AR Cresta del Gallo-PR MU 49-El Ojo-Sima de Santa María-Cueva Horadada-Cueva de la Tonsura
Partimos 4 miembros del grupo Caminando por La Vida, a dar
una batida en ruta de exploración; caminamos por el Sendero de la Cresta del
Gallo PR-MU 49 durante 750 m;
lo dejamos por otro a la derecha con las marcas
en cruz; nos dirige hacia la Cresta del Gallo; formación montañosa con 523 m de
altura máxima, integrada en la llamada Cordillera Sur del Macizo de la Sierra
de Carrascoy;
desde el año 1931, está declarado como sitio natural de interés
nacional, debe su nombre al conjunto de grandes rocas de color rojizo, que
adquiere al atardecer y le dan el aspecto de cresta de gallo;
aunque llamada
popularmente “La Panocha” por su apariencia de mazorca de maíz, monolito rocoso
de 55 m de altura.
Las paredes abruptas y escarpadas de la Cresta del Gallo, así
como la verticalidad de algunas de ellas, fomentan la práctica de la escalada;
originalmente
la escalada aparece como actividad derivada del montañismo, en el siglo XIX
cuando la actividad propiamente dicha nació en Dresde (Alemania) y en Inglaterra.
A lo largo de un siglo, el material mejoró al ritmo de las actividades de
los escaladores; las vías de creciente dificultad evolucionaron y a partir de los años 1960 aumentaron con la aparición de los Rocódromos, canteras de escaladores.
El sendero arbustivo se bifurca, derivamos hacia la
izquierda
para acceder a la Cresta del Pollo y por ramal empinado al “Ojo”,
formación rocosa horadada con vistas a la Sierra de Orihuela;
descendemos al
sendero de acceso
y tras unos metros bajamos a la Sima de Santa María,
dispone de una placa conmemorativa; y como no vemos gatera no bajamos al fondo
de su plataforma.
Descartamos la posibilidad de crestear arriba de la misma,
ya que hemos visto unas elevadas cuevas, inaccesibles desde el sendero;
intentamos rodear el risco para llegarnos a su ubicación, pero es imposible sin
material de escalada;
continuamos bajo los paredones para enfrentar nuestro
tercer objetivo: dos aberturas en un peñón que destaca por su color rojizo.
Tras costoso ascenso, aunque llevamos cuerda y existen dos
anclajes, la idea de venir con el grupo senderista, nos hace valorar coronarla
dando un rodeo; el grupo de ferratas posiblemente si lo haga; descendemos
y
avanzamos progresando lentamente por los árboles caídos y la vegetación
enmarañada,
pegados a las paredes hasta alcanzar junto a la
panocha,
la abertura de paso a la cara norte.
Disfrutamos del panorama que se nos ofrece bajo nuestros
pies; el paisaje lunar con sus áreas de lomas escarpadas y áridas, ahora
impregnadas de verde;
constituye un entorno único en España, a excepción del Parque
Natural de la Corona Forestal (Tenerife), semejante pero de texturas
volcánicas.
Rita queda meditando al sol que comienza a apretar, nosotros
tres seguimos por la cuerda
a la cueva con ambas aberturas (Cueva Horadada);
conseguido
nuestro propósito, proseguimos la exploración con alguna dificultad,
realizando
un pequeño descubrimiento: la coronilla, abertura del techo o chimenea de otra
cueva,
aunque a simple vista no parece que haya paso,
ya que estamos al borde
del precipicio, un descuido supone caer al vacío; con muchísimo cuidado, agarrándonos
a los espartales y apoyando manos en la roca,
describimos un pequeño arco y me
introduzco arrastrándome a su interior, mientras Pepe Serrano nos hace fotos
desde arriba
y Manolo desde la boca de esta covacha (“En nombre del Padre, del
Hijo y Espiritu Santo, la bautizo como Cueva de la Tonsura”).
Ahora toca volver
por el sendero emblemático,
donde el
último domingo antes de Nochebuena, el Club Montañero de Murcia junto con el
Grupo Los Carpi, monta un Belén con jornadas de convivencia y degustación
incluidas.
Finalizados los zig-zag de la Senda de los Carpi, entre pinos
carrascos y cipreses, llegamos al área donde nos esperan los vehículos.
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