Rambla de Perea
Se nos acerca un perrazo creando confusión entre los
canes que vienen con nosotros, lo soportaremos durante toda la ruta; tomamos
camino por una doble pista paralela; la de arriba nos conduce frente a una nave
blanca; descendemos por pista hormigonada a la Rambla de Perea,
vemos grandes
acumulaciones de agua fruto de lluvias pasadas;
echamos un vistazo a un cortijo
con horno empotrado y tres grandes eucaliptos al lado de una balsa.
A continuación, vemos un aprisco enorme donde se practica escalada;
encontramos una cabrita solitaria y desorientada a la que damos consuelo;
la
rambla comienza a estrecharse presentando suelo rocoso;
entre los paredones
calcáreos, donde cuelga material de escalada, tarays y láminas de agua
comenzamos a abrirnos paso salvando obstáculos arbustivos,
cuando a unos 3 m
antes de una conducción de agua, sostenida por pilares en medio del camino,
vemos la roca cuajada de fósiles.
Nos desviamos
entre la maleza otoñal,
para
entrar en un aprisco donde hay filtraciones de agua.
La Rambla de Perea, alimentada por la Fuente Caputa (los
romanos la nombraron como Caput Aquae o cabeza de agua),
zona conocida por un
manantial, a través del cual emergen las aguas infiltradas en los Llanos del
Ardal
(En el Ardal se encuentran los restos de una presa y un entramado de
canalizaciones que abastecía de agua a las termas romanas de Fuente Caputa)
no
se considera afluente del río Mula, puesto que sus aguas son derivadas hacia el
Embalse de La Cierva,
se construyó gracias a Juan de la Cierva, diputado por
Mula durante los primeros años del siglo XIX, al cambiar los cultivos los
tradicionales de vid y olivo por los cítricos, aumentando las necesidades de
agua para el regadío.
También se trazó el ferrocarril Caravaca-Mula-Murcia,
activo hasta mediados de los setenta, desmantelado por RENFE, al ser considerada
la línea de poco rendimiento.
En una bifurcación, ascendemos por la derecha hacia las
ruinas de la Casa de Perea,
tomamos la fruta
volviendo sobre nuestros pasos,
para seguir una trocha a la derecha hacia un coqueto pinar
y el vadeo por rocas
del arroyo que trae más agua que de costumbre;
continuamos por la traza
senderil cruzando el canal
y enlazando con la carretera entre cipreses y pinos;
cruzamos el puente sobre la rambla,
vemos las canalizaciones abandonadas que
parten del Canal del Taibilla y la Central Eléctrica de Perea;
alcanzamos el “Charcón”
o balsa grande
donde hacemos una parada disfrutando del momento.
Retornamos por el camino de la ida, continuando sin cruzar
el arroyo, en el cruce,
descendemos a la rambla
caminando hasta el enlace de la
ida,
pero esta vez nos desviamos a la derecha
cruzando por abajo la rambla,
para ver las ruinas de la Cortijada de La Cueva,
con un pinsapo en su entrada,
chimenea en su interior
y enseres varios;
solo nos queda continuar pisteando
por asfalto a los coches y tomarnos unas migas.
Es recomendable no realizar
esta ruta cuando aprieta el calor o con lluvias muy recientes.
Descargar track
Descargar track
Comentarios
Publicar un comentario