Los Mamellones
Salgo caminando pista arriba durante 250 m, giro a la derecha al llegar a una vivienda,
conecto a través de un huerto,
con la pista que me conduce en 500 m, al cruce con otra, que sigo por la izquierda en ascenso durante 160 m;
a la altura de otra vivienda, tuerzo a la derecha por
sendero bajo Los Mamellones.
Acabada la pista, subo por sendero matorralero, cambio el sendero clásico por un barranquete en continua y pendiente prolongada;
salgo del mismo monte través,
buscando eludir los incipientes ramblizos que me salen al paso,
a veces perdiendo un poco de la altura ganada,
pero siempre pendiente arriba en busca del Pico del Águila (449 m).
Enlazo con el sendero “oficial” cercano al primer mamellón o Peña del Águila (439 m);
disfruto de las
vistas sobre un saliente rocoso, flanqueado al sur por la Sierra de Columbares,
al Este la de Altaona, al Norte Cañisola y al Oeste la Cresta del Gallo.
Continúo por la cresta con vistas del paisaje lunar,
voy atento a descender por oculto sendero marcado con un hito en su inicio, para ascender después al segundo mamellón (428 m);
las vistas de los cultivos a base de limoneros, almendros y olivos, junto a sus balsas de riego y las sierras circundantes, en un entorno tan árido, crean un contraste llamativo e interesante.
En pronunciado ascenso sobre piso rocoso
corono el tercero (417 m);
subiendo al cuarto investigo unas formaciones rocosas muy interesantes;
como no hay salida, retomo el sendero escalando al cuarto y último mamellón (419 m);
busco un descenso para ir explorando bajo los abrigos rocosos las erosionadas paredes, que atesoran los relieves procedentes de una tierra antaño sumergida;
los materiales que aparecen en Los Mamellones
pertenecen a la gran cuenca neógena del Mar Menor, son areniscas y
microconglomerados dispuestos sobre margas de edad Tortoniense.
Tengo que subir un corto trecho, para acceder a la zona más espectacular e impresionante de formaciones geológicas a modo de museo al aire libre;
Mamelón significa colina o cima en forma de pezón; junto a la meteorización cavernosa a base de erosión alveolar o de tafonis, estructuras en panel de abeja y las esferas esculpidas en las areniscas,
modelan un paisaje tan espectacular como sorprendente;
solo me queda descender finalmente a la
pista de vuelta al coche.
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