Botánica e historia del Sendero de la Fuente de la Higuera en La Copa de Bullas


Accedo desde la Autovía RM-15 y a la altura de Bullas, desde la Salida 41 por la RM-B26 cruzando la Copa de Bullas aparco a su salida 

junto al cartel informativo del Sendero de la Fuente de la Higuera SL-MU 34.

La agricultura y la ganadería han supuesto la base de la economía y la principal fuente de ocupación de los habitantes de La Copa hasta bien entrado el siglo XX. Fue a principios de los años 60 cuando por iniciativa de una familia local se puso en marcha la que, a la postre, se convertiría en una importante empresa conservera que revolucionó la vida económica de la pedanía.

Parto a la izquierda del cartel por pista asfaltada escoltado por una hilera de olmos, 

en su cuneta, voy observando corrigüelas 

y una balsa con ranas; 

uno de los cultivos principales de la zona son los almendros; 

sigo con la botánica 

del recorrido primaveral, haciendo fotos a las flores y plantas mas representativas como la manzanilla, 

la cebadilla u ombligo de la reina, 

la silene vulgaris o colleja, 

granados,

 higueras

 y nispereros,

 varicas de San José,

 lenguas de vaca o viboreras, etc.

Alcanzo el cruce del manrrubio entre parrales

hacia el Paraje de La Monja, me eleva entre extensos cultivos de albaricoqueros; 

el senderos local 

posee abundantes retamas

 y espinos negros; 

en el cruce de la Osamenta, 

sigo a la izquierda entre albaidas

 y asciendo 

salvando un barranquete

 para caminar a media ladera bajo pinar; 

a su salida se observa el Palacete de la Fuente de la Higuera.

Paso junto al Arroyo de Fuente de la Higuera; 

en el próximo cruce, 

me desplazo a la derecha, descendiendo por el ramal derecho a la Rambla de Los Muletos para ver el Pino de la Osamenta, 

aunque se halla desgajado uno de sus troncos, 

sigue siendo formidable; 

retorno por la pista dando un rodeo al cruce pasado y describo un arco observando a la parasitaria cuscuta o azafrán borde, 

las abundantes lechetiernas

 y la laboriosa recolección de las hormigas.

Por la carretera local 

rodeo el Palacete de la Fuente de la Higuera de Bullas, construido sobre el antiguo palacio del conde de Sástago, también conocido como el Palacio de don Fabio, se hizo sobre la fuente de aguas naturales llamada La Rana. 

Fabio, un erudito en arte, buscó por toda la geografía española distintos estilos arquitectónicos que pudiera fusionar en su villa de Bullas, como resultado, este palacete es una joya de la arquitectura modernista inspirado en aromas sevillanos; sus obras concluyeron en 1925, aunque hoy día a penas conserva los elementos que le hicieron ser BIC hace más de 30 años.

En 1936 durante la Guerra Civil, el odio del pueblo sumido en la miseria a la burguesía enriquecida, forzó a la familia para que huyera de Bullas; la casa quedó así desprotegida, sirviendo de morada al Frente Popular y a otros grupos políticos durante los años de la guerra y posguerra y hasta la fecha nunca más fue habitada. 

Palacio y fincas pasaron a manos de Rosario, una de las hijas de Don Fabio, al venderlas a un grupo inversor, quedaron sumidas en el olvido. En varias ocasiones se ha hablado de su restauración integral pero nunca ha existido un proyecto firme. Durante la década de los ochenta, la finca sufrió su mayor expolio.

Me acerco al acceso principal, 

se realiza a través de una portada dividida en tres ejes siendo el principal un arco de medio punto de estilo neorrenacentista con alegorías de la agricultura en relieve a ambos lados y una inscripción en el segundo cuerpo. 

Todo el conjunto está rodeado con un alto muro de sillar poligonal y garitas en las esquinas que le confieren un aspecto defensivo. 

Tiene un jardín abandonado, donde Fabio hizo instalar numerosas fuentes y lagos artificiales e hizo traer animales para hacer más creíble ese oasis dentro de la aridez de la tierra murciana. 

Quienes conocieron la vivienda en funcionamiento aún recuerdan los cristales de Bohemia, porcelanas de Sajonia, maderas nobles y mármoles de Carrara, hasta la comodidad más avanzada de la época, ya que la casa disponía de cuartos de aseo con retrete, calefacción central y un sistema de aislamiento térmico.

Salgo por los plataneros de su entrada

 y hago unos metros por carretera; continua el sendero por la derecha, 

hacia campos de olivos

 y vides

 con vistas de Bullas; 

encuentro una pimentonera desarrollada, 

antes de cruzar la población y su Ermita de la Virgen de la Consolación, fue originalmente una pequeña ermita dedicada a San José, puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de la pedanía, en el siglo XVIII. 

Solo me resta descender callejeando

 al coche.

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