, geológico y aventurero.
A la vista del proyector,
subo al Mirador de Punta Negra
sobre las Salinas del Rasal, el Cabezo de la Fuente y Cabo Negrete;
tras recrear las vistas, desciendo a la pista pasando junto a una propiedad privada y las entradas a las calas;
en 450 m, giro para rodear por las espectaculares Salinas del Rasal,
dos lagunas naturales que recibían el agua de la lluvia, fueron convertidas en salinas a principios del siglo XX; abandonadas en los años 90,
actualmente constituyen un humedal protegido, donde cada organismo vive en un grado de salinidad diferente y un corredor para la avifauna de alto valor ecológico.
Salgo a la Playa de Calblanque con limites sobre el cordón de paleodunas eólicas (eolianitas), cuya edad oscila entre el Pleistoceno superior y la actualidad;
me desplazo a la cala vecina, Arturo,
donde uno de
los carteles nos recuerda la necesidad de protección a la tortuga boba, la
tortuga marina más pequeña y abundante del mediterráneo; su longitud aproximada llega a 1,2 m y su peso a 120 Kg,
el desove se produce entre junio y julio; el número de huevos oscila entre
100-120 por nido, enterrados aproximadamente a medio metro por encima de la
línea de marea; temperaturas superiores a 35º e inferiores a 23ºC pueden
ser letales; cuando los huevos
eclosionan, que suele ser por la noche, las crías se dirigen al agua guiándose
por la luz de la luna; los neonatos son muy vulnerables, cuando alcanzan el
estado adulto sus depredadores naturales son los tiburones.
Paso a la Cala Magre, saliendo por su pasarela
y realizando 50 m comunes con el track de la ida; me salgo por la derecha antes de la rampa, la traza senderil
conduce a Punta Negra y su lapiaz costero sobre paleodunas y la Cala de Los Dentoles, paraíso conservado casi salvaje y solitario, con playa de fina arena dorada;
bordeando el talud a Punta Espada,
observo alucinado en la plataforma de abrasión labrada por el oleaje un “cementerio de caracoles” fosilizados entre las arenas siliciclásticas,
“suelo esquelético”,
“olas de roca”,
“tentáculos de piedra”,
pocetas de sal,
amalgamas de cuarcitas,
“placas laberínticas”,
Esquistos grafitosos con diaclasas rellenas de siderita y óxidos de hierro |
“espuma de roca”, etc.
Tras el disfrute de fenómenos geológicos tan dispares, con la variedad cromática de especial belleza en sus rocas sedimentarias (calizas) y metamórficas (pizarras y filitas) procedentes del Paleozoico; inicio el ascenso
para entroncar con el track de la ida al aparcamiento, observando el contraste existente entre las dos litologías predominantes: las oscuras e intensamente plegadas rocas metamórficas del Paleozoico y las rocas sedimentarias claras del cuaternario.
Esta ruta junto a estas
otras dos
https://anthercas.blogspot.com/2022/05/cv-de-cobaticas-el-atochar-playas.html
https://anthercas.blogspot.com/2022/06/fuente-grande-calas-playas-y-puntas-de.html
conforman un recorrido completo por la zona costera más representativa del parque.
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