Variante del Sendero de Los Castillos de Monteagudo (PR-MU 37)
El entorno de Monteagudo y Cabezo de Torres, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico, ha sido lugar de asentamiento de numerosas civilizaciones desde la prehistoria; fue uno de los emplazamientos más influyentes de todo el levante español durante siglos, lugar de residencia de Alfonso X el Sabio y de Ibn Mardanís, el rey Lobo.
Partimos desde el aparcamiento de la Calle Martínez
Costa en Monteagudo a la Cuesta de San Cayetano
donde se ubica la ermita del
santo y el Centro de Visitantes de San Cayetano,
en cuyo interior podemos ver ilustraciones
de gran formato, paisajes y formas de vida de las diferentes culturas, objetos
encontrados en las inmediaciones y las viviendas,
así como la secuencia
arqueológica del patrimonio histórico de la pedanía desde la Prehistoria hasta
época medieval.
Desde la Calle Virgen de la Antigua
ascendemos por
escaleras
a la base del Castillo de Monteagudo,
se compone de dos recintos
amurallados concéntricos que superan los 5.000
m² de la Taifa de Murcia;
enclavado en un puntal rocoso de 149 m, domina toda la Huerta de Murcia, vigilante de la frontera de orígenes islámicos.
El responsable de su construcción,
Muhámmad ibn Mardanís, nombrado por los cristianos como el “Rey Lobo”, militar
andalusí y emir, se opuso a la invasión de los almohades, que a pesar de su
poderoso imperio, no pudieron conquistar por completo sus dominios hasta que
murió.
Polémico personaje que no dudó en contratar mercenarios, pagar tributos
(parias) o asociarse con reyes cristianos; gobernó Valencia, administró Almería
y León, extendiendo sus dominios a Jaén;
su fama reside en que Alfonso X el
Sabio hizo de él su residencia durante sus estancias en la ciudad de Murcia,
se
convirtió en el puntal defensivo del reino castellano de Murcia, frente a la
futura Gobernación aragonesa de Orihuela,
fue una de las principales
fortificaciones de la nueva frontera y del Camino Real que unía a Murcia con
Orihuela.
En lo alto del cerro se erige el Cristo de Monteagudo, monumento
de desagravio al Corazón de Jesús, escultura majestuosa de 14 m de alto,
diseñada en 1951 por el artista Nicolás Martínez; financiado por la sociedad
murciana en 1926. En 1936, a pocos meses del inicio de la
guerra civil, se derruyó para rehacerlo en 1951.
Disfrutamos de las vistas sobre el valle del Segura y
seguimos por la pista Abderraman II en descenso,
giramos 45 m a la izquierda
por la Calle Alfonso X El Sabio,
para encarar a la derecha
el camino que, sin
entrar en una casa aislada,
gira por la derecha para acceder al palacio del Castillejo;
Ibn Mardanis, El Rey Lobo potenció la artesanía y el desarrollo agrícola,
mejorando la compleja red hidrológica: presas o azudes, norias, acueductos,
canales, albercas, brazales y meranchos (acequias o azarbes secundarios).
El
Castillejo, antiguo recinto palacial andalusí disponía de bellos jardines,
grandes estanques y una extensa superficie cultivada;
formó
un conjunto residencial junto a la también próxima fortificación de Larache,
entre los cuales se dispusieron una serie de albercas.
De
peor defensa que el Castillo de Monteagudo, fue camino de su ruina, al
perder interés en una tierra de constantes luchas, acabando en manos privadas y
con balsa de riego en su interior.
Rodeamos sus ruinas y volvemos a la pista,
la seguimos 160
m hasta el vallado final,
el sendero esta sin desbrozar, pasamos entre limoneros,
cañas y almez
al Camino Mundo Nuevo, lo cruzamos siguiendo las indicaciones al
Parque de Los Polvorines,
atajamos por la izquierda la pista
junto a una acacia
farnesiana (mimosa o aromo) cuajada de caracoles;
seguimos a la izquierda en la
bifurcación a Las Lumbreras; vemos a nuestra derecha un depósito de agua,
caminamos 130 m entre palmeras;
seguimos por la izquierda en el cruce,
atajamos
rectos por un bosquete de pinos
por el Parque Forestal Municipal
al área
recreativa de Los Polvorines, nombre proveniente de la empresa propietaria de
la fábrica de explosivos, que tenía en este lugar sus polvorines.
Continuamos por el Camino Polvorín
a Travesía D.
Marañón; a nuestra derecha distinguiremos un almez monumental
y a la izquierda una
enorme balsa con el Castillo de Monteagudo al fondo; enlazamos con el Camino Castillo de Larache
(donde se halla la Almunia de Larache).
No está del todo claro que
fuese mandada construir por el Rey Lobo, pudo ser de época posterior, para
servir de morada a gobernadores almohades o emires hudíes
(datado
en el siglo XII, bajo el dominio del rey Lobo, algunos autores retrasan un
siglo su edificación). Se encuentra cercado y no podemos acceder;
seguimos por
típico camino huertano que representa el Camino de Larache,
tuerce a la
izquierda junto a La alberca del Huerto Hondo. Una alberca (del árabe birka;
depósito de agua o estanque) es una construcción hidráulica excavada en el
terreno o fabricada con ladrillo, tapial o mampostería.
Su función es la de
almacenar agua para regadío, usos ornamentales o de recreo; la alberca de Huerto
Hondo, con 58 m de lado, seguramente almacenaba las aguas para el regadío de la
Almunia de Larache.
Tomamos por la izquierda el Camino de la Almazara
durante 165 m, giramos por la derecha a la Acequia de Churra la Nueva
que se
abastece directamente aguas arriba de la Contraparada, al igual que las acequias
mayores Aljufía y Barreras.
Entre el Carril Juan Pedros y la Senda de Granada por
donde vamos acabando el recorrido,
se encontraba la inmensa basa del Albercón
(160x135 m) situada al pie del Castillejo, reconvertida en parcela de cultivo.
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