Río Chícamo lineal

 

Accedemos a la pedanía de El Tolle por la MU-9-A, donde dejamos un vehículo para la vuelta (38°14'31.25"N   1° 2'14.42"W), continuamos hasta el aparcamiento en una explanada de la pedanía de Chícamo (38°15'45.97"N  1° 0'5.17"W).

Descendemos por pista entre cañaverales, juncos y palmeras de la Palestina murciana, para seguir el curso del río Chícamo o Rambla de Abanilla (salida natural del Sistema Acuífero de Quibas), afluente del Segura que recorre parte del término municipal de Abanilla. Riega la Huerta de Abajo y Sahués.

Sus charcas albergan al pez endémico de la Península Ibérica, en peligro de extinción, llamado Fartet (Aphanius Iberus) o  “hartito” (adaptado del catalán fart = harto) al ser muy voraz y rápido devorando hasta “hartarse” con las larvas de insectos.

Pasamos un centro de interpretación, donde se imparte formación medioambiental y se analiza la cultura del agua, ubicado en el antiguo molino hidráulico restaurado, anteriormente fue La Casa del Molinero, 

se construyó en el año 1844 por encargo de la Comunidad de Regantes de la Huerta de Abajo y Sahués, dejando de funcionar durante los años 60.

Cruzamos por el canal de conducción de aguas en ruinas, 

y varias veces por el cauce pisando entre piedras, 

intentamos avanzar a través de la frondosa vegetación, buscando las trazas senderistas que discurren por ambos márgenes. Nos cambiamos de calzado.

Conforme avanzamos entre recodos, las paredes margosas van estrechándose, aumentando en altura e inclinación, 

hasta entrar en el desfiladero del Cajer/Cagel, zona de sorprendente belleza geológica. Nos aventuramos por el cauce aguas abajo, 

con paredes de hasta 40 m de altura por 2 m de angosto. 

Disfrutando como críos; 

nos desvela sensaciones placenteras casi olvidadas, al interactuar con el agua y la roca de este antiguo mar, 

donde los restos de animales marinos se encuentran en los conglomerados de sus paredes, cuyos colores grises y amarillos intercalados, denotan los depósitos que arrastraban antiguas tormentas, ahora sedimentados y estratificados para nuestro deleite visual.

Tomamos los bocadillos a la sombra, antes de que se abra el desfiladero dando paso a los baladres, juncos, tarays, cantuesos y algún madroño. 

Volvemos a cambiarnos de calzado; 

cortamos la pista de la Umbría, 

pasamos junto paredones acarcavados, 

algunas viviendas-cueva, 

altivas y majestuosas palmeras datileras, 

un bosquete de pinos donde el agua del Chícamo, pasa de su cauce natural a la red de acequias que transportan el agua hasta El Partidor; 

por pista empinada llegamos a la carretera del Tollé a El Partidor, 

donde dejamos a la ida el coche de chóferes. Nos esperan en el Restaurante El Fielato 

mientras rescatamos los vehículos, dándonos un pequeño homenaje antes de volver a Murcia.


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