Paso del Poyato-Cascada de Hondares-Poza de Las Tortugas-Damas Chamanas-Cortijos de Hondares
Accesos desde la RM-15 Murcia-Caravaca (MU 702), pasado Archivel y el cruce al Campo de San Juan, vamos atentos para girar por la derecha a la altura del Cortijo Pernales (dirección Zaen), enlazamos con la carretera que viene del Sabinar hacia Benizar; pasadas las Casicas del Portal aparcamos aquí 38°14'35.60"N 2° 0'58.39"W; igualmente desde Tazona (CM-3217) y Benizar (B-30).
Partimos hacia el Sur caminando por la vieja pista junto al aparcamiento; a su final entre sabinas rastreras y monte través,
alcanzamos la senda mampostera junto al paredón calizo,
que representa el Paso del Poyato,
esculpido camino empedrado
usado antiguamente para ir a Moratalla,
las vistas son estupendas durante su zigzagueante trayectoria bajo los cenajos.
Enlazamos con la pista, seguimos unos metros a la izquierda, para tomar camino con cartel de prohibición a vehículos a motor, del 1 de Diciembre hasta el 15 de Julio por zona de nidificación.
Seguimos a la derecha en el cruce de la pista con la senda, hacia una pequeña gruta con planta rupícola;
pronto oímos el rumor de la Cascada de Hondares con su Poza de Las Tortugas,
nos acercamos bajo su cortina acuática;
disfrutamos brevemente de su frescor y belleza;
seguimos sendero arriba hasta el desvío por la derecha,
conduce a la pequeña falla de desplazamiento de rumbo o de desgarre;
le echamos un vistazo
dándonos la vez de paso debido a la estrechez de sus labios
hasta su corto pero abrumador final.
Salimos monte través a la pista,
tomamos en el segundo cruce por la izquierda la monótona pista bajo pinar.
En la comarca del Noroeste de la Región de Murcia, se encuentran decenas de abrigos al aire libre y covachas con pinturas rupestres prehistóricas próximas a manantiales de agua; fechadas desde el Mesolítico hasta la Edad de los Metales; Moratalla es el principal núcleo de arte rupestre y también levantino de la región, sus yacimientos rupestres: Cañaica del Calar, Fuente del Sabuco, Molino de Capel, Andragulla, La Risca o El Molino. Al igual que todos los conjuntos con arte rupestre levantino fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1998. Descendemos en el cruce a las ruinas del Cortijo de la Cueva de Roberto;
a partir de aquí hay que tomar una traza senderil cambiando de dirección,
para ir bajando poco a poco a la base de los paredones rocosos,
por donde desplazarnos en busca del abrigo, donde se representa una probable escena de Diosa Madre, acompañada de una hija tutelada, o divinidad menor, las Damas Chamanas,
dos figuras femeninas, pertenecen al abrigo rocoso de la Risca I (Rincón de Pedro Surullo), base de los cortados bajo los Calares en la Cueva de la Capilla, en el extremo derecho de un aprisco sobre una cornisa;
fueron descubiertas en 1978 las dos figuras descalzas, muy alargadas y desproporcionadas, ataviadas con faldas largas, ajustadas y con flecos en los codos, de carácter protector y mágico; los brazos en acción de caminar, no así los pies alineados.
El gesto de los brazos en arco es característico de las figuras levantinas del Alto Segura, donde se aprecia un protagonismo de lo femenino en numerosas escenas del arte rupestre:
damas que tutelan a arqueros situadas en la zona superior en la escena; diosas en matrimonios sagrados; mujeres que tocan en un ritual a ciervos y a osos para impregnarse de su fecundidad, poder genésico y de resurrección…etc. Las figuras están pintadas en color rojo oscuro, elaborado a partir de bol rojo (especie de silicato de aluminio ferruginoso).
Retornamos al cruce pistero hacia las ruinas del Cortijo de Hondares de Arriba, donde un lejano “fantasma” nos vigila sin pestañear;
dejamos el derruido Cortijo de Hondares de Arriba y,
poco después, la pista desdibujada por una traza a la derecha, ya que si seguimos por la pista, luego no podremos cruzar entre la vegetación y el agua; descendemos
por tanto a la pista para vadear por piedras el Arroyo de Hondares;
nos dirigimos hacia el ruinoso Cortijo de Hondares de Abajo
y pisteamos en busca del atajo
con vistas del espectacular y fotogénico Paso del Toril, con sus embutidas escaleras de mampostería y masa pétrea impregnada de fósiles;
nos devuelve al Paso del Poyato
y aparcamiento.
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