Caminata por el Paraíso de Espuña

Accedo desde Alhama de Murcia por la carretera de Fuente Alta, hacia el área recreativa de la Fuente del Hilo; aparco en el Centro de Interpretación y visitantes Ricardo Codorniu; su Sala de Interpretación dispone de paneles, maquetas y elementos interactivos.

Salgo caminando detrás del panel informativo rutero por traza senderil, asciendo por suelo pedregoso y matorralero, 

me cruzo con un insecto polinizador, se trata del abejorro común (Bombus terrestris) de color negro con dos bandas amarillas; las reinas son las de mayor tamaño, llegando a medir hasta 22 mm, los machos miden entre 14-16 mm, las obreras son pequeñas. 

En la bifurcación de senderos,

 tuerzo a la derecha por el Sendero de Cejo Negro; 

encuentro un Cytinus hypocistis, especie de planta parásita que es polinizada por las hormigas, se la conoce como colmenilla y chupamieles, porque oprimidas entre los dedos, las flores liberan un néctar dulce. 

Desciendo a la pista que rodea la finca de Campis, cuyos ingresos además de subvenciones, provienen de la venta de agua, almendras y naranjas de sus 1200 has.

Comienza a llover según previsiones; a los 2,4 km, sigo recto en la unión con la pista a las “Milcurvas” (Senda de Fuente Alta PR-MU 76); 

corto la carretera continuando por la Pista Forestal a la Garita del Turullón; 

paso bajo la caseta contra incendios, 

descendiendo por una trialera que hago en bici, con precaución por el suelo mojado y la piedra suelta;

 en la unión de senderos, viro a la izquierda bajando por denso pinar a la Pista Umbría del Río Espuña;

 

en 550 m, desciendo en busca del Caño Espuña

 y el Refugio de Fuente Bermeja donde tomo el bocata.

Delante de su fachada y a la izquierda, 

sale el sendero al nacimiento 

junto a los Pinus sylvestris o pinos bermejos, pueden alcanzar los 30 m de altura; las referencias al color rojo o bermejo se debe a su corteza, de un rojo subido en la parte alta del tronco, y pardorrojiza en la inferior; 

le gustan los suelos fértiles y profundos, resiste la sequía y el frío, pero no tolera la contaminación. 

Asciendo pegado al ramblizo el primer tramo, 

hasta incorporarme a la Senda del Águila; 

la sigo por la izquierda durante 700 m, entrando en el paraje exuberante de La Selva, 

resguardado, con vegetación exuberante de trepadoras y pinos de considerable tamaño; 

me acerco hasta el recuperado Caño del Barranco de Leiva.

Vuelvo brevemente sobre mis pasos, para tomar en ascenso un sendero que remonta el Barranco de Leiva,

 debido a las constantes lluvias, la cubierta vegetal alberga setas entre los romeros y las jaras;

 paso bajo un bosquete de altos y viejos cipreses 

a las Cuevas del Barranco Leiva

 para, cruzando la carretera, continuar por el Sendero del Berro en ligero ascenso; 

veo un resplandeciente Ombligo de Venus adherido a la roca mampostera de un dique.

A la vista del antiguo Sanatorio Antituberculoso, por la izquierda en ascenso progresivo, continuo por el Sendero de Los Siete Hermanos

 cruzando por su Collado; 

en la bifurcación con el Sendero de la Solana de Los Corrales, 

sigo a la izquierda; 

pasa junto a una calera;

entro por el lecho del Río Espuña durante 200 m; 

a mi izquierda hay preciosos fresnos de flor; salgo a uno de los antiguos viveros destinados a las repoblaciones forestales, 

con especies introducidas como los pinsapos, sabinas de Cartagena, cipreses, pinos rojos (Pinus sylvestris), quejigos andaluces, olmos de montaña, etc. Cruzo por la plantación escalonada con muretes de mampostería, sorteando zumaques

 y Cercis siliquastrum, 

conocido como árbol del amor, por la forma de corazón de sus hojas, o árbol de Judas, pues se cree que Judas Iscariote se quitó la vida colgándose en uno de ellos; 

enlazo con la pista en ascenso, tuerzo en el primer cruce a la izquierda; en progresivo ascenso, 

llego a una curva cerrada, donde iniciar el descenso por traza senderil, 

hacia una plantación con Cedros del Atlas, 

disfruto de la belleza del paradisiaco lugar, 

caminado por intuición girando la cabeza como un faro, 

desbordado ante la magnitud y clases de arbolado,

 

voy absorbiendo detalles a cada paso

 por el aterrazado paisaje, 

cruzo bajo un abigarrado núcleo de Cipreses de Cartagena (Tetraclinis articulata), 

el suelo se halla plagado de sus piñas de 4 escamas con forma de corazón, albergan pequeñas semillas aladas;

 corto el cauce pendiente de volver al otro margen; lo hago por una trocha junto a un vistoso cercis, ilumina mi camino de salida ramblero; 

asciendo arduamente a una pista aérea en desuso.

Me saca a la carretera de Casa Leiva; cambio de dirección durante 800 m

 cruzando el Caño Espuña, 

tuerzo a la izquierda por sendero boscoso

 pasando el Barranco del Marqués 

me eleva a Fuente Rubeos -pequeño manantial (S. XIV) con forma de media concha y bancos de piedra (1915) traída de la famosa cueva de La Matea-

 y La Casa de Rubeos (1926), 

edificada por el arquitecto y vicepresidente de Tropa de los Exploradores de Murcia (Rafael Castillo),

 simula un chalet suizo de montaña; fue bautizada con el nombre de La panificadora, por disponer de amasadora y horno de pan que abastecía a los campamentos, con el tiempo pasó a ser Casa de los Agentes Forestales y después a la Comunidad Autónoma. 

A unos metros queda el aparcamiento.


Descargar track

Comentarios