Cerro Negro-Casas del Campillo-Cañaverosa
El Cerro Negro de Calasparra, destruido por una cantera, era
un cabezo cónico de unos 400 m de altura;
la gran oquedad que salvamos
ascendiendo con las bicis, es la cantera ya abandonada, su razón de ser, fueron
la dureza y resistencia a la meteorización que poseen las rocas volcánicas;
se
utilizan para firmes de carreteras y vías de ferrocarril (pórfidos).
Nos encontramos
geológicamente hablando, ante una chimenea volcánica de tipo lopolito,
provocado por el afloramiento de rocas lamproíticas,
pertenecientes a una antigua
colada erosionada parcialmente;
el entorno cuenta con zonas de descanso,
paneles interpretativos y un mirador.
Como curiosidad, algunos bloques que
limitan el aparcamiento, son areniscas costeras del Mioceno superior.
Cruzamos la rotonda en dirección Socovos (MU-510), para
tomar en unos metros la pista que sale por la izquierda;
seguimos rectos en el
cruce,
pedaleando por preciosos campos salpicados de añejas oliveras;
nuestra
alegría dura poco,
al pronto aparecen las vallas laterales y después la que nos
corta la pista; damos media vuelta para rodear por el Norte, pegados al vallado
por un sendero trialerillo de roca suelta.
Salimos a la carretera a Socovos (MU-510), en unos metros,
tomamos la pista asfaltada junto a las ruinas de un antiguo molino;
nuevamente
una puerta vallada, que no está avisada con ningún cartel al inicio, nos obliga
a dar media vuelta de nuevo, renunciando al paso por la presa del Embalse de
Moratalla, a pesar de que la Confederación Hidrográfica del Segura, asegura en
su web que puede accederse al mismo:
Ascendemos por asfalto buscando una pista,
que nos permita
enlazar con el track que traemos; lo hacemos antes del Km 6 en la zona del
Campillo. Empeñados en buscar paso por el monte, avanzamos hacia su interior,
pero enseguida divisamos las suaves crestas lomeras, erizadas con los postes
del vallado finquero; en vez de elegir camino, el camino nos conduce
indefectiblemente a las Casas del Campillo.
Saliendo por su entrada a la carretera, donde el track que
íbamos a hacer marcaba 19 km, (nosotros llevamos solo 12 en una ruta paisajística,
corta y fácil); toca alargar el recorrido y eso hacemos, sin saberlo,
describimos casi al completo, un perfecto circulo de 700 m de diámetro; en vez
de buscar consuelo en la Geometría lo hacemos comiendo el plátano al inicio de
una pista con cadena.
Pisteamos
a la Casa del Ceheginero,
donde nos entretenemos
observando el bello entorno agrícola;
seguimos por la pista hacia el Barranco
de la Sabina;
torcemos a la derecha en el cruce, vamos descendiendo
progresivamente, a la par que empeora el firme, hasta alcanzar el tramo final
del Arroyo de las Murtas y la carretera de Cañaverosa.
Por carretera sin
tráfico, atravesamos una extensa llanura,
cogiendo pista hacia el Mirador del
Campillo.
Tras una breve parada en el mirador,
descendemos a la Senda
de La Huertecica, enclave de la Reserva Natural de Cañaverosa,
uno de los pocos
espacios salvajes con “bosque galería” que quedan en la geografía murciana y el
único donde se reproduce la nutria.
Funciona como un auténtico corredor
ecológico que conecta diversos ecosistemas,
por tanto la riqueza faunística es
muy elevada sobretodo en aves;
actúa como una depuradora natural al atrapar
sedimentos, nutrientes y contaminantes, además de reducir el impacto ecológico
ante las crecidas impidiendo la erosión.
Salimos a la pista cruzando la valla,
vamos
dejando atrás una casa junto al vergel de frutales, el transformador y el paso
encementado sobre el río Moratalla.
Enfilando hacia el Camping Los Viveros,
pasamos por la
Urbanización Cañada Manrique antes de llegar a los coches.
Rematamos la faena
comiendo en el Niño de Mula; por una vez no entonamos la frase “Para vivir así
más vale no morirse” sino esta otra frasecita: “No se le pueden poner puertas
al campo” más apropiada por esta vez;
desgraciadamente, si no lo remedian las autoridades competentes, poco a poco acabaremos, como así está ocurriendo con cañadas, veredas, caminos de servidumbre, pasos fluviales, senderos de pequeño recorrido, vías verdes, etc. cortados o parcialmente destruidos, por la acción de particulares y empresas, que se apropian de lo que corresponde al resto de usuarios.
desgraciadamente, si no lo remedian las autoridades competentes, poco a poco acabaremos, como así está ocurriendo con cañadas, veredas, caminos de servidumbre, pasos fluviales, senderos de pequeño recorrido, vías verdes, etc. cortados o parcialmente destruidos, por la acción de particulares y empresas, que se apropian de lo que corresponde al resto de usuarios.
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