Sendero del Portajo-Bunker de Purias-Finca y manantial de Cardona-Sendero de Los Álamos-Grupo Ramona

Accedemos desde la Autovía Lorca-Águilas (RM-11), por la salida nº14 a Purias (RM-621); en 800 m, giramos a la derecha por pista de tierra y en 300 m aparcamos junto al vallado de una nave.

Partimos por la pista unos metros, cambiando de dirección a la izquierda, cortamos la Rambla de Purias

 y comenzamos el ascenso por el Sendero del Portajo, 

con matorrales termomediterráneos: palmitares, lentiscares, tomillares y retamares; 

en 290 m, torcemos a la izquierda por el sendero mampostero, 

entrando por la línea de trincheras de la Guerra Civil Española, 

en uno de los dos núcleos de Resistencia de Purias, al bunker o casamata 

con nido de ametralladoras para tres máquinas (8013C);

 forma parte de la línea defensiva de Purias; cuando ya iniciada la guerra se consolidan los frentes, se hace necesario crear fortificaciones de hormigón y acero, empleados por la tecnología militar de  entonces, obedecían a un plan de defensa estratégico, que abarcaba desde Águilas a Guardamar (Tebar, Purias, Paretón y Cantareros, Los Guiraos y el Puerto de La Cadena en la Sierra de Carrascoy);

 su función era la de evitar ataques por tierra a la otra línea de defensa naval con puesto de mando en Cartagena, inconquistable por mar y con los antiaéreos que defendían sus cielos, solo quedaba proteger la ciudad de una posible invasión terrestre.

Descendemos unos metros, entrando en el agobiante bunker con tres nidos de ametralladoras; las trincheras, casamatas y nidos de ametralladoras, suponían una economía de soldados para su mantenimiento y defensa, debido a la privilegiada posición dominadora, que ostentaban por su ubicación en alto y con vistas.

 En el diseño de la trinchera, se curvaba cada cierta distancia, para que el enemigo no pudiera enfilar la trinchera completa si lograba penetrar, también por si explotaba una bomba, para que la metralla y onda expansiva no causase estragos; los laterales se recubrían con sacos de arena, astillas, trozos de madera y alambre. 

En el suelo se colocaban planchas de madera y se abrían canales a modo de desagüe; el lado de la trinchera que miraba al enemigo se le llama el parapeto (del italiano "-petto", que significa "pecho"), y tenía un escalón de fuego o de tirador; el lado trasero se denomina el parados (del francés "-dos", que significa "espalda").

Volvemos al sendero de ascenso 

para descrestar un cerro de 564 m, 

descendemos en la zona de El Molino, dejando a nuestra izquierda las ruinas de las Casas Terrones;

 sendeamos por dos collados, 

entrando a echar un vistazo a dos bocaminas, 

antes de alcanzar las ruinas de Casa Reverte; 

descendemos 

a la pista que cursa la Rambla de Purias; 

hace menos de medio siglo se cultivaban sandías, guisantes y altramuces, pero también cereales (trigo, centeno, maíz...) y otros cultivos de secano como almendros y olivos. 

Por eso es común la presencia de viejas balsas de riego; 

rodeando las ruinas de la Casa de Montalbán, 

entre eucaliptos de alto porte, 

torcemos hacia la espléndida Finca de Cardona,

dotada de zonas para el relajamiento de sus moradores, dispone de hornos, 

estanque, 

bancos,

 casetas,

 jardines

 

y terraza, 

para deleitarse rodeados de un paisaje conmovedor 

con vistas del Almorchón de Cardona.

Retomamos la pista 

siguiendo rectos en la bifurcación, 

para descender por escaleras con peldaños rematados con troncos de pino, al escondido Manantial de Cardona, 

un refrescante lugar donde el agua mana entre las peñas del Barranco de las Oliveras;

 

retomamos la pista, para continuar ascendiendo un trecho por dicho barranco; 

se convierte en el Sendero de Los Álamos, 

bordeando tres cotas que superan los 600 m bajo el Cerro de los Álamos (698 m), 

vemos abajo una explotación minera con el castillete en ladrillo, escombreras y las ruinas de los edificios que la conformaban.

Poco más adelante, bajamos por la pista del paraje de Villarreal, 

donde explorar 

las bocaminas y pozos correspondientes al Grupo Ramona,

 

para la extracción del mineral de hierro, principalmente hematites; 

en funcionamiento desde mediados del siglo XIX, hasta finales de la I Guerra Mundial; favorecidos por la construcción del ramal de ferrocarril  hacia Águilas, 

se retomó el laboreo en 1947 hasta su final en 1960; penetro en sus galerías un corto tramo, extasiado por las tonalidades cromáticas de sus paredes; 

al otro lado de la pista se halla el brocal de un pozo profundo; 

poco más abajo las ruinas del polvorín

 y la rampa construida de mampostería, 

que moría en el brocal de un pozo-tolva, 

por donde el mineral caía hasta la planta inferior, unos10 m abajo.

Salimos al Lorca Resort Golf & Spa; caminamos por sus calles sin urbanizar por culpa de la burbuja inmobiliaria; bajo el Cortijo de la Quinta, 

cruzamos el Barranco de Zapata, torcemos por la derecha en el cruce del transformador, descendiendo por sendero y cultivo de almendros a la pista de vuelta al aparcamiento, sin haber visto ningún camaleón o tortuga mora, especie protegida en la Sierra de Almenara, a la que poco le falta para salir de su letargo, dada la incipiente primavera.


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