Mayayo-Rambla del Cigarrón-Senderos del León y Mayano-Rambla de la Hiedra

Accedo desde la RM-603 del Palmar a Mazarrón cruzando Mercamurcia, aparco en el cortijo de la Finca de Mayayo (37°55'16.63"N  1°11'22.77"W).

Salgo por pista de tierra en dirección Noreste, pasando bajo el mayor eucalipto de la Región,

 giro a la derecha por Carril-Carriles, en el cruce continuo a la izquierda entrando en la zona del Cigarrón, cruzo por su “invisible” paso de cebra dejando atrás unas viviendas; 

continuo recto en la primera curva por sendero entre espartos y albardines,

 salgo a la pista hacia la visible Casa del Pino en la zona de Las Cuevas;

 

pasada la misma, tuerzo a la derecha dejando la pista en el olivar, 

para conectar por corta trialera con la Rambla del Cigarrón; 

caracterizada por el color marrón oscuro de la arenisca, 

los fósiles marinos encontrados en las proximidades y sus figuras escupidas.

La dejo por la izquierda en corta subida al sendero que transcurre bajo sombrío pinar, 

tras el cortafuegos

 y dejando unas colmenas a la derecha, en el cruce de pistas, sigo a la derecha

 en fuerte ascenso

 por el  el abrupto Sendero del León, 

debido a una gran roca de silueta semejante a su cabeza;

 dejo la pista cuya finalidad fue montar las torres del tendido eléctrico, tomando el Sendero del Mayano,

 asciende en principio paralelo a la pista; 

llegados a un cruce de senderos continuo a la derecha.

En el cruce con el Sendero del Charco, seguimos rectos descendiendo a la cabecera de la Rambla del Cigarrón, 

por la derecha, camino unos 100 m al inicio de un sendero que, por la izquierda,

 conecta con pista en desuso rica en bolagas, romeros y espinos, 

enlaza con la Pista asfaltada de Las Llanas y su pino monumental;

 

al llegar a las ruinas de un caserío,

 comienzo el descenso a la Rambla de la Hiedra donde muros de enredaderas, arbolado, taludes, pozas de rocas, etc.; hacen que cada paso sea una odisea; 

la salvaje belleza impenetrable del cauce ramblero, 

acaba obligándome a salir, pasado un desplome rocoso, por el lateral izquierdo, mínimamente practicable; monte través alcanzo la traza senderil 

que acaba en la Calzada romana.

La dejo para descender por una torrentera a la Rambla de la Hiedra, esta parte menos salvaje aunque no humanizada, me permite observar el “ojillo de roca” 

en la confluencia con un ramblizo, 

que sigo hasta su poza con agua

 

y vuelvo sobre mis pasos; la erosión de las areniscas 

ha provocado el derrumbe de una pared, 

nos muestra restos de pequeños fósiles incrustados en la enorme roca al paso, 

después se encajona 

con laterales rocosos plagados de oquedades, 

musgo

 y salpicados de baladres.

Salgo desde el puente a la pista; a la derecha hay un cruce, tuerzo por la pista de la izquierda, la sigo durante 360 m hasta el cruce con el sendero que, por la izquierda, desciende a un ramblizo con dos pozos vallados;

 

corto la pista del Cordel de los Valencianos, 

volviendo por sendero bajo pinar, 

adornado con algarrobos y olivos a la finca de partida.


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