Embalse de la Cierva-Fuente Caputa-CR de Calasparra-Coto Minero del Distrito Gilico-Sendero de la Fuente de la Higuera-Ermita Niño del Balate

 

Parto desde el Niño de Mula 

por pista paralela escondida, a la carretera en descenso hacia Mula, pedaleo con vistas de la huerta mulera rodeando Trascastillo Alto; 

cambio de dirección en ascenso hacia el complejo ibérico de El Cigarralejo; 

vuelvo a girar por Trascastillo Bajo hacia la subida al Embalse de la Cierva.

Hago la primera parada en la coronación de la presa; 

el Embalse de La Cierva, se construyó gracias a Juan de la Cierva, diputado por Mula durante los primeros años del siglo XIX, 

al cambiar los cultivos tradicionales de vid y olivo por los cítricos, aumentando las necesidades de agua para el regadío.

Cruzo bajo la autovía RM-15 enlazando con la pista del Cordel de la Huerta; 

la dejo para descender hacia la Rambla de Perea

donde se encuentra la Central eléctrica, 

empujo la bici bajo el Canal del Taibilla

al “Charcón” o balsa grande; 

ayudado de unas cuerdas paso por el tramo corto, estrecho y rocoso más complicado; 

caminar sobre las rocas con las calas y la ebike supone una tortura, 

afortunadamente lo acabo y por senda paso junto a otra de las charcas

 y alcanzo el Abrevadero de la Fuente del Capitán en Fuente Caputa, zona conocida por un manantial, a través del cual emergen las aguas infiltradas en los Llanos del Ardal y área suroccidental de la Sierra de Ricote; los romanos la nombraron como Caput Aquae o cabeza de agua. En el Ardal se encuentran los restos de una presa y un entramado de canalizaciones que abastecía de agua a las termas romanas de Fuente Caputa; no se considera afluente del río Mula, puesto que sus aguas son derivadas hacia el Embalse de La Cierva.

Avanzo por la Cañada Real de Calasparra, 

donde impera el almendro y la vid, 

echo un vistazo a la Casa de la Caridad en los Campos del Cagitán




donde se seca irremediablemente el Olmo del Cagitán 

sin el suministro de agua que le proporcionaba el pozo adjunto,

destacaba sobre la penillanura con una altura de 30 m.

Vuelvo al pedaleo con vistas del Almorchón, 

entronco con la carretera a Calasparra y rodeo los Baños de Gilico; 

tomo dirección hacia el Coto Minero del Distrito Gilico (término municipal de Cehegín), dejo atrás las ruinas del Cortijo Navarro

entro por los edificios, lavaderos y el gran lago que fue el laboreo a cielo abierto de la mina María, provocado por una gran avenida del Río Quípar en Noviembre de 1988; 

el Pozo Kinito era una mina de extracción mineral a cielo abierto de magnetita, su gran oquedad junto al río Quipar, hizo necesario desviar y canalizar las aguas del río para no afectar a la explotación. 

El hueco de la mina tiene un volumen de 3.600.000 m³, con una profundidad de 90 m. La magnetita (Fe3O4) con un 70% de hierro y propiedades magnéticas se exportaba a Alemania, la guerra mundial de 1914 supuso la quiebra del negocio; acabó el “cable” desmontándose en 1954, fue transportado y reutilizado en las minas leonesas.

El “cable” (tren aéreo con vagonetas), transportaban el mineral desde el Coto Minero de Cehegín y el Distrito Gilico, hasta la Estación de Tren de Calasparra; este último se inauguró en 1908 con sistema Roll, de 15 km de largo y movido por la energía eléctrica del Salto de Cañaverosa.

Rodeando el yacimiento Ibérico del Cabecico del Trigo, 

alcanzo la Copa de Bullas, cruzo la población

 siguiendo el Sendero de la Fuente de la Higuera; 

paso junto al Arroyo de Fuente de la Higuera; 

rodeo el Palacete de la Fuente de la Higuera de Bullas, 

construido sobre el antiguo palacio del conde de Sástago, también conocido como el Palacio de don Fabio, se hizo sobre la fuente de aguas naturales llamada La Rana. 



Fabio, un erudito en arte, buscó por toda la geografía española distintos estilos arquitectónicos que pudiera fusionar en su villa de Bullas, como resultado, este palacete es una joya de la arquitectura modernista inspirado en aromas sevillanos; sus obras concluyeron en 1925, aunque hoy día a penas conserva los elementos que le hicieron ser BIC hace más de 30 años. 

En 1936 durante la Guerra Civil, el odio del pueblo sumido en la miseria a la burguesía enriquecida, forzó a la familia para que huyera de Bullas; la casa quedó así desprotegida, sirviendo de morada al Frente Popular y a otros grupos políticos durante los años de la guerra y posguerra y hasta la fecha nunca más fue habitada. 

Palacio y fincas pasaron a manos de Rosario, una de las hijas de Don Fabio, al venderlas a un grupo inversor, quedaron sumidas en el olvido. En varias ocasiones se ha hablado de su restauración integral pero nunca ha existido un proyecto firme. Durante la década de los ochenta, la finca sufrió su mayor expolio. Me acerco al acceso principal, 

se realiza a través de una portada dividida en tres ejes, siendo el principal un arco de medio punto de estilo neorrenacentista, con alegorías de la agricultura en relieve a ambos lados y una inscripción en el segundo cuerpo. 

Todo el conjunto está rodeado con un alto muro de sillar poligonal y garitas en las esquinas que le confieren un aspecto defensivo.

Tiene un jardín abandonado, donde Fabio hizo instalar numerosas fuentes y lagos artificiales e hizo traer animales para hacer más creíble ese oasis dentro de la aridez de la tierra murciana. Quienes conocieron la vivienda en funcionamiento aún recuerdan los cristales de Bohemia, porcelanas de Sajonia, maderas nobles y mármoles de Carrara, hasta la comodidad más avanzada de la época, ya que la casa disponía de cuartos de aseo con retrete, calefacción central y un sistema de aislamiento térmico.

Salgo por los plataneros de su entrada y sigo a la derecha hacia Bullas, para tomar la Vía Verde del Noroeste; 

hago una paradita en el Apeadero de la Luz; 

tras 800 m giro a la izquierda hacia la Balsa de la Luz y los Canales 

siguiendo el curso del Río Mula, 

retomo la vía verde 

hasta la entrada a la ermita del Niño del Balate, 

esta ermita del siglo XVIII y de estilo barroco, según cuenta la leyenda, en este lugar se le apareció por primera vez Dios Niño a un pastor en el año 1648; se convirtió en Fray Pedro Botía, 

y años después, en un viaje a los Santos Lugares, conoció al Conde Lemos que le introdujo en la Corte madrileña, llegando a ser consejero del hermano de Carlos II; así consiguió que se construyera el Monasterio de La Encarnación en Mula, donde se empezó a rendir culto al Niño. 

Acorto los metros al aparcamiento con la batería en zona roja.

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