Molino de Patalache-Cueva de la Mauta-Parapente de Aledo-Estrecho de la Arboleja

 

Accedemos desde la Autovía Murcia-Lorca (salida 609) hacia Totana, seguimos por la RM-502 a Aledo enlazando con la C-21 a Lorca, nos desviamos entre los Km 1 y 2, a la vista de la nave Tierra de Alfar, aparcando enfrente de lo que suponemos fueron las casas piloto de la fallida macrourbanización residencial Cabezo del Molino que preveía la construcción de 15.596 viviendas en 30 años (37°47'29.62"N 1°35'16.76"W).

Echamos un vistazo a las ruinas de las casas piloto

y entramos en la zona abandonada de la urbanización entre dos filas de palmeras; descendemos por sendero

 hacia la cabecera de la Rambla de Los Molinos, donde se encuentra el Molino Nuevo o de Patalache 

y se aúnan historia, ingeniería hidráulica y naturaleza: La concentración de la propiedad del agua, estaba en manos de unos pocos herederos, agrupados en “Huertas” o “Heredamientos del Común” 

y bajo la tutela del concejo, que velaba por el funcionamiento y mantenimiento de sus instalaciones; las “Huertas” disponían de un mayordomo para supervisar la monda de las acequias, balsas y limpieza de caminos y parcelas; a su vez, cada “heredamiento” disponía de un muñidor o “avisador”, cuya función principal era la de advertir a los herederos de sus turnos de riego. 

Los gastos de mejora en infraestructuras recaían en los herederos; los posibles destrozos causados por las avenidas, se reflejaban en algunos contratos para el arrendamiento de molinos. Descendemos por su canalización 

a la Cueva de la Mauta

 y sus travertinos o tobas 

producidas al deslizarse por el suelo las aguas, se cargan del CO2 debido a la actividad biológica de vegetales y bacterias, habiendo disuelto las rocas calcáreas del acuífero durante su trayecto subterráneo. 

Cuando el apoyo vegetal muere y desaparece, deja el hueco que antes ocupaba vacío, de ahí la porosidad de aspecto cavernoso que presenta la toba.

Tras su visita, retomamos el sendero de vuelta a la explanada del proyecto fallido de macro urbanización, desde donde observamos Aledo 

y la Rambla de Los Molinos 

con multitud de antiguos molinos para el aprovechamiento de los caudales de manantiales permanentes de agua; 

se hallan apartados del cauce de la rambla protegidos de las avenidas ocasionales; las aguas se canalizaron para lograr una mejora en la molienda y el riego, ayudados por los fuertes desniveles existentes entre uno y otro molino.

Una variedad de molino en Murcia donde el agua escasea, es el molino de rueda horizontal o rodezno, complementado con el cubo, mejora técnicamente al molino hidráulico, al disponer de una torre circular con varios metros de altura, que se estrecha progresivamente mediante anillos o “atanores” -que debieron requerir de alfares especializados- evidencia de su origen andalusí, aumentando la energía cinética del agua al fluir con mayor presión en su caída, 

permitiendo muelas de gran tamaño y mejor rendimiento; estos molinos de la Ribera de Aledo disponían de una sola muela, sus obradores era de pequeñas dimensiones y solían tener caballeriza aneja.

El sistema hidráulico comenzaba con el nacimiento -el Río- de la Cueva de la Mauta, 

ahora con raíces petrificadas en travertinos, antaño era la cueva del Batán por la proximidad del Batán de la Saliente, ubicación del actual Molino Nuevo o de Patalache, 

último construido de los once que perduran a lo largo de la Rambla de los Molinos.

Ascendemos 

hacia el Cabezo del Molino observando el valle con los parrales de Aledo, 

pasamos por la zona del parapente 

bordeando los cortados con covachuelas

 y entramos por una especie de amplio cañón 

descendiendo junto a unos extraños contenedores

 al área recreativa con pinos y barbacoas; 

Rosa queda con Pitú y yo accedo al mirador de reloj solar (sin la aguja que daba la sombra), 

desciendo por las escaleras

 pasando por la escultura de arenisca y el algarrobo, 

al Estrecho de La Agualeja/Arboleja/Algualeja situada en el tramo medio de la Rambla de Lébor, 

cuya estructura geológica viene determinada por la fuerte erosión de aguas de escorrentía (cárcavas y abarrancamientos), mostrándonos un terreno rico en margas, yesos, calcarenitas, areniscas y conglomerados.

Casi cerrada en su techo, forma un túnel de unos 500 m de largo.

 Sorprende la frescura que se siente desde su entrada, alterna cueva y cañón fluvial, 

donde se suceden antiguos sedimentos marinos transformados en paredones rocosos erosionados y ahora, debido a la pertinaz sequía, no se encuentran rezumantes de agua, cuya precipitación provoca relieves carbonatados con amalgamas de materia orgánica, producto de la acción conjunta entre bacterias, musgos y helechos, con la falta de luz solar y el contacto con el agua.

Paseo entre moles rocosas de relieve granuloso, parecen intentar aprisionarme con sus paredes, salpicadas de vegetación e historia geológica. 

Se observan rincones con figuras esculpidas de areniscas meteorizadas, algunas con estratos coloristas y granulosos de gran belleza, también algunas estalactitas y crestones.

El agua que circulaba por el lecho del cauce, quedaba estancada en los diversos agujeros del cauce (pilas, pilones o pilancones), bañeras naturales que han sido colmatadas por la erosión de las tierras removidas en los alrededores, produciendo un barro arcilloso, resbaladizo y pegajoso.

Salvo con una corta trepada el dique, 

realizado para contener y distribuir el agua por las galerías que hay en la parte superior, dos ramales (en total unos 450 m de largo), agujereados por nueve conductos verticales de unos 40 m de profundidad, son las lumbreras para recoger las aguas de escorrentía y subterráneas provenientes de las formaciones geológicas de Aledo y Nonihay. El agua discurría por la galería hasta llegar a la balsa que hay en la salida del Estrecho de La Agualeja, la embalsaba enviándola por una acequia con acueducto sobre la Rambla de Lebor, para regar los cultivos de la huerta de Totana. Veo las escaleras de acceso

 y las galerías subterráneas con lumbreras para extraer el agua,

 hacia la salida 

penetro por la derecha en una abertura del barranco 

antes de salir por el sendero de cuerdas, al puente hecho con traviesas de ferrocarril y el área. No se debe transitar por el estrecho en días de tormentas y no siempre puede realizarse el recorrido integro sin mojarse o resbalar. Solo nos resta tomar la pista junto al recinto con fuente y barbacoas, en subida a la explanada de vuelta al aparcamiento.



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