Mayayo-Calzada romana-Rambla de la Hiedra

Accedo desde la RM-603 del Palmar a Mazarrón cruzando Mercamurcia, aparco en el cortijo de la Finca de Mayayo (37°55'16.63"N  1°11'22.77"W).

Salgo por pista hacia el sur, 

tuerzo a la derecha caminando por el Cordel de los Valencianos, vía pecuaria por la que los rebaños venían desde la Meseta, hacia el campo de Cartagena ejercitando la trashumancia; tras 120 m, comienzo la subida pistera entre vallados de fincas,

 a su término, subo por la derecha, para descender a un ramblizo; 

enlazo con una pista con restos de colmenas; 

la dejo por otra abandonada a la izquierda que muere poco más adelante;

 corto el ramblizo y comienzo a subir por la derecha salvando matorral espeso y algún pino tronchado,

 para entroncar con otra pista aérea en desuso

 

con vistas de la Sierra del Puerto; 

la sigo por la derecha para abandonarla en el collado (242 m).

Descendiendo brevemente por sendero poco definido cortando otro al paso; 

bordeando el inicio de un ramblizo, 

tomo altura para ir estabilizado un tramo, hasta el enlace con la calzada romana. 

La calzada romana no es tal calzada, sino una bonita pista con suelo rocoso que se adentra en la Finca de Las Llanas; 

tras torcer a la derecha en el cruce, comienzo a descender pasada la cadena; 

en 120 m, giro a la izquierda por sendero degradado.

Cuando coge su máxima altura, pasado un mojón, 

se inicia una poco visible traza senderil a la izquierda; 

unos metros después se bifurca; el más marcado transcurre por la derecha, yo tomo el de la izquierda para intentar descender por el ramblizo; no merece la pena, voy derivando a la derecha para enlazar con el otro; continuo en descenso hasta alcanzar un cruce; 

sigo a la derecha descendiendo a la Rambla de la Hiedra; 

la cruzo siguiendo la traza marcada ahora con algunos hitos; 

como mi objetivo es hacer la rambla ajustándome al sinuoso lecho, dejo esta trazada.

Vuelvo al cauce sorteando todo tipo de dificultades: muros de enredaderas, arbolado, taludes, pozas de rocas resbaladizas por la acumulación de agujas de pino; pequeños desfiladeros, desplomes, etc.; gracias a que llevo pantalón y manga larga no acabo lleno de arañazos;

veo un “ojillo de roca” 

en la confluencia con un ramblizo

 que exploro hasta una poza; 

vuelvo sobre mis pasos, observando numerosas covachuelas

 y disfrutando del recorrido, tan variado para tratarse de una rambla; la erosión de las areniscas

 

ha provocado el derrumbe de una pared, 

antes de que se encajone con laterales rocosos plagados de musgo y salpicados de baladres.

Salgo desde el puente a la pista; 

a la derecha hay un cruce, tuerzo por la pista de la izquierda

 hasta un ramblizo subsidiario de la Rambla de la Hiedra,

 me aboca en una confluencia fotogénica; 

veo una antigua canalización cubierta abandonada;

 tras un derrumbe 

paso una poza apoyando manos en destrepe; 

corto la pista del Cordel de los Valencianos, 

volviendo por sendero bajo pinar, adornado con algarrobos y olivos a la finca de partida.


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