Ermita Virgen de Las Huertas-Sierra de la Mina-El Hoyo-Aledo-Sendero de la Fontanilla
Acedemos al aparcamiento de la Ermita Virgen de Las Huertas con ayuda del navegador;
salimos por asfalto hacia el Este,
para girar en el cruce por pista de tierra;
tras la ultima de las casas,
comenzamos la subida por sendero pateado en la Sierra de la Mina;
observamos los mascajones (bolas de restos vegetales) que el jabalí desecha tras masticar las hojas de algunas gramíneas, como el esparto o el albardín. De este tipo de plantas, el guarro saca el poco “jugo” que puedan tener expulsando una bola de fibras y celulosa mezcladas con saliva. Como dato curioso el corzo produce estos mascajones para marcar territorio.
Alcanzamos el cruce de senderos; unos metros a la izquierda y seguimos a la derecha, cruzamos un ramblizo, entroncamos con la pista que aprovecha el soterramiento de un canal de la Mancomunidad del Taibilla;
pasamos por El Hoyo
admirando en la cumbre amesetada del alargado cerro y escarpadas laderas, el altivo pueblo de Aledo; echamos un vistazo al túnel del canal,
para entrar en el pueblo por el Parque Calistea;
accedemos desde la Plaza de la Diputación
con el monumento al donante de sangre,
esculpida en bronce, compuesta por una serie de personas sosteniendo una gota de sangre sobre sus cabezas, ya que fue el municipio con mayor porcentaje de donantes de sangre de Murcia.
Hacemos una parada en el Mirador de San Ramón,
donde vemos al crecidito niño Pepe
en el pesebre del nacimiento;
entramos por la Plaza del Caudillo
donde se halla el Ayuntamiento, torcemos por la Iglesia de Santa María La Real
a la Torre del Homenaje
construida por los musulmanes en la Alta Edad Media como vigía del Valle del Guadalentín,
para soportar asedios contaba con un sistema de captura subterráneo, el “pozo de los Moros”; tras la conquista cristiana, la conocida como torre de la Calahorra, fue reconstruida bajo auspicios de la Orden de Santiago.
Desde su mirador
vemos la Sierra de la Tercia, las Ramblas de los Molinos y Lébor, el Cabezo de la Cimbra y los cultivos de parrales.
Descendemos desde la Puerta de las Tradiciones hecha en bronce
a La Picota, construcción cilíndrica de ladrillo y argamasa, donde se ataba a los reos o se clavaban sus miembros como escarnio público;
por la Calle de Los Romanos, balcón de fenómenos geológicos,
hacemos la cuesta de areniscas costeras de hace siete millones de años; la misma torre de la Calahorra, se asienta sobre un bloque rocoso, formado por arrecifes coralinos;
en las baldosas del suelo
vemos dendrítas de pirolusita (mineral de manganeso) que nos recuerdan a fósiles de plantas.
En vez de seguir por el Sendero de Las Cuestas en el cruce,
lo hacemos por el viejo camino que rodea la zona amurallada, bajo una multitud de oquedades (tafonis),
fenómenos de meteorización de las areniscas marinas (erosión alveolar)
y las tres formaciones geológicas que forman el cerro de Aledo,
tras la retirada progresiva del mar durante el Mioceno superior.
El degradado Sendero de la Fontanilla
cruza el Barranco de La Fontanilla,
transcurriendo paralelo a la Rambla de Los Molinos;
se suceden cortijos abandonados
con casas de reciente construcción,
viejos acueductos con nuevas canalizaciones,
casas de huerta
junto a fincas productivas,
llegándonos al punto de partida.
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