Cresteando por la Sierra de los Villares

Existen dos pasos naturales de comunicación directa entre la Vega de Murcia y el Campo de Cartagena, atraviesan el frente de montaña de falla prelitoral Carrascoy-Villares, uno es el Puerto de La Cadena y el otro el Puerto del Garruchal, por el que accedo en coche al Collado de Las Zorras en la Venta del Garruchal.

Salgo caminando con frío intenso por el camino asfaltado de las Casas del Collado en la Sierra de los Villares, su nombre lo debe a la necrópolis de una “villae” romana en Baños y Mendigo; 

tuerzo a la derecha por pista, rodeando las cocinas de la venta, para comenzar el largo cresterio por la parte occidental de esta sierra.

Con la vista puesta en el prominente Cabezo Gordo, sito en el escenario de un Mar Menor sobre el que se ciernen unos abigarrados nubarrones; 

no hay senda, hay que caminar por suelo pedregoso y matorralero a base de espartos, espinos, romeros, jaras, lentiscos, uñas de gato, etc.; 

salpicado de pinos carrascos, muy abundantes bajo la zona norte, 

algunos situados en la cresta lomera, han pagado caro el azote de los vientos y la falta, tanto de tierra como de agua.

A las dificultades del gélido viento del Norte, mientras voy pisando por el filo rocoso, 

he de sumar los 3 destrepes a realizar, 

aunque existe un sendero de cazadores por la derecha, al que recurrir cuando resulta imposible seguir por encima de la cresta; 

la abundancia de conejo y perdiz, además de las migratorias paloma torcaz  y tórtola, son presas de la zona dotada con diversos cotos de caza menor; a lo largo del periplo rutero, aparece a la derecha el sendero de ascenso desde Los Morales y el enlace con el otro que asciende por la derecha desde la Pista de los Cazadores.

Con vistas del Mar Menor y de los resort del Valle del Sol, 

alcanzo el vértice geodésico de la cima del Puntal (484 m), 

tras un pequeño descenso, continuo para coronar los dos cerros que quedan; 

el último es el más espectacular, presenta lajas rocosas impregnadas de grandes manchas del liquen Xantoria parietina, 

con el añadido del “ojito” una abertura entre rocas areniscas fosilíferas.

Voy descendiendo atento a las curvas de nivel, 

para derivar hacia la derecha y enlazar con otro sendero de cazadores marcado con hitos; bajo la Solana del Cerrillar aparecen plantaciones leñosas de almendro, olivo y citricos; 

sigo monte través por el atochar, hasta enlazar con la Senda de La Vagoneta; 

encaro algunos repechos aislados, convertidos en dificultoso barrizal; bordeando la parte norte dominada por la umbría, luce una impresionante cubierta vegetal pero sin setas aún.

El sendero se hace pista irregular y aparece entre los pinos un vagón de Renfe; fueron puestos a la venta en tiempos para uso agrícola, aunque también podían utilizarse como vivienda provisional sin servicios;

salgo a la pista principal cerca de la Casa del Sordo con vistas de Columbares, 

me deja en el aparcamiento de la Venta del Garruchal.



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