Jardín de los Patos en Vistabella-Camino de la Trinidad-Paisaje Lunar-Cabezo de la Plata-Vereda del Chocolate

 

Partimos del icónico Jardín de los Patos en Vistabella, 

hacia el Auditorio Victor Villegas para tomar el carril bici, lo eludimos unos metros al hallarse ocupado con la poda de palmeras; cruzamos por el primer puente 

al Rincón de los García y la Azacaya.

Cruzamos por San José de la Vega al de la Montaña 

hacia el Puerto del Garruchal (paso natural que comunica con la depresión litoral del Mar Menor entre Cabezo Pascual y el Puntarrón), dejamos el asfalto por el Camino de la Trinidad; pedaleamos en ligero ascenso entre viviendas y huertos con los Mamellones de fondo; dejando atrás tanto las Casas de la Trinidad como los Cedrines, 

nos alejamos de la Rambla de Chumilla en subida 

al cruce de pistas en Los Rodaderos; 

continuamos rectos a la Casa de Tumilla.

Afrontamos un largo repecho con vallado lateral de la extensa finca Lo Romo, pedaleamos en bajada entretenidos observando el Paisaje Lunar, terreno árido y erosionado que se caracteriza por cárcavas, barrancos y formaciones rocosas que evocan la superficie de la luna; se han creado por la erosión del agua y el viento sobre terrenos arcillosos durante millones de años.

Realizamos una breve parada en las edificaciones de Hacienda Cabrera;

 

continuamos con el descenso 

pasando por el Romeral, 

entre las Sierras de Columbares y Altaona, 

nos desviamos por atajo hacia la Carretera del Cabezo de la Plata (RM-F56), torcemos a la izquierda dejando atrás la población.

Por la Carretera de Sucina (RM-301), descendemos por su arcén 

y nos salimos en la segunda rotonda (Alquerías), para transitar paralelo al trazado del AVE, torcer por el Brazal de la Olivera en la Vereda del Chocolate, 

para visitar el palmeral que rodea la casa-torre, Torre de Rocamora o Miralles, 



data del siglo XVIII y posee una ermita dentro del complejo.

Cruzamos la carretera Vieja de Orihuela a la mota del río Segura 

y el carril bici 

de vuelta a la plaza, 

terminando entre sus acacias y jacarandas 

con la estrella de la corona: un ginko biloba, originario de China, es una especie que ha sobrevivido a través de los siglos, destacándose por sus hojas en forma de abanico 

y su notable resistencia a condiciones adversas; sus hojas sirven para mejorar la memoria y la circulación sanguínea 

(Unos pocos árboles de ginkgo biloba, ubicados a menos de 2 km del epicentro de la explosión de la bomba atómica de Hiroshima, lograron sobrevivir a la inmensa destrucción y la radiación posterior, comenzaron a brotar a la primavera siguiente, simbolizando esperanza y renovación en medio de la devastación).

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