Santuario de los Santos Antonios-Ermitas de Santa Apolonia y Santo Cristo-Sendero Aldazitala-Mirador de las Tres Cruces

Accesos desde Vitoria N-240 y BI-623 por Otxandio o Durango al Parque Natural de Urkiola.

Salimos del aparcamiento rodeando el Santuario de los Santos Antonios Abad y de Padua, en el Puerto de Urkiola (Urquiola significa "ferrería del abedul"), 

es un edificio inacabado de estilo neomedieval que se comenzó a construir en 1899 y se consagró en 1933, 

la casa rectoral, el antiguo hospital y la hospedería, conforman el conjunto religioso

que se complementa con dos antiguas y pequeñas ermitas, la del Santo Cristo y la de Santa Apolonia, un vía crucis y calvario construido en 1943, y el pequeño cementerio del barrio rural; 

es uno de los templos más antiguos de la provincia, en donde la mitología vasca ubica la morada principal de su máxima deidad, Mari (llamada la «Dama de Anboto»); 

a la roca que hay a la entrada del templo se le atribuyen ciertas virtudes que permiten, al que de varias vueltas a su alrededor, encontrar pareja (dicen que si se dan en sentido contrario, se pide que se pierda la pareja).

Tras visitar el interior del santuario, terminamos de rodearlo por la izquierda, pasamos bajo unos nogales y castaños, 

entrando por el sendero bajo las hayas trasmochas

 hacia el Santuario de Santa Apolonia, ermita humilladero a la vera del Camino Real, 

conectada con otras ermitas por una calzada, su misión era la de avisar al peregrino, que se adentraba en un entorno de espiritualidad.

Cruzamos por su pequeña área de recreo, 

entramos en una campa 

por el Sendero Aldazitala PR-BI 80, 

vamos siguiendo las balizas

 hasta la pista ganadera, 

continuamos a la derecha cruzando la carretera con precaución

 y entrando en el área de picnic de Ardazitala, 

cruzamos el puente sobre el arroyo 

subiendo entre las mesas

 y atajando a la pista donde tomamos el mantente.

Pasamos por el cruce con el sendero al Saibi, 

descendemos para cruzar la carretera y entrar por otra área de recreo, 

giramos a la izquierda, 

donde se encuentra una fuente, 

hacia la carbonera. 

Para evitar talar árboles y obtener carbón carbón vegetal se crearon los trasmochos; sistema consiste en podar las ramas a una altura de unos 3 m y utilizar su madera sin tener que matar al árbol. 

Las especies más utilizadas eran el roble, la encina, el haya y el castaño; se cocían hasta unos 700º, pero en ausencia de oxígeno para que no ardan y se transformen en ceniza; el carbonero tiene que hacer unos agujeros lo suficientemente pequeños para que no arda, pero lo suficientemente grandes para que no se apague.

Durante el proceso de carbonización, la madera merma un 75% de su peso y el volumen también se ve afectado, la carbonera se va hundiendo poco a poco y hay que evitar que colapse porque entraría el oxígeno; para que se mantenga compacta, se golpeaba por la parte superior con un mazo, se habilitaba una escalera lateral para acceder mejor. 

El trabajo del carbonero continúa entre 2 y 4 semanas dependiendo del tamaño de la carbonera, durante las cuales tendrá que estar vigilando todo el tiempo. Cuando el humo cambia de color, es indicativo de que el proceso ha terminado. Se deja enfriar todo varios días y después se quita la capa de tierra o musgo que hay por encima. Todo un arte.

Caminamos bajo el hayedo

 cruzando el puente sobre un arroyuelo, 

enlazamos con la pista y, en 130 m, acometemos por la derecha una pequeña subida entre la hierba hacia un parque infantil;

 unos metros arriba, 

cogemos la senda por la izquierda

 hacia los hayedos trasmochos, en otoño se les cortaban las ramas para diversos fines (carboneras, chimeneas, aperos, puertas, barcos…) evitando su crecimiento en altura con esta práctica podal.

Pasamos junto a un cercado con cabricas y su juguetón perro pastor, un joven mastín;

cortamos la carretera al santuario

pasando por la Ermita del Santo Cristo; 

la pista relajante transcurre entre abedules, plantados por los misioneros que se hicieron cargo del Santuario en 1970, vamos por un Vía Crucis

 que nos deja en el Mirador de las Tres Cruces con vistas del Untzillatz (941 m).

A la vuelta, por pista paralela, 

pasamos por un pozo de nieve o nevero de 6 m, 

donde se almacenaba nieve para fabricar hielo y transportarlo en verano a Durango y Vitoria. 

Poco mas arriba, bordeamos el refugio diurno con servicios y fuente al aparcamiento.

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