Una Experiencia Inmersiva en el Gorgel

Acceso desde la Autovia AP-7, CT-32 y CT-34; tomando dirección Portman desde La Esperanza N-345; finalmente hacia Escombreras por la RM-320 durante 650 m, aparcando en una explanada (37°35'36.38"N 0°52'56.27"W).

Salgo caminando carretera abajo por el GR-92, sin tráfico alguno con vistas de la Mina Inocente 

y la Rambla del Avenque por la que volveré; 

las sensaciones se van intensificando con el día nublado, recién amanecido y rodeado por el desolador paraje, con las cicatrices de unas heridas abiertas en tierra minera, 

propensa a manifestaciones religiosas, 

como la del pequeño Monte de la Cruz bajo el Cabezo de las Colmenas.

Paso frente a la Planta para Tratamiento de Residuos de Cartagena, 

me desvío para echar un vistazo a la chimenea torcida de Los Simones,

 retomo el asfalto para rodear por pista el vallado; 

continuo en ligero ascenso con vistas de la Refinería de Escombreras;

 envuelto en el pinar veo varias cebollanas, 

antes de tomar a la izquierda en la bifurcación pistera para, rodeando el Cabezo de Aljibe, divisar la Cala del Gorgel 

con el polígono acuícola de los 13 (una se encuentra en tierra firme) que engloba la “Asociación FARM de Empresas de Acuicultura de la Región de Murcia”; son instalaciones de jaulas flotantes en mar abierto, 

las especies actualmente cultivadas en nuestro litoral son la dorada (Sparus aurata), la lubina (Dicentrarchus labrax) y el atún rojo (Thunnus Thynnus).

Exploro brevemente el antiguo cuartel de los Carabineros, 

cuerpo de élite republicano que vigilaba el contrabando en las costas, creado en 1829, la Dictadura franquista integra a sus miembros en la Guardia Civil en 1940. 

Como no hay sendero definido para descender a la linea de costa, armado de paciencia y bastones, voy eludiendo matorral intuitivamente a medida que bajo, con el ramblizo de Punta Escucha como referencia a mi derecha.

Respirando la fresca brisa marina, recorro relajadamente la playa aislada de unos 500 m de largo, arenas oscuras y escaso oleaje, 

sigo por delante de las viviendas de los, aproximadamente 300 vecinos, que ocupan las 57 casas que hay en la zona; 

buscando al inicio del palmeral, 

un sendero escondido 

que me introduce en un agreste ramblizo, aderezado de arbustiva vegetación mediterráneo-costera al paso: pinos, espliegos, palmitos, bayones, 

palmeras, cornicales y aliagas principalmente, 

con tramos lechosos de roca y tierra, 

que me hacen avanzar con dificultad; 

subo un tramo muy empinado 

hacia El Laberinto en busca de la Mina del Geodésico, conocida como la mina Obdulia.

Atravieso por el “Túnel del Amor” 

y, sin tocar asfalto, comienzo un ligero descenso pistero, pasando por una cueva de escasa profundidad

 junto a una sima; 

poco mas adelante un “ojo” 

y el puente situado en la Rambla del Avenque, 

que une las concesiones mineras de El Arresto y Permuta, rodeo el lavadero del Arresto, 

cochambroso al igual que muchas instalaciones mineras abandonadas.

Saliendo del mismo, tuerzo a la derecha por pista en desuso con restos mineros; 

desciendo al lecho de la Rambla del Avenque, 

acompañado por un hilillo de aguas coloreadas con los sedimentos provenientes de los estériles, 

desciende camino de la playa del Gorguel, 

tiñendo de color e impregnando de sustancias minerales poco recomendables las arenas próximas, a través de las cuales se inflitran en el subsuelo.

Le echo un vistazo a una covacha

 y continuo emocionado por este viaje al paisaje marciano, una pena que su pintoresco colorido

 y agreste erosión, 

sean debido a la salvaje extracción de minerales sin la posterior solución medioambiental correctora; paso bajo las ruinas de la Mina Inocente

 y repaso el abandonado conjunto minero de la Rambla del Avenque 

antes de volver al aparcamiento.

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