Charcas de Anuros-Baño de Bosque-Linea de Trincheras-Rambla Paciencia-Valle Perdido-Vivero Forestal
Accedo desde la Alberca por la Calle Carretas al aparcamiento e inicio de la pista del Buho.
Parto tras el mismo en ligero descenso a la exuberante Rambla del Valle
pasando junto a una calera
y ascendiendo junto a un pequeño refugio.
Corto la pista del Buho, campo traviesa
hacia las Charcas de los Anuros conectando con el curso del canal de agua
y el chorro de agua, procedente de la balsa en un entorno de trepadoras;
continuo pisteando hacia la zona, donde un cartel nos propone darnos un Baño de Bosque (o Shinrin-Yoku), práctica japonesa de inmersión sensorial a través de los cinco sentidos en la naturaleza, para mejorar la salud física y mental, reducir el estrés, conectando con el bosque mediante lentas caminatas, asimilando las sensaciones que provoca el entorno (olores, sonidos, texturas y la luz), fomentando la paz interior y bienestar emocional.
Rodeo por la izquierda una pequeña cerrada,
atravieso por un tupido cañar
y, desde la Piedra del Hoyo,
corto un ramblizo para auparme al antiguo refugio, que bien pudo servir como polvorín;
sigo hacia el Sur tomando el sendero de la derecha en ascenso
y siguiendo la Ruta de las Trincheras; pertenecientes a la línea defensiva, muestra de la arquitectura militar de la Guerra Civil en la Comunidad Murciana.
En el diseño de la trinchera, se curvaba cada cierta distancia, para que el enemigo no pudiera enfilar la trinchera completa si lograba penetrar, también por si explotaba una bomba, para que la metralla y onda expansiva no causase estragos.
Dejo el sendero por el ramal que desciende a la pista asfaltada del Centro Ecuestre;
enfrente prosigue el sendero tomando parte de la Rambla de las Canteras;
la dejo enseguida por una trazada a la izquierda; enlaza con la pista pedregosa que,
en fuerte ascenso me lleva al pequeño cerro,
desde donde desciende un sendero ramblero bajo frondoso pinar;
conecta con la Linea de Trincheras.
Aunque disponía de más de 3 km de longitud en la zona del Puerto de la Cadena al Valle Perdido, su función era la de evitar ataques por tierra a la otra línea de defensa naval con puesto de mando en Cartagena.
Las trincheras, casamatas y nidos de ametralladoras, suponían una economía de soldados para su mantenimiento y defensa, debido a la privilegiada posición dominadora, que ostentaban por su ubicación en alto y con vistas.
El sendero bajo el Cerro de Cueva Colorada,
enlaza con otro
y sigue hasta casi encontrarse con el siguiente, pero unos metros antes, hay una traza senderil que desciende abruptamente al fondo de Rambla Paciencia;
rambla que nace a unos 500 m de altitud, sobre el paraje reconocido por Las Canteras, desciende por el Cerro de Cueva Colorada, Salabosque y Casas del Valle, hasta la urbanización de la finca de La Paloma, desembocando en la Rambla del Puerto.
La vegetación ramblera chorrea el agua de la lluvia reciente y los tramos rocosos se encuentran con verdín resbaladizo;
cruzo por una pequeña cerrada muy erosionada
y alcanzo el perjudicado chamizo que caracteriza a esta rambla.
Pisteo finalmente hacia el área recreativa del Valle Perdido,
atajo recto en la curva hacia las mesas de picnic donde me espera una lustrosa ardilla, por si le diese de comer;
decepcionada se aleja a sus menesteres,
mientras que cruzo el ramblizo entroncando con el sendero acondicionado hacia el Vivero Forestal, productor anual de 2.500 árboles de navidad del Pino de Calabria (Pinus eldarica), Pino Carrasco (Pinus halepensis) y Ciprés Común.
Lo voy rodeando hacia mi cercano destino.
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