Cuevas de los Carneros, Ojos de Dragón y Arpía

 

Cruzando Alhama de Murcia por la carretera de Fuente Alta (Alhama-Collado Bermejo), giro a la izquierda por la pista asfaltada del canal del Trasvase Tajo-Segura; aparcamos en una explanada junto al control de aguas.

Partimos por la pista asfaltada del canal durante 100 m cruzando el puente; seguimos por la izquierda de la Rambla del Azaraque un corto trecho, la cruzamos subiendo unos metros al canal; 

pasamos junto al muro de contención, 


ascendiendo por suelo rocoso a la Cueva de los Carneros, 

primer objetivo de la ruta; tras echarle un vistazo continuamos por el margen derecho bajo el acueducto del Canal del Taibilla; 

por pinar tupido 

enlazamos con el Sendero de las Milcurvas; salvando la rambla, vamos atentos a tomar el empinado Sendero de Fuente Alta, 

hasta llegarnos a las ruinas de su vivienda; 

disfrutamos de las vistas de Carrascoy y el Valle del Guadalentín; 

seguimos por la zona abancalada con viejos olivos y algarrobos, uniéndonos mas adelante con el sendero oficial.

Cruzamos por una zona muy bella de frondosa vegetación donde nace Fuente Alta y se entuba; 

seguimos rectos en el cruce de senderos; vamos ascendiendo progresivamente eludiendo ramblizos 

y observando obras de arte naturales que suponen las telas de arañas perladas con gotitas de agua; 

la telaraña se compone de fibras extremadamente delgadas, unidas por conectores, cuando el aire está húmedo, las nanofibras se encogen mientras que otras se estiran para albergar las gotas; 

pasamos por un collado, en una curva dejamos la pista para internarnos monte través, descendiendo a cruzar una vaguadilla y salir encima de la Cueva de los Ojos del Dragón; segundo objetivo de la ruta; realizamos el corto y pronunciado descenso a la cueva, 

con un paisaje de cuento al encontrar la Sierra de Carrascoy despuntando sobre la bruma.

Volvemos sobre nuestros pasos, vamos bordeando un ramal del Barranco del Amarguillo, 

descendemos por traza senderil de fuerte pendiente, al sendero

que nos permite acercarnos a los cenajos, donde se encuentra nuestro tercer objetivo, la Cueva de la Arpía, 

ser mitológico cuyo ojo siempre permanece abierto vigilando que no comamos; 

hecha la exploración nos desplazamos por la cornisa bajo las grandes napias del cenajo, 

donde no nos vea el ojo de la arpía, y devoramos los bocadillos.

Volvemos 

al sinuoso sendero con tramos mamposteros, 

acaba en las ruinas de la vivienda de Abuznel, 

nos habla de un modo de vida marcado por la austeridad, economía de subsistencia y autoconsumo. Posiblemente fue una de las muchas casas de pastores, jornaleros o labradores que no necesitaban más que una planta 

y si disponían, como este caso, de una pequeña porción de tierra, precisaban de una parte alta (sala) donde almacenar y ventilar el grano, guardar la chacina de la matanza (por San Andrés) y otros productos que se recolectan o elaboran. Con la creación del parque natural, se pusieron muchas restricciones para los usos agrícolas y ganaderos del suelo; la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por una vuelta a las ciudades y el abandono de los campos.

Tras 1km, dejamos la pista en descenso, para ir subiendo por un estrecho sendero 

que dejaremos en una de sus curvas pronunciadas, para seguir por traza senderil en subida un corto trecho; 

iniciamos un vertiginoso descenso 

para entroncar con el Caño Espuña; 

echo un vistazo a un sugerente paredón calizo, por si tuviese alguna cavidad;

 enlazamos con el Sendero de las Milcurvas/Senda de Fuente Alta

 y tras solo 24 curvas, 

salimos al canal del trasvase de vuelta al coche.  



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