Playa de las Palmeras-Acantilado de Honduras-Isla Negra-Cala Taray-Playas de Los Cocedores y Carolina

 

Accedemos desde Lorca por la RM-11 hacia Águilas, en la rotonda, seguimos dirección Almería por la RM-333; al cruzar el límite almeriense en la rotonda, giramos hacia San Juan de los Terreros aparcando en la Playa de las Palmeras, Bahía de los Taray perteneciente al Ayuntamiento de Pulpí (37°22'16.79"N 1°38'44.21"W).

Partimos caminado al Suroeste cruzando un ramblizo, ascendemos por senda zigzagueante y pedregosa, a lo alto del cerro mas próximo; 

comienzan las espectaculares vistas mientras vamos descrestando entre suaves lomas.

Iniciamos un pronunciado descenso desde el Despeñaperros (78 m), 

enlazando con la pista

 que conduce a la atalaya sobre el Acantilado de Honduras, donde se encuentra Isla Negra

 y el cercano Castillo de Terreros, del siglo XVIII, 

perteneciente al sistema defensivo costero que puso en marcha Carlos III. En 1945 servía de puesto de observación a la guardia civil hasta los años 70; 

tomamos la fruta junto a un relieve de arenisca

 y volvemos bordeando el litoral por sendero aéreo.

Enlazamos con el track de la ida unos metros derivando hacia los acantilados de nuevo, 

el sendero aéreo pasa junto a una roca con forma de huevo y color diferente a su entorno; 

entramos en zonas con soportes verticales para el apoyo de manos, algunos aún conservan la cuerda que los une; 

el contraste de las areniscas

con las cristalinas aguas turquesas brillantes de sol, así como la suave brisa salina, seducen a nuestra visión y sentidos.

Un cartel nos recuerda que vamos en busca de los Cocedores por su sendero homologado; 

cruzamos la Playa de las Palmeras

 y comenzamos a encontrarnos pequeños tesoros que el mar nos devuelve


y los taray nos obsequian, 

mientras escuchamos el relajante sonido del oleaje al retirarse sobre los cantos rodados. Cruzamos la Rambla de los Arejos,

rodeando Cala Taray

 y su promontorio de fósiles apiñados; 

le echamos un vistazo a una antigua balsa

y pisteamos hacia la Casa del Inglés, 

cambiamos de dirección por sendero a la derecha

donde se encuentra Cala Cerrada; 

la vamos circunvalando por la Playa de Los Cocedores hacia su extremo, donde se encuentran una de las balsas marinas

 donde se sumergía el esparto, con la finalidad de ablandar sus fibras y dotarlas de un color característico; después se secaba y picaba para obtener una fibra más fina.

La industria en torno al esparto y su exportación fueron cruciales para la economía local en el siglo XIX y gran parte del XX, 

vamos rodeando por los almacenes horadados en la arenisca

 hasta que el nivel de agua impide seguir. 

Debido a su morfología de media luna, los antiguos cocedores de esparto todavía se conservan en sus extremos; encajada entre un cabezo de color negro con rocas volcánicas y otro amarillo con restos de playas fósiles.

Caminamos uno metros a la cala contigua, la de la Carolina, 

con paneles informativos, 

cantidad de chiringuitos y autocaravanas; 

salimos por el camino de entrada al aparcamiento; le echamos un vistazo a la parte trasera de la Casa del Inglés

 y a la balsa redonda cercana al un viejo torreón. 

Solo nos resta volver al aparcamiento por vereda del exterior del guardarraíl de la carretera.

Descargar track

Comentarios