Castellar y Salto del Usero

El mejor acceso es a través de Bullas Oeste, Salida 43 por la Avenida de Cehegín, rotonda por Nicolás de las Peñas y derecha por el Camino del Río, donde está el primer aparcamiento (gratuito) pero a 1 km de donde lo hicimos nosotros 

(38° 1'46.45"N  1°40'27.50"W, junto al antiguo aparcamiento ahora vallado) y a 300 m del de pago en época estival.

Retrocedemos 40 m girando a la derecha por pista asfaltada entre parcelas y viviendas valladas,

 torcemos a la derecha en el cruce con la Calle del Molino de Enmedio a la altura de una balsa de riego, veremos las indicaciones

 para descender

 al viejo Molino de Enmedio

 y el puente de madera que vadea el Río Mula.

Cortamos la pista al Restaurante Castillico,

tras 240 m, tomamos en subida

 el sendero a la derecha, zigzaguea pedregoso embutido en neblina por El Pollero, 

se abre paso entre las zonas de La Parihuela y El Molar, 

con alucinantes vistas potenciadas por la bruma que envuelve las sierras del entorno.

Alcanzamos la cresta lomera 

que nos deja en la cima del Castellar (993 m); 

estamos rodeados por las Sierras del Asno, Oro (atrás le queda Sierra Larga) y Ricote (atrás le queda la Sierra de La Pila); Alto de Pinar Hermoso, Cerro del Molar y Pico de La Selva; Cañada Roble y Ucenda.

Tomamos el mantente y en 500 m regresamos al cruce de senderos, continuamos a la izquierda en descenso abrupto con piedra suelta en algunos tramos; 

en el primer cruce seguimos a la derecha durante 230 m; 

en la curva, vamos rectos por sendero durante 350 m; 

torcemos a la derecha 

enlazando con la pista principal.

Pasados 300 m, giramos por la izquierda a zona del Molinar, 

donde se encuentran la cascada y poza (que los lugareños llaman vaera); 

descendemos al cauce 

donde encontramos rocas sedimentarias, formadas principalmente de carbonato cálcico y originadas hace millones de años por los depósitos del río llamados travertinos. 

Los primeros ejemplos de resistencia y cualidades decorativas de esta Piedra Natural, los encontramos en la antigua Roma, donde los monumentos construidos con travertinos han resistido el paso de los años y siguen manteniendo su elegancia y majestuosidad. 

Hoy día los travertinos son muy utilizados en espacios comerciales, centros de trabajo y zonas residenciales por su idoneidad en suelos y revestimientos. 

Su popularidad para la construcción de baños va en aumento.

En este enclave natural, visitado por miles de turistas durante todo el año, en la noche de San Juan se celebra la tradicional «Bajada de la Mora», congregando a cientos de personas que al filo de la media noche, se reúnen en torno a la poza, con el fin de encontrarse con la «reina mora» y poder ser bendecidos por sus milagrosas aguas.

Cruzando por un puentecillo 

subimos los escalones a la pasarela,  

nos devuelve a la carretera de vuelta. 

Durante las fechas de verano el acceso a este espacio natural se restringe para evitar aglomeraciones y mejorar su conservación (150 personas al día, a lo largo de tres turnos: 10-12:30, 13-15:30 y 16-18:30.




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