Trialeras Primaverales en el Parque Regional de El Valle
Parto desde el Auditorio Victor Villegas
por el carril bici de Ronda Sur, me desvío al jardín del infante,
hago unos metros por el carril bici del bulevar del soterramiento,
para girar por la Senda de Los Garres y la Avenida Virgen del Rosario a la carretera F-1 y torcer por la mota del Reguerón;
salgo por la Carretera de Santa Catalina a Plaza del Charco en Santo Angel y en subida por el Verdolay al Convento de Santa Catalina del Monte.
Salgo a la carretera de El Valle, pasando por el lateral del centro de interpretación;
bordeo el arboretum, las ruinas del viejo orfanato y el Centro de Recuperación de Fauna El Valle (desempeña trabajos de investigación, recuperación y rehabilitación de especies de fauna silvestre), rodeo el Albergue juvenil tomando la Pista del Relojero.
Tuerzo por el Sendero de las Columnas y, tras largo y duro ascenso,
pisteo hasta el cruce con la Senda del Ismael en los Cerrillares, donde cambio de dirección por pista a la derecha para realizar la Senda Perdida,
sendero trialero que pasa por Peñas Negras y corta la Rambla de las Cabezas.
Dejando atrás las ruinas de una antigua casa scouts,
vadeo la Rambla del Puerto
y rodeo las Casas del Civil.
Cruzo bajo la Autovía Murcia-Cartagena por la pista de las Llanas en la Sierra del Puerto; en la bifurcación, sigo por la derecha
hasta haber pasado el cruce con el Matahombres; en 100 m, giro por senda en subida a la derecha, al poco, comienza el descenso,
precipitándose
cuando corto la pista por la continuación del sendero bajo umbrío pinar al cruce senderil;
viro a la izquierda por el trialero Sendero de los Aisladores;
desemboca al inicio de la subida al Matahombres. Sin cruzar la valla del parque, giro a la izquierda en el cruce de senderos, por el escondido de la izquierda, para deslizarme por el cortafuegos
al sendero transversal, lo sigo por la izquierda unos metros y desciendo de nuevo por el cortafuegos;
el sendero se bifurca en un cañaveral, ambos sentidos desembocan en la Rambla del Cigarrón; su trazado alterna piedras, raíces y arena, erosionado por los escurrimientos del agua, favorecidos por las pendientes del irregular terreno; caracterizada por el color marrón oscuro de la arenisca;
solo tengo que ir atento descendiendo por la misma, a las figuras talladas en la arenisca que van apareciendo. Los paredones de arenisca se encuentran muy erosionados y originan constantes derrumbes a lo largo del lecho ramblero; en el centro del camino encontramos el relieve de una cabeza de equino y el perfil de un Dios-Sol/Apolo, la personificación del ideal de belleza masculina y el dios griego de la luz, el sol y la medicina; hijo de Zeus y la titan Leto, su hermana melliza era Artemisa. En la mitología griega, Helios se identificaba con el dios de la luz, Apolo; su equivalente en la mitología romana era el Sol Invictus.
En 30 m a la derecha veo la cabeza de un dragón al modo occidental, con dientes y mirada perversa;
bajo los estratos de arenisca y los tramos de roca en el cauce,
voy progresando pendiente a mi derecha y elevada unos metros, de la cabeza esculpida posiblemente de Júpiter,
el padre de la luz y principal dios de la mitología romana.
En 130 m también por la derecha
sobresale en curva la escultura de la cabeza del Dragón Chino; la palabra dragón deriva del griego drákōn (serpiente, dragón).
Salgo de la rambla cruzando por San José de la Montaña, disfrutando entre saltos de tobogán por el huerto de olivos.
Cruzo bajo la Autovía a Cartagena hacia el depósito de la Paloma,
frente al mismo tomo un carril florido,
seguido de un sendero,
cruzo por la rotonda la carretera Sangonera-Palmar, para pedalear por la mota del Reguerón, cruzar por la pasarela hacia Aljucer,
derivando por el Carril Torre Salinas y Camino Hondo hacia Barriomar.
Acabo en la mota del río Segura; dejo a la izquierda Puente Inacua y a la derecha el antiguo Cuartel de Artillería, complejo militar rehabilitado y restaurado por el Ayuntamiento de Murcia en pabellones diversos, museos y sede de instituciones;
atravieso por la Pasarela Manterola (1997), puente de tirantes sobre el azud, permitía el paso de agua a los antiguos molinos de San Francisco (después molino de Roque con paso de barca),
al carril bici
de vuelta.
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