Mis dos senderos btt favoritos en la Sierra de Ricote

 

Accedo desde la Autovía Murcia-Caravaca RM-15, tomando la salida nº 20 por la RM-530 a Yéchar; aparco junto al Café-Bar La Catedral.

Salgo pedaleando hacia los Llanos de Yéchar, 

dejo el asfalto en el ramal del Canal del Taibilla; 

desviándome por pista, 

conecto con la de los Poyatos a Patruena; 

giro a la izquierda pasando por la Casa Forestal de la Solana, 

echo un vistazo a su horno y aljibe antes de continuar; 

se endurece la subida; hago una pausa en el Collado de las Amoladeras;

 paso junto al Collado del Espino con vistas por la izquierda de las Sierras de la Muela y Navela 

y por la derecha el Llano de Ardal, Sierras de Espuña, Lavia, Cambrón y Pedro Ponce, con los Picos de la Selva y Peñarrubia; 

llegando al Collado del Moro, encuentro tendida en medio de la pista una culebrilla haciéndose la desentendida.

Desde el Collado del Moro, 

sigo por la izquierda la pista forestal, me introduce por el magnífico patrimonio forestal que representa la Sierra de Ricote, 

hago una paradita para comer unos madroños

 antes de alcanzar el Puerto del Caballo (802 m). 

Desciendo vertiginosamente por la juguetona Cañada de Priego, 

un largo sendero, bonito y divertido 

poblado de coscojas (Quercus coccifera), su fruto, la bellota forma parte de la alimentación de un gran número de animales silvestres, de los cerdos ibéricos y del hombre en épocas de hambruna en forma de tortas, licor, como sustituto del café y antidiarreico. 

Se hace muy técnico en zona ramblera de grandes piedras, 

justo entonces, empujando la bici, realizo a la derecha, un cortito ascenso por suelo rocoso, al Sendero del Collado de la Madera (PR-MU 47), 

lo subo para dejarlo por un ramal a la derecha 

enlaza con la pista forestal de vuelta al Collado del Moro; repito la operación de nuevo al Puerto del Caballo.

Distingo las Sierras del Molino, Palera y Almorchón 

además de la caseta forestal; 

junto a una de las charcas circulares encementadas para dar de beber a la fauna local (Abejarucos, jilgueros, lagartijas colilargas, perdices rojas, ranas verdes…) 

desciendo por la Vereda del Puerto, primero por pista y después por una larga trialera paralela al Barranco de Veto,

 me saca a los campos de almendros y olivos dispersos que conforman el entorno del Cortijo Ardal, 

paraje casi deshabitado cultivados con trigo y cebada; observo signos de pastoreo activo en medio de esta penillanura, donde solo se oye el canto de algún pajarico.

Pedaleo por el paisajístico Camino del Puerto del Caballo, con la sensación agradable y placentera que dan los espacios abiertos, 

veo a mi derecha la entrada a las ruinas de la Casa Garrancho; 

enlazo con la asfaltada Cañada Real de Calasparra; desde el asentamiento romano en el Ardal hasta nuestros días, caminos y vías pecuarias confluyen aquí, ademas de las Veredas de Yéchar o Valentín, conducían los rebaños hasta el abrevadero de la cercana Fuente Caputa, 

donde hago otra parada, antes de remontar cortando una cresta lomera, para descender vertiginosamente a Yéchar.



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