Barrio del Molino-Pilica del Fraile-Rincón de las Cuevas



Accedemos a Benízar por la B-30, desde la C-3211 (Región de Murcia) o CM-3217 (Castilla la Mancha), aparcamos saliendo del pueblo dirección Otos, en la curva sobre el puente del Arroyo de Benízar, bajo el Barrio del Molino.



Aunque nos desviaron debido a los encierros de vaquillas, por las Fiestas Patronales en honor a Santa Bárbara patrona de esta localidad de origen bereber.
El Barranco del Agua nace en la ladera de la Molata de Charán (1416 m), desciende junto al Paleokarst



orillando la aldea de Charán y se precipita desde un anfiteatro rocoso, que a lo largo de miles de años, ha socavado las rocas calcáreas marinas del Mioceno, en el maravilloso Rincón de las Cuevas.


Comenzamos subiendo por la Calle Molino Benízar, bajo la atenta mirada de un gato, 



salimos por la de Las Flores del Barrio del Molino; 


seguimos por pista con zonas embarradas, algunos charcos y vegetación perlada; 


torcemos a la derecha cuando enlazamos con la que viene de la Fuente de Arriba y la carretera al Sabinar; ascendemos por sendero accidentado y estrecho, 


preludio de lo que nos espera más adelante; el manto neblinoso se extiende bajo los farallones rocosos del Calar de Benízar; la diversa y exhuberante vegetación



engulle las trochas cabreras adornadas con profusión de enebros, retamas, sabinas y pinos fantasmales;





los restos de pintura blanca nos marcan la dirección a la Pilica del Fraile,







cavidad con una gran estalagmita adornada con plantas rupícolas, donde tomamos la fruta.







De vuelta, pegados a las paredes rocosas, vemos que la trocha se complica, no debemos arriesgar con todo mojado, suelo resbaladizo y zarzas, conduce a las escaleras que salvan la cornisa;





retrocedemos brevemente para ir descendiendo a la pista,











que nos va a introducir



en el grandioso Rincón de las Cuevas,



emocionante paraje donde aún se preservan las vestiduras otoñales, con el añadido de la bruma, el olor a tierra mojada y el murmurante discurrir del agua.



La naturaleza calcárea de las rocas propicia la formación de cavidades;



han sido utilizadas como refugios de ganado y aún queda un aprisco levantado;



también sirven para promover las creencias y rituales de los vecinos que han construido un pequeño altar con cruz incrustada.





En el Rincón de las Cuevas confluye el Barranco del Agua



con una poza a la salida de un corto desfiladero;









lo remonto desde una alberca vacía,



junto a una covachuela



semejante al interior de garganta o intestino rocoso;



cruzo con mucha precaución sobre un arco acueducto,





donde circula el agua por una tubería,





procedente de un nacimiento bajo el cantil al que iré después, no sin antes trepar un poco y acabar empapado en el intento.





Me interesaba comprobar si se podía remontar el Barranco del Agua, no salvarlo, para preparar una ruta, pero compruebo que no se puede sin material de escalada;



ahora si es el momento de echar un vistazo al nacimiento,



donde toma el líquido elemento la tubería de goma que he venido siguiendo; junto a unas higueras que han alfombrado el paso con sus hojas, ocultando el encharcamiento, que no el sonido del agua; mana fuertemente entre dos rocas,



dejando una poza de cristalinas y frescas aguas, donde las trepadoras viven a sus anchas.













Inicio la vuelta por sendero de pendiente acusada,



con excelentes vistas de las cavidades, donde me espera Rosa,





para volver por pista, a la carretera de vuelta al coche en pocos minutos.



Al estar cortada la carretera por el encierro, tuvimos que circular por interesante pista forestal asfaltada recientemente, nos sacó por Socovos a Tazona de vuelta a Murcia.

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