Cañada del Provencio-Vegallera-Rio Madera-Paterna del Madera-Encebrico-Pino del Toril

 

Accedemos desde Elche de la Sierra por la CM-412 hacia la Pinilla, Alejos, Alfera y Cañada del Provencio, aparcando en su zona Norte (Casas de Arriba 38°31'22.91"N 2°20'13.92"W).

Partimos pedaleando en subida por la AB-5015, 

descendemos desde el Collado del Roble a la Vegallera; 

cruzamos por sus estrechas y empinadas calles, 

para internarnos por altos campos de olivos

 al Refugio de las Mesas; 

cambiamos de valle en fulgurante bajada

 a la aldea de Rio Madera; 

pasando por el área de recreo de Fuente Lisa, 

cambiamos de dirección por sendero hacia el Batán del Puerto.

Paralelos al Río Madera, formado por la unión de los ríos de los Endrinales y de las Hoyas, 

disfrutamos del bucólico entorno; 

tomando el mantente en la cortijada del Puerto (Solana),

 dejamos el sendero balizado y seguimos por pista a la carretera AB-415; en 825 m, torcemos a la derecha por pista de cómodo ascenso a la Sierra de la Veracruz; 

en el collado, la dejamos por variado sendero trialero 

de paisaje abrupto constituido por materiales jurásicos, dolomías y calizas; desciende serpenteante con tramos pedregosos

 a Paterna del Madera, 

el pueblo más alto de la provincia de Albacete (1.172 msnm), se halla en la Sierra del Agua, 

la economía serrana se basa en la explotación ganadera, cinegética y forestal del monte, 

ayudada por el turismo rural gracias a sus parajes de gran belleza; las fuertes pendientes y duras condiciones climáticas, relegan a la agricultura a una posición enfocada al autoconsumo y alimentación del ganado.

Seguimos paralelos a la carretera por preciosista sendero, entre huertas y antiguos molinos del Río Viñazos, 

acabamos en la carretera; la seguimos en suave ascenso hasta el cruce; 

continuamos pisteando rectos al merendero de la Fuenfría, 

desde donde ascender por el Calar de la Osera a la aldea serrana del Encebrico (1420 msnm); 

tuvo doce viviendas que no conocieron la electricidad, mudos testigos de las penurias que comporta el duro trabajo agrícola y ganadero, 

agravado por inviernos rigurosos que aislaban con nevazos a sus habitantes, comunicados por una larga pista de caballerías y algún sendero como el que vamos a seguir. 

No es de extrañar que emigraran en los años 60/70 a Paterna del Madera como mínimo.

Tras breve descanso, seguimos el accidentado sendero 

que nos conduce a la carretera AB-415 (de los lagartos) proveniente del Puerto de Las Crucetillas, parte en dos la Sierra del Agua; la seguimos por la derecha 215 m, para cruzar por el “puente de los palés” el Río de los Endrinales

 y comenzar el duro ascenso entre los Cerros de la Peguera y Peralta; 

entroncamos con la pista que, por la izquierda nos deja en la subida hacia el Pino del Toril; 

de fuerte pendiente y sendero roto, nos obliga a empujar la bici durante un buen tramo. Cruzamos el pequeño y paradisíaco cañón rocoso adornado de endrinos, espinos y retamas, 

antesala del cruce en el Collado del Judío, 

al rincón tan encantador como sombrío 

donde se yergue el Pino del Toril, 

pino laricio de 25 m de alto por 5 de diámetro; 

el grosor de sus ramas inferiores, supera a los troncos de los que lo rodean. Tras las fotos de postureo, 

descendemos por denso pinar, con sotobosque de helechos, retamas, musgo y algunas setas, a la pista en busca del sendero oficial y balizado que nos conduzca a la Cañada del Provencio.

Coqueteando con el Arroyo de la Peguera, disfrutamos del difuminado sendero técnico parcialmente invadido por la vegetación, entroncamos con la pista un tramo de 215 m

 y por seguir las marcas amarillas y blancas del mismo, creyendo que su estado seria ciclable, nos vemos sorteando encinas, envueltos en arbustos espinosos como el majuelo (Crataegus monogyna), el rosal silvestre (Rosa sp.) y el enebro (juniperus oxycedrus), 

los responsables de su mantenimiento no han desbrozado en mucho tiempo, pero la pintura señalizadora es fresca aunque cuestas encontrarla engullida por la vegetación; al menos descubrimos un paraje fabuloso con unas setas enormes, 

son macrolepiotas proceras conocidas como “parasoles”, 

su sombrero puede llegar a medir 40 cm de ancho y su pie 20 cm de alto.

Tras lidiar arañados y cansados con este conjunto de factores,

 salimos al Collado de la Peguera y por pista despejada a las abandonadas construcciones de dos viviendas fin de ruta.

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