Foces del Río Pino


Accedemos a San Félix (El Pino) desde el Puerto de San Isidro (AS-253) pasando Felechosa, aparcamos en la orilla de la carretera al inicio de la ruta (43° 6'25.78"N 5°31'9.75"W), frente al Bar Restaurante Las Foces, donde al terminar nos tomamos unas Woll damm con bollos preñaos (en Murcia les decimos panochos).


Cruzamos la población con algunas paneras e indicación rutera del PR-AS 31, cruzamos el puente de El Molín sobre el Río Braña o San Isidro; 


pasamos por Fuente la Salud 


para remontar pisteando el Río Valmartín o Pino; unos carteles muestran la flora arbórea y la fauna de la zona 



junto al puente del Molino de Peón,


 de minicentral eléctrica a antiguo molino restaurado para criadero de truchas.



Bajo un bosque de castaños y avellanos vamos subiendo por las Gargantinas, 



en el transcurso de la pista apreciaremos ciruelos silvestres, 


robles, 


hayas y acebos 


mientras observamos los prados del Valle Caniecha.


En los cruces siempre hay señalización vertical, que nos indique hacia donde girar; 


dejamos atrás la Fuente Gavilanceras con vistas de Salceo; 




un manzano 


precede a una cabaña vallada en su entorno pastoril; 


oímos el rumor de las sucesivas caídas del río, 


próximo al camino empedrado que transcurre encajonado en la garganta caliza, 


se cree que pudo ser utilizado por los romanos; fue Camino Francés del Camino de Santiago, transitado en siglos pasados peregrinos y arrieros que iban y venian por vituallas, carne, pescados frescos, etc. a las ferias y mercados de Villalón, Rioseco, Villamañán y León; 


actualmente, además de excursionistas, usan el camino los ganaderos de la zona para llevar sus reses a pastar en las majadas de verano.
Entramos en la foz cruzando un puente de madera, 




escoltados por Peña la Panda (1790 m) y el Pico Pandos (1566 m), 






la agreste belleza del cañón y lo empinado del camino, hacen que vayamos fijándonos en los detalles a cada uno de sus giros, el puente de piedra, las rápidas y continuas cascadas bajo la umbría; 



piedra tanto en suelo, con el adoquín puesto en ángulo, para que no resbalase el ganado (chapacuña), como paredes verticales, donde la escasa vegetación se aferra a las grietas; todo un espectáculo que cabe en poco más de 6 m de ancho y en menos de 1 km de largo.



Tomamos la fruta junto al puente donde, fuera de la hoz, la ruta continua, pudiendo optar a la derecha por subir a Peña Redonda, o por la izquierda hacia Caniella; desandamos lo andado 



encontrando, al ser domingo, cantidad de familias que vienen a disfrutar de estas hoces tan cortas como sugerentes.

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