Gredas del “Paisaje Encantado de Bolnuevo” desde Playa de la Isla
Aparcamos junto al Centro De Interpretación Barco Fenicio; aporta
información sobre las naves fenicias más antiguas halladas en el Mediterráneo,
hundidas frente a la Playa de la Isla. El segundo de los barcos, el “Mazarrón
2”, de 8,10 m de eslora y 2,25 de manga, contaba con la totalidad del
cargamento, constituido por lingotes de mineral de plomo.
Comenzamos a caminar por la arena de la Playa de la Isla, el
fuerte viento y baja sensación térmica, hace que agradezcamos el día soleado y
luminoso como contrapunto.
En la orilla de la playa observamos acumulaciones de
Posidonia Oceánica; una de sus utilidades protectoras era la de envolver con
sus hojas los vidrios, cerámicas e incluso pescado, en ocasiones de hambrunas
se las daban de comer a los camellos.
Otro gran uso de la hoja seca de
posidonia era la de insecticida o desinfectante, también para hacer adobe en
las poblaciones costeras donde falte la paja. La restauración de las praderas
de posidonia enriquece el carbono atmosférico y frena el cambio climático.
Rodeando el restaurante Miramar, tomamos el paseo
encementado de unas antiguas viviendas de pescadores,
vemos la ermita que da
nombre a la playa;
bordeamos el Puerto deportivo
para encaramarnos al Mirador
de la Reya,
donde nos zarandea el viento, pero disfrutamos de unas excelentes
vistas;
volviendo atrás,
recorremos las playas de la Reya y Bahía,
para atacar por
pasarelas de madera,
el promontorio costero Cabezo del Gavilán, con un amplio
historial de ocupación desde la prehistoria y enclave de una factoría para la
obtención de plata (siglos II-IV a. C.).
Las vistas desde su mirador son
estupendas, gracias a la claridad diáfana que tenemos hoy.
Echamos un vistazo a una interesante covachuela artificial,
que se bifurca en un saliente de la Playa de La Pava,
corresponde a la entrada
de abastecimiento de agua de las antiguas Salinas Pim-Pam a través del canal, estaría asociada a una maquinaria de bombeo,
cuyas características sonoras, hicieron que en la época, esta estructura fuera
conocida popularmente con el apelativo del “Pim-Pam”.
Continuamos por la Playa
de Nares,
de una belleza insólita, combina la punta del islote rocoso Cabezo
del Castellar, con un arco de arena y tres agraciadas palmeras, en las inmediaciones
de dos relucientes caserones.
Continuamos por el paseo marítimo de El Castellar en Playa
Grande/Playa del Castellar (2ª más extensa de las playas no vírgenes, con 714 m
de largo x 26 m de ancho),
cruzamos por los terrenos, objeto del proyecto de construcción
de 450 casas de lujo en primera línea de mar, junto a desembocadura de la
Rambla de las Moreras; el Ayuntamiento paró las obras en 2007 pues la promotora
carecía de licencia;
una de las muchas irregularidades urbanísticas que se acometen en la franja costera
mazarronense.
Rodeamos desde la playa la Rambla de las Moreras,
el empuje
del mar sobre la costa, ha levantado una franja arenosa de paso por la
desembocadura,
permitiéndonos seguir hacia el Camping de Bolnuevo, reconstruido
parcialmente tras ser arrasado por la tristemente famosa riada de 1989.
Recorremos el paseo marítimo de la Playa de Bolnuevo (la más
extensa de las playas urbanas con 1.600 m de largo x 24 m de ancho) con
Servicios en verano de Chiringuito, socorristas, lavapiés,
pasarelas hasta la
arena húmeda, aparcamiento para discapacitados, aseo adaptado, alquiler de
hamacas y sombrillas. Zona de juegos infantiles, establecimientos hoteleros, parada
de autobús y Tren Turístico.
Me encaramo por un sendero empinado, tras las
espectaculares gredas del “Paisaje Encantado de Bolnuevo”,
que ha esculpido la
naturaleza, haciendo fotos y grabando
video en derredor.
Terminado el entretenido paseo por este tramo del litoral, recuperamos
el segundo coche, para darnos un homenaje en el Viggos.
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