Coto Minero del Distrito Gilico-Cabecico del Trigo-Barrancos del Taray y Postes del Nevado
Accedo desde la Autovía Murcia-Caravaca, salida 33 por la RM-552 hacia Calasparra, con vistas de la Casa del Manantial, giro en el cruce a Gilico por pista de buen firme y tras 4,5 km aparco
junto a las instalaciones del Coto Minero del Distrito Gilico en el término municipal de Cehegín.
Salgo caminando hacia los edificios, transformador y lavaderos
con vistas del gran lago que fue el laboreo a cielo abierto de la mina María, provocado por una gran avenida del Río Quípar en Noviembre de 1988; el Pozo Kinito era una mina de extracción mineral a cielo abierto de magnetita,
su gran oquedad junto al río Quipar, hizo necesario desviar y canalizar las aguas del río para no afectar a la explotación. El hueco de la mina tiene un volumen de 3.600.000 m³, con una profundidad de 90 m.
La magnetita (Fe3O4) con un 70%
de hierro y propiedades magnéticas se exportaba a Alemania, la guerra mundial
de 1914 supuso la quiebra del negocio; acabó el “cable” desmontándose en 1954,
fue transportado y reutilizado en las minas leonesas.
El “cable” (tren aéreo con vagonetas), transportaban el
mineral desde el Coto Minero de Cehegín y el Distrito Gilico, hasta la Estación
de Tren de Calasparra; este último se inauguró en 1908 con sistema Roll, de 15
km de largo y movido por la energía eléctrica del Salto de Cañaverosa.
Camino feliz por pista en ascenso
con vistas del Almorchón
paralelo al Barranco de los Postes del Nevado; sin saber que mis planes iban a torcerse y acabaría allá abajo,
giro por la pista previa al Cabezo de las Balas
con la idea de alcanzar la confluencia de Arroyo Hurtado y el Quipar, retornando por la Florida, pero mis pretensiones chocan contra el vallado del coto en la Encomienda,
aunque lo sigo
un trecho con grandes dificultades, veo que se prolonga hasta donde alcanza la
vista; me vuelvo y lo intento por otra pista pero muere en un abandonado
colmenar.
Retomo la pista principal y también el “Plan B”, subir al Cabecico
del Trigo; en el Museo Arqueológico Municipal de Cehegín, proveniente del
yacimiento argárico del Cabezo del Trigo excavado por Miguel San Nicolás en los
años 90, proporcionaron unas sepulturas en vasijas o grandes urnas cerámicas
carenadas, hecha a mano, con una copa de cerámica en el interior, que nos
remite a los rituales funerarios de la época, donde se localizaban los
enterramiento bajo los suelos de las viviendas, hace aproximadamente 3600 años.
Para ascender a su cima, tomo una pista que acaba en un bancal de almendros
y monte arriba con gran pendiente,
salvando cornisas de pinar y apoyando manos sobre la roca final, corono su cumbre veo una hoya circular
y restos de cerámica
por donde
inicio el descenso; la ladera herbosa entre rocas hace que extreme las
precauciones hasta el terreno abancalado por el que enlazar con el track de la
ida.
Como voy bien de tiempo, usaré el “Plan C”; cuando aparece por mi derecha en Los blanquizales un ramblizo
que desemboca en el Barranco del Taray pasando por alguna angostura,
sorteando algún árbol caído
y realizando un “destrepe arrastra culo” en una represa.
El Barranco del Taray va provisto de agua, acompañada en todo momento por un tupido cañar;
en la charca provocada por otra represa,
tras intentar continuar orillando el cauce unos metros mas adelante,
por impenetrable,
doy la vuelta y asciendo por la izquierda, a partir de aquí tengo
que seguir las trochas de los animales cuando aparecen, para intentar progresar
por este entorno tan salvaje cambiando de orilla constantemente.
Enlazo con Barranco de los Postes del Nevado, con abundantes tramos encharcados;
espanto a un búho real;
como ahora voy mal de tiempo decido tomar monte arriba para volver pisteando cómodamente
por esta zona cargada de historia: las crecidas del Río Quípar eran aprovechadas por los romanos para el cultivo de olivo (aceite) y cereal (trigo); testimonio de épocas remotas son la humilde necrópolis en la Casa de la Vereda y de la existencia de un ajuar funerario en el Cortijo de los Panes. Como paraje natural amplio de pastos y agro de secano que es, me veo rodeado de cabras en estampidacuando doy por finalizada esta improvisada y extraña ruta.
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