Castillo de la Asomada
Debido a las lluvias recientes, los
arrastres han acumulado mucho barro en esta zona y perdemos una hora para sacar
uno de los dos coches atascado tirando con el otro gracias a una cuerda y a la
ayuda de un par de ciclistas.
Aunque los problemas nunca
vienen solos como veremos más adelante.
Comenzamos la andadura pasando el túnel,
ascendiendo por la
derecha paralelos a la autovía; el ancho sendero alcanza un poco altura e
iniciamos, antes del descenso donde parte el sendero clásico, la subida monte a
través por zona despejada hasta la torre del tendido eléctrico; continuamos por
la derecha
con fuerte olor a las plantas aromáticas que vamos rozando, mientras
nos abrimos paso por zona aterrazada,
hasta enlazar con el sendero de subida
casi al final de la pista, que para nosotros será de ida. A nuestra derecha, podemos ver en el Cabezo del Puerto, la
silueta del Castillo de la Asomada al que nos dirigimos;
progresamos entre
sabinas, pinos y eucaliptos
al cruce con la pista principal;
la seguimos por su
derecha 400 m
hasta la entrada por la del Collado Mosqueras; ascendemos la dura
rampa del Cabezo del Puerto, con un tramo rocoso donde tomar precauciones,
por
el peligro que supone dar un traspiés o resbalar por la superficie lisa; cuando
alcanzo la zona de confort con Perrete Tierno en brazos, Simba, decide que no
sube y sin hacer caso de Fina su dueña, toma distancia por si acaso le echo
mano, ya que desciendo para intentar subirla; ante semejante situación Rosa y
Fina se vuelven y yo sigo con Perrete.
Termino de ascender y rodeo las ruinas del Castillo de La
Asomada, construido hacia mediados del siglo XII, recinto rectangular con muros
flanqueados por tres torres y torreones en las esquinas,
diseñado como edificio
estratégico para el control del espacio y comunicaciones entre la costa y el
interior, nunca llegó a terminarse aunque fue declarado Bien de Interés
Cultural en 1985.
Su construcción se le atribuye a Muhámmad Ibn Mardanish, apodado
por los cristianos como el rey Lobo, emir de la segunda taifa murciana; militar
andalusí,
se opuso a la invasión de los almohades, que a pesar de su poderoso
imperio, no pudieron conquistar por completo sus dominios hasta que murió.
Polémico personaje que no dudó en contratar mercenarios, pagar tributos
(parias) o asociarse con reyes cristianos; gobernó Valencia, administró Almería
y León, extendiendo sus dominios a Jaén, pero lo más importante para Murcia fue
que potenció la artesanía y el desarrollo agrícola, mejorando la compleja red hidrológica
(acequias, azudes, norias, acueductos).
Se levantaron residencias, palacios y
fortalezas como símbolo de su poder estatal como el palacio del Castillejo de
Monteagudo. Como la tipología del edificio no parecía ajustarse a la de
un castillo o edificio militar, sino a un edificio civil,
las sucesivas
prospecciones arqueológicas en el “Castillo de la Asomada”, han permitido
identificarlo como el panteón de los emires murcianos. Abu Bakr b. Hud, último
emir efectivo de Murcia, desmontó y destruyó el panteón en 1266, llevándose los
restos de sus antepasados al exilio.
Toca descender por sendero rocoso de piedra suelta y zigzagueante
trazado;
un lagarto ocelado se apresura a esconderse y una salamanquesa hace lo
propio bajo un pedrusco;
a medida que vamos bajando aumenta el arbolado y las
sombras;
las muestras de esta primavera confinada y lluviosa nos dejan
encantados;
desde el Barranco del Castillo, cruzo por debajo de la autovía
cerca de las Casas del Civil de vuelta al aparcamiento.
Ahora a esperar, Rosa y
Fina, a las que mando la ubicación de vuelta a los coches, se han despistado un
poco. Una mañana cargadita de sorpresas para una ruta bonita, corta e intensa.
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