Nacedero del río Zirauntza

Accedemos desde la A-1 por la A- 3020, cruzando Araia aparcamos en la explanada de la Fundición Ajuria Y Urigoitia S.A (42°53'52.70"N 2°18'40.82"W); entrada al Parque Natural de Aizkorri-Aratz.

Partimos caminando por asfalto en ascenso, rodeando las instalaciones de la antigua fábrica, observamos que aún se conservan la chimenea y la estructura de los pabellones.

Las minas de hierro de Aratz, la riqueza maderera y la abundancia de agua, hicieron que en Araia se asentara una de las ferrerías más famosas de la provincia, “La fábrica de San Pedro”, productora de todo tipo de herrajes y herramientas para la labranza, su producto estrella fueron las trilladoras;

marcó historia desde 1848 hasta su cierre en 1985, ya que, en 1929, se convierte en la única empresa española que seguía produciendo hierro dulce por el procedimiento del pudelado;

desde 1933 quedó como la única productora de lingote al carbón vegetal y, en 1906, puso en funcionamiento el primer horno eléctrico de España para fabricar acero. Llegaron a 216 obreros empleados, aunque la necesidad de carbón para alimentar a las ferrerías, hizo que surgieran cuadrillas de carboneros en todo el entorno.

Pasamos entre las abandonadas instalaciones anexas,

curveando entre robles hacia una bifurcación;

dejamos el asfalto y comenzamos un fuerte ascenso donde aparecen árboles trasmochos, fruto de la actividad carbonera de la zona;

observando la bonita flora de la zona,

alcanzamos el cruce con el sendero que hemos de seguir a la derecha.

A finales del siglo XIX, los propietarios de la fábrica de San Pedro de Araia construyeron la presa de “El Nacedero”, para obtener un mayor provecho de los recursos hidráulicos de la zona.

La presa contaba con dos cauces; uno llevaba el agua a la central hidroeléctrica y otro a las instalaciones de la fábrica y la ferrería.

Los cauces terminaban en unos pequeños embalses de contención, los cuales regulaban el paso del agua necesaria para mover las turbinas de accionaban la maquinaria de la fábrica.

Seguimos el curso del canal,

entretenidos sobre el abrupto barranco,

con algunos pasos delicados si se tiene vértigo, pero que no representan mayor dificultad, ya que los pasos comprometidos se hallan con barandillas en buen estado.

Alcanzamos el Nacedero del río Zirauntza,

tras su paso por Asparrena y al entrar en territorio Navarro pasa a llamarse Burunda, es uno de los afluentes del río Arga;

parte del agua que brota del manantial se deriva para la producción de electricidad en la Central Hidroeléctrica situada al lado del museo del Mitxarro, donde no pudimos aparcar porque estaban en fiestas.

Disfrutamos de su fresco entorno desde dos perspectivas,

cruzando el puente de madera

y siguiendo a la vuelta el sendero orillados a sus saltos de agua,

pozas y pasos de escaleras y rocas.

Como baja gran cantidad de agua para ser primeros de julio, tenemos que vadear un corto trecho

pisando por las piedras con prudencia y ayudados de los bastones;

el mágico recorrido con el verdor apabullante combinado con el suelo rojizo de la hojarasca bajo el hayedo trasmocho

y el constante sonido del agua, que tanto nos gusta como murcianicos que somos,

nos va deleitando, haciéndonos fluir como si de la corriente que mana bajo nuestros pies se tratase.

Un cartel nos informa sobre el aprovechamiento ancestral de los recursos que, tanto la silvicultura, el pastoreo como la actividad industrial han supuesto en la zona.

Vemos encaramado en una hoja al escarabajo longicornio (Cerambycidae), pertenece a una de las grandes familias de coleópteros, con más de 25.000 especies.

Sus larvas se alimentan de madera perforando troncos y maderos, siendo importantes agentes recicladores en los ecosistemas forestales; muchos adultos se alimentan de flores; otros de savia, hojas, frutas, corteza u hongos.