EL CUENTO DE LOS SIETE PEÑONES


EL CUENTO DE LOS SIETE PEÑONES

Capítulo 1  “La Maldición del Andarín Empedernido”

Érase una vez en la apartada Comarca del Noroeste, donde residía Don Enrique, Rey del Jardinico; 


obligado a viajar por todo el mundo mundial, andando y andando incansable, quemando suelas y cambiando uñas; y todo ello por culpa de la maldición que pesaba sobre el cabeza de familia generación tras generación, impidiéndole “encontrarse a sí mismo” por más vueltas y revueltas que diera o diese.


Un día, aconsejado por Agustín, "Mano derecha del Rey", reunió a sus mejores amig@s, para resolver de una vez por todas tamaño problema; armados con sus dobles varitas mágicas y baúles a la espalda, marcharon en busca del Oráculo a la Cueva de la Fuente del Marqués, 




para seguir los sabios consejos de Rafa, el Rey Mono; 


este les dijo por señas, que se habían de cumplir tres condiciones y en cuatro horas justas, para librarse de la vieja “Maldición del Andarín Empedernido”. 



Tendrían que viajar todos al Reino de los Siete Peñones, donde no hay caminos de paso, ni carteles orientativos; 


la primera condición sería encontrar al Pollo-Piedra, e invocar el conjuro de “Andarines Caminando por La Vida”; 


la segunda condición, extraer agua del cielo, depositada en la “Bañera Pétrea”, haciéndola bendecir antes de lavarse las manos con ella el interfecto, osea, el Rey Enrique; 


la tercera condición y más difícil, ir a la “Rambla Salvaje de Entraras y Nunca Volveras”.



Capítulo 2  “La primera condición”

Comenzaron su andadura desde el Paraíso de las Fuentes; 




al principio caminaron por sendero mágico, 


pero a medida que se acercaban al Reino de Los Siete Peñones, 



el efecto de la magia iba desvaneciéndose poco a poco, 



hasta que tuvieron que abrirse paso, pisando las cortantes olas del mar rocoso y sus algas fosilizadas; 



cuando les fallaban las fuerzas, el Maestro Anthercas hacía un alto para reponerse, se fortalecían tomando las pócimas del Mago Boticario Akin.


Aunque se hallaban muy cerca del cielo, 


no padecían de viento, ni frío o lluvia 


pues las Hadas Andarinas María y Ana, con sus hechizos lo impedían; 


anduvieron coronando y contando Peñones uno tras otro, 




hasta que el dedo gordo del Elfo Pepe Serrano, tropezó con el Pollo-Piedra 


y “Juaquín” cofundador del Grupo, recitó en voz alta las palabras mágicas: “Para vivir así más vale no morirse”; se había cumplido la primera condición.



Capítulo 3 “Divide y vencerás”

Como iban muy mal de tiempo y cundía el desánimo, el Príncipe Enrique y su Capitán de la Guardia, Hilario, marcharon en busca de la “Bañera Pétrea”; 



el resto del equipo, con muchas dificultades y agobios 


penetraron en la “Rambla de Irás y No Saldrás” o de Irás y no Volverás, 


hace tanto tiempo de esto, que ya me falla la memoria y se atasca a pluma; el caso es que el sabio Jose Luis, las Hadas Ana y María, el Maestro Anthercas, el Mago Akin, Pepe el Elfo, Juaquín el Campeón Nórdico y Paco el Chamán, emprendieron la aventura más aventurera, peligrosa y terrorífica de sus vidas.



Capítulo 4 “La Rambla Salvaje de Entraras y Nunca Volveras”

El lentísimo avance contrarreloj, salvando cuantos obstáculos hallaban en el fondo de la rambla, 


no iba a ser suficiente para salvar al Rey, a menos que interviniera el único con poder para comunicarse con el bosque hostil; 


así lo hizo Paco el Chaman mordiendo lentisco; aunque, además del mal sabor de boca que le quedó, el precio fue demasiado alto; las Hadas Andarinas acabaron pinchadas cual erizos; el elfo, lisiado al caer en un pozo, 


aunque prontamente rescatado por el Campeón Nórdico, sus heridas aún sangran cuando bebe o se santigua; 


el sabio Jose Luis perdió la cordura, aunque ya estaba acostumbrado a olvidar que se le olvidaran las cosas en el Olvido; al mago boticario le entró una cagalera espantosa y no paraba de intentar plantar pinos, pero solo abonaba la tierra “cagando a gallete”; al Maestro le entró una risa floja y solo decía incoherencias, como que iba a repartir la paga de guía entre los pobres desgraciados.



Capítulo 5 “El Barranco del Agua”

Vagaron y vagaron, 




hasta que el Chaman dijo que había visto un claro entre la espesura; pronto se corrió la voz, no se lo podían creer, despertaron del somnoliento letargo y ¡¡OHH!! Sorpresa, “El Barranco del Agua”, apareció ante sus ojos, 


un maravilloso camino con piedras para todos los gustos y tamaños, sin la asquerosilla vegetación verde, ni las diminutas setas tericiosas, 


troncos resecos y carcomidos, trepadoras atrapa gentes, pozos sin fondo, plantas pinchosas, etc.; estarian salvados si llegaban a tiempo al Jardinico, siempre y cuando el Príncipe hubiese conseguido su objetivo; 


cuando al paso, encontraron la “Bañera Pétrea”, 


la duda empezó a corroer al equipo, ¿habrán llegado hasta aquí el príncipe y su capitán?; ¿Habrán bendecido el agua en la Basílica de la Vera Cruz? ¿Le habrán quedado limpias las manos después de lavarse sin jabón? … en el capítulo siguiente lo sabremos.



Capítulo 6  “Despejando maleza… digo dudas”

Cubrieron la distancia restante 




reuniéndose en la Corte, donde esperaban Manolo, “Nómada del Viento”; Juan Segundo, “Maestro de Ceremonias” y María Teresa, “Wedding Planner” del reino. 


Si; se habían conseguido en tiempo y manera las tres condiciones … un aplauso y emoticones felices; de la celebración se habla hasta en los libros de texto, la leyenda, aún hoy, sigue corriendo sin parar de boca en boca, como las magníficas viandas que allí se consumieron. 




Epílogo

A ver …  de verdad alguien se cree esta trola; ni el mismísimo Calleja piensa que Enrique va a dejar de andar, andar, andar y andarrr … nunca, jamás de los jamares. Colorín colorado porque el festín se ha terminado.

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