Cueva de las Grajas-Los Tormos-Las Peñas-Pequeña Ciudad Encantada de Peñalén

 

Accesos por la CM-2101 desde Zahorejas o Villanueva de Alcorcón y también desde Peñalén; aparcamos en el Km 13 (40°39'41.63"N 2° 5'48.01"W).

Partimos caminando 30 m paralelos a la carretera (dirección Peñalén), tomamos la pista del páramo en el Parque Natural del Alto Tajo a casi 1400m de altitud, progresamos en ligero ascenso entre bojes y laricios 660 m, 

atentos a tomar un desvío en la Cueva de las Grajas.

Monte través por la izquierda hacia unas ruinas, 

vamos sorteando matorral y arbolado, guiándonos, cuando las encontramos, por trazas faunísticas, manteniendo en lo posible dirección Oeste, 

en busca de la primera formación de rocas encantadas “Los Tormos”. A quien le guste caminar por el bosque sin sendero definido, le será grato aunque necesario el uso del track para orientarse.

Vamos descubriendo los “frailes”, rocas de caprichosas formas y tamaños como “Los Obeliscos”

o “El Bunker” a decir de Rosa que los va bautizando a medida que se perfilan; 

cortamos paso entre dos moles rocosas, 

continuamos por una pequeña depresión longitudinal, usada con cierta frecuencia por los ungulados para desplazarse, sus deposiciones, huellas y la hierba aplastada los delatan.

A los lados de la vereda encontramos dos formaciones destacables “El Gran Hito”

 y “Nasón”; 

alcanzamos el sumidero kárstico de Las Peñas, 

con un aprisco

y las ruinas de una edificación antigua con hozaduras de jabalíes.

Enlazamos tres curiosas formaciones “El Boletus”,

 “La Bicha”

 y “El Buque”; 

realizamos 140 m por pista y continuamos campo través orientados al Este, en busca de la “Pequeña Ciudad Encantada”,

un reducto de rocas calizas en proceso de kastificación; 


entramos en una construcción usada como aprisco, 

rodeada su entrada con muros de mampostería en seco.

Tras algún enganche con los pinchos de los cambrones, tomamos monte través de nuevo hacia el Cañananso; no encontrando nada relevante, derivamos hacia el Sur para conectar con una supuesta pista, solo se refleja en los mapas; pasamos junto a un pino laricio o negral con tres troncos; 

dejamos la traza senderil que llevamos para corregir rumbo, cuando vemos un “pino corriendo” jugadas de la vista, aunque al pasar junto a él se explica.

Entroncamos con pista reconocible, se va haciendo cada vez mas precisa, 

cuando alcanzamos el Pozo abrevadero Cueva de los Grajos, enlazando con el track de la ida; 

cubrimos la distancia que nos falta al aparcamiento, 

cambiando impresiones sobre las expectativas que despertaban nuestro interés por la Pequeña Ciudad Encantada de Peñalen, sin embargo han sido otras las formaciones que han merecido la pena, al coste de caminar pendientes de la orientación aventurera y preguntándonos cuantas habremos dejado de ver.

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