Hayedo Encantado de Urbasa y la Babosa Albina

 

Accesos por la A-10 y NA-718 a la Sierra de Urbasa, aparcamos a la entrada del Sendero de Morterutxoko.

Seguimos a pie por la pista dejando atrás dicho recorrido; bajo las imponentes hayas, 

eludiendo tramos embarrados y talas recientes, entramos por un prado con sus vaquitas pastando, 

pasamos junto al pequeño recinto de una cabaña ganadera a escala y la formación de una carbonera; 

tras otra pradería, 

comenzamos el ascenso 

observando fascinados una pequeña babosa albina; 

cruzamos encajados el primer callejón rocoso 

al coqueto arco que nos espera a su final.

Caminamos sin sendero definido, 

bordeando los pequeños cañones que conforman el paisaje kárstico, 

vamos sorteando el numeroso ramaje, tras el aclarado y transporte de los troncos, que se efectúa con maquinaria pesada a nuestra derecha.

Cruzamos entre moles pétreas intentando darles un parecido o semejanza según sus formas o siluetas; 

un viejo tronco brilla por las setillas que lo habitan; 

tomamos el mantente cercanos a una antigua pista de vuelta; atajando en subida hacia ella, 

vemos un gran limaco albino devorando una seta enorme

 y, poco mas adelante, una babosa gris trepando por el tronco de una haya.

Una angostura con barranco final, 

nos obliga a bajarnos de la curva de nivel, para sortearlo por sendero pateado; remontamos a la pista con alambrada, buscando paso entre sus púas, 

para iniciar un duro ascenso por Zuzorril.

Sin sendero definido la mayor parte de las veces, zigzagueamos para minimizar el desnivel, 

entramos en una zona densamente poblada, pasando junto a un bolo/penedo en precario equilibrio; 

mas adelante y siempre en ascenso, 

cruzamos por otra zona de abigarrada vegetación, como comienza a llover fuerte y la roca resbala peligrosamente, 

continuamos raudos para acabar con la subida final a la Cima Bargagain (1153 m), con su enorme cruz de hierro fundido, instalada en las rocas de la cumbre en 1960; desgraciadamente la espesa niebla impide la visión a pocos metros y tenemos que cambiar de planes, abandonando la idea de seguir por el cordal la Senda de los Montañeros.

Aprovechamos la vuelta para, esta vez sí, menos explorar y mas pisar por senderos marcados; 

el paso por la alambrada, esta vez lo realizamos echando el cuerpo al suelo bajo dos alambres superpuestos sin ningún problema; seguimos pisteando en descenso a la unión con el track de la ida, mientras arrecia la lluvia. Aprovechamos para realizar un tramo del adaptado Sendero Morterutxoko, 

antes de alcanzar nuestro destino.



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