Rambla de Perea


Accesos por la Autovía Murcia-Caravaca RM-15, a Yechar por la MU-530, rodeando por su entrada, seguimos las indicaciones a Fuente Caputa. Salimos desde la carretera local que une Yéchar con los Campos del Cagitán, por donde transcurre la Cañada Real de Calasparra, a la altura de una nave gris aparcamos (38° 4'55.57"N  1°28'14.21"W).


Se nos acerca un perrazo creando confusión entre los canes que vienen con nosotros, lo soportaremos durante toda la ruta; tomamos camino por una doble pista paralela; la de arriba nos conduce frente a una nave blanca; descendemos por pista hormigonada a la Rambla de Perea, 


vemos grandes acumulaciones de agua fruto de lluvias pasadas; 


echamos un vistazo a un cortijo con horno empotrado y tres grandes eucaliptos al lado de una balsa.



A continuación, vemos un aprisco enorme donde se practica escalada; 


encontramos una cabrita solitaria y desorientada a la que damos consuelo; 


la rambla comienza a estrecharse presentando suelo rocoso; 



entre los paredones calcáreos, donde cuelga material de escalada, tarays y láminas de agua 






comenzamos a abrirnos paso salvando obstáculos arbustivos, 


cuando a unos 3 m antes de una conducción de agua, sostenida por pilares en medio del camino, vemos la roca cuajada de fósiles. 



Nos desviamos 


entre la maleza otoñal, 


para entrar en un aprisco donde hay filtraciones de agua.






La Rambla de Perea, alimentada por la Fuente Caputa (los romanos la nombraron como Caput Aquae o cabeza de agua), 


zona conocida por un manantial, a través del cual emergen las aguas infiltradas en los Llanos del Ardal 


(En el Ardal se encuentran los restos de una presa y un entramado de canalizaciones que abastecía de agua a las termas romanas de Fuente Caputa) 


no se considera afluente del río Mula, puesto que sus aguas son derivadas hacia el Embalse de La Cierva, 


se construyó gracias a Juan de la Cierva, diputado por Mula durante los primeros años del siglo XIX, al cambiar los cultivos los tradicionales de vid y olivo por los cítricos, aumentando las necesidades de agua para el regadío. 


También se trazó el ferrocarril Caravaca-Mula-Murcia, activo hasta mediados de los setenta, desmantelado por RENFE, al ser considerada la línea de poco rendimiento.


En una bifurcación, ascendemos por la derecha hacia las ruinas de la Casa de Perea, 





tomamos la fruta 


volviendo sobre nuestros pasos, para seguir una trocha a la derecha hacia un coqueto pinar 



y el vadeo por rocas del arroyo que trae más agua que de costumbre; 




continuamos por la traza senderil cruzando el canal 


y enlazando con la carretera entre cipreses y pinos; cruzamos el puente sobre la rambla, 


vemos las canalizaciones abandonadas que parten del Canal del Taibilla y la Central Eléctrica de Perea; 






alcanzamos el “Charcón” o balsa grande 




donde hacemos una parada disfrutando del momento.



Retornamos por el camino de la ida, continuando sin cruzar el arroyo, en el cruce, 


descendemos a la rambla 









caminando hasta el enlace de la ida, 



pero esta vez nos desviamos a la derecha 


cruzando por abajo la rambla, 



para ver las ruinas de la Cortijada de La Cueva, 



con un pinsapo en su entrada, 




chimenea en su interior 


y enseres varios; 



solo nos queda continuar pisteando por asfalto a los coches y tomarnos unas migas. 


Es recomendable no realizar esta ruta cuando aprieta el calor o con lluvias muy recientes.

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