Área Recreativa de la Balsa Chica-Coto de la Casilla-Sendero de Las Alquerías SL-MU 2

Acceso desde la Autovia Murcia-Lorca por la salida 609 en dirección Aledo (RM-502); pasado el mismo, continuamos hacia Zarzadilla de Totana, para torcer hacia Las Alquerías entrando en Sierra Espuña, aparcamos en la extinta área recreativa de la Balsa Chica

con vistas del imponente promontorio del Morrón de Espuña.

Los faraónicos esfuerzos para proveer de agua potable a la población de Totana, provocaron la construcción en 1753 del Acueducto de La Carrasca, con más de 17 km salvando un desnivel de 876 m; derivó las aguas desde la Sierra de Espuña hasta la plaza principal de la villa.

Su recorrido partía desde la Casa forestal de La Carrasca (mina) pasando por: Collado del Pilón, Barranco de Ballesteros, La Casilla, Los Molejones, Arco de Totana, La Santa, Rambla de La Santa, Balsas de Las Alquerías y de La Casilla, Venta de la Rata y Arco de las Ollerías.

Rodeamos la Balsa Chica y parte de su canalización;

cortando el Barranco de Ballesteros,

sendeamos un tramo hasta el enlace con la pista de la Casa del Lavador a la de las Tenganeras;

nos desviamos a los pocos metros cortando el Barranco de la Casilla y Rambla Celada, para enlazar con la Pista de los Molejones,

caminamos unos metros por su senda paralela; a su salida, cortamos la pista,

cruzamos el vallado y ascendemos junto a un aljibe captador de aguas,

pisteando rectos con vistas del Morrón de Espuña y la Peña Apartada.

A la altura de una balsa,

dejamos la Rambla de la Santa y la pista, al cambiar de dirección por otra en desuso; atravesamos la valla alambrada caída y las abiertas puertas;

sendeando en ligero descenso a unas colmenas abandonadas,

torcemos a la derecha rodeando una vaguada con huerto abandonado y vistas de la Casa de la Casilla hacia donde nos dirigimos.

Echamos un vistazo a sus cuadras

y dependencias,

nos llama la atención tanto la rejería,

como las tinajas

y su aspecto señorial, a pesar de la ruina que la invade;

en sus alrededores destaca una encina centenaria, un pozo

y el embarrado abrevadero natural con abundantes pisadas de los ungulados.

Seguimos por la pista durante 500 m y salimos momentáneamente del camino, exploramos una gran alberca

con algunas viejas sillas a su alrededor;

escuchamos el silencio absoluto y continuamos hasta la puerta de entrada; como se encuentra cerrada, tenemos que pasar por debajo de la alambrada y no somos los primeros por cierto. Entiendo que este acotado tuvo su sentido cuando aclimataban a los arruís, pero ahora se encuentra abandonado a su suerte y debería encontrarse expedito. Salimos junto a la Casa Forestal de las Alquerías;