Infiernos de Loja
Descendemos caminando hasta que se acaba el asfalto, en el cruce con el Camino Molinillos, torcemos a la derecha en busca del Río Genil; tras 200 m, seguimos a la izquierda en la bifurcación;
en 400 m, pasamos bajo
la formación tobácea de la Casería de Villegas.
Los campos de espárragos lucen bonitos en Otoño;
desde hace miles de años ha sido utilizado por el hombre para su alimentación y propiedades medicinales.
Alejandro Magno la introdujo en Grecia en el siglo III, formando parte de la agricultura de las civilizaciones pobladoras de Europa;
Hoy en día se ha convertido en un cultivo hortícola de gran importancia; España, es el segundo país europeo en superficie de cultivo y Andalucía la comunidad con mayor relevancia.
Con vistas de El Frontil y las nubes que cubren el Hacho (1024 m),
dejamos atrás una especie de granja y los molestos ladridos de sus canes,
para introducirnos por el bosque de ribera en el Monumento Natural de los
Infiernos de Loja.
La pasarela colgante se nos antoja poco segura y además se encuentra cerrada en su otro extremo;
seguimos pisteando
alcanzando una parte despejada con banco,
antes de entrar por cerrada zona arborícola,
preciosa en Otoño
con el camino alfombrado de coloridas hojas entre olmos, sauces, chopos, higueras y rosales silvestres.
La pista se hace sendero bajo la pared rocosa,
donde unos escalones de piedra con cadenas y vallado en algunos puntos, ayudan en la corta y empinada subida a la gruta (Cueva de los Murciélagos, no recogida en track al ser un paseo familiar). Se halla en la pared a la derecha del olivar y a la izquierda un mirador sobre el tajo; entro agachado por su entrada de “servicio”,
la cavidad es reducida en extensión pero
posee cierta altura y sobretodo dos espeleotemas de buen tamaño.
De vuelta con Rosa, bajamos por unas escaleras a la orilla del Genil;
viene bravío
e inunda el paso hacia la cascada Cola de Caballo y poza de Las Chorreras, ya que el puente ha desaparecido;
nos tenemos que dar la vuelta dando por concluida esta ruta, que si bien ha merecido la pena, no podemos evitar compararla con otras declaradas como monumentos naturales, mas disfrutonas, como Los Tajos de Alhama o la del Nacimiento de Riofrío.
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