Candelaria

Accedemos por las TF-1 y TF-283 al aparcamiento junto al mar de Candelaria, municipio del Valle de Güímary perteneciente a la provincia de Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias.

Comenzamos el paseo a la altura de un antiguo bunker, para entrar por su calle principal Obispo Pérez Cáceres, echando un vistazo a sus tiendas,

 algunas de ellas dedicadas a la venta de todo tipo de objetos religiosos

 y marineros; 

desembocamos en la gran Plaza de la Patrona de Canarias.

Cuenta la leyenda que en el siglo XIV, dos pastores caminaban con su ganado por la Playa de Chimisay, encontraron una talla de mujer con un niño en su brazo derecho y una vela verde en el izquierdo, este detalle dará el nombre a Candelaria por la candela que portaba.

Con el tiempo y antes de la conquista de la isla, esta imagen cristiana se convirtió en una deidad de adoración de los guanches.

Desde la cueva del mencey o rey la trasladaron hasta la Cueva de Achbinico, el primer gran Santuario de la Virgen de la Candelaria construido en 1668.

Tras el aumento de las peregrinaciones de los devotos y el incendio que sufrió el templo original, surgió la necesidad de construir un templo más grande (la actual basílica), 

con capacidad para 5.000 personas, además, en 1826, un fuerte temporal arrastró la imagen hasta el mar; un año después, el escultor Estévez del Sacramento tallo la imagen, que ahora se encuentra en el interior de la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, 

mezcla ecléctica de los diferentes estilos constructivos que se han dado en Canarias.

Seguimos caminando por el paseo marítimo 

observando la multitud de cangrejos moro, colorado o negro (Grapsus adscensionis) 

propio de las costas atlánticas de las islas macaronésicas (Canarias, Azores, Salvajes y Madeira) y de Marruecos, además de la isla Ascensión. 

Los adultos tienen un color rojo brillante con patas amarillo-anaranjado, mientras que los cangrejos juveniles son de color marrón oscuro o casi negro; pasan gran parte del tiempo fuera del agua y se alimentan solamente durante el periodo de marea baja. 

Su captura está prohibida entre el 1 de diciembre y el 31 de marzo del año siguiente; 

la talla mínima para su pesca es de 60 mm de anchura del caparazón; el mariscador profesional puede capturar hasta un máximo de 10 kg/dia, mientras que para el marisquero de recreo se autoriza un máximo de 3 kg/día.

Llegamos al final del paseo donde vemos La Cova de Achbinico o de San Blas, primer templo cristiano en Canarias , en este lugar los guanches rendían culto a la Virgen de la Candelaria; el topónimo “Achbinico” se traduce como “he aquí el derrame”, cueva usada para el ordeño de las cabras y para la realización de algún tipo de culto.


A ella fue trasladada por los guanches la primitiva imagen de la Virgen de Candelaria; tras la conquista de Tenerife, el 2 de febrero de 1497, se celebró en ella la primera Fiesta de las Candelas. En 1526, tras el traslado de la Imagen a un nuevo templo, pasa a denominarse Cueva de San Blas. Tras el incendio de la antigua Basílica y del Convento de los Padres Dominicos, la imagen retorna a la cueva, y en 1789 se construye la capilla anexa actual.

A su lado, separada por un vallado, vemos la cavidad denomina “de los camellos”, en referencia a su uso para albergar dichos animales, propiedad de emigrantes majoreros (gentilicio de los habitantes de Fuerteventura); durante los años 40 se emplearon para ser alquilados en determinadas tareas agrícolas y en las obras de construcción de la actual Basílica. Popularmente se dice también, que esta cueva fue usada por los peregrinos que se desplazaban en camello.

Los guanches, hombres altos, robustos y fuertes, procedían de los pueblos bereberes o amazighes del norte de África y fueron conquistados por los españoles en 1496; generalmente vivían en cuevas, se dedicaban al pastoreo de cabras y ovejas, complementando su economía con la agricultura; practicaban el marisqueo y la pesca; iban vestidos con pieles, elaboraban sus propias herramientas y bastones de madera, como símbolo de la jerarquía que ostentaban, aunque sólo los jefes o menceyes podían llevar este bastón de mando.

A la vuelta, vamos entretenidos observando las 9 esculturas elaboradas en bronce (1993) por el escultor lagunero José Abad. 

La isla estaba dividida en nueve menceyatos o territorios: Abona, Adeje, Anaga, Daute, Güímar, Icod, Tacoronte, Taoro y Tegueste,

 cuyos habitantes eran conocidos como los guanches y su dirigente era el mencey; la virgen de Candelaria fue su principal deidad, a quien llamaban Chaxiraxi, Madre del Sustentador del Cielo y de la Tierra.

Finalmente, entramos en una terraza con vistas, 

disfrutando del entorno antes de volver al aparcamiento.

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