Molino San Antonio-Castillo Guardamar-Parque Alfonso XIII-Fonteta-Rábita Califal-Canal Riegos de Levante

Accedemos por la CV-91 a Guardamar del Segura, aparcamos junto al Puente de Hierro, 

inaugurado el 11 de agosto de 1929; magnífica obra de ingeniería industrial, construida en hierro forjado con cerchas de roblones, asentado sobre obra de sillería (38° 5'38.47"N 0°39'42.40"W).

Lo cruzamos 

marchando hacia la Gasolinera Marjal, para explorar el conjunto hidráulico del Molino de San Antonio, 

molino de harina bajomedieval, con casa destinada a cuadras, despacho y habitación, dos graneros y corral descubiertos. 

La maquinaria se componía de cuatro ruedas para la molienda. En 1919, el Molino se convirtió en fábrica de electricidad y sufre una profunda remodelación; ha perdurado hasta nuestros días con su actual configuración de estilo neomudéjar.

 A partir de los años 50, el molino deja de tener actividad, entra en proceso de deterioro, ruina progresiva y saqueo de su maquinaria; el Ayuntamiento adquiere el inmueble en 1995 y se producen los primeros trabajos de rehabilitación.

Retomamos camino

 hacia la Gasolinera Seven Oil ya que, enfrente, comenzamos a ascender

 con tramos escalonados

 al Castillo de Guardamar (El Castell); 

aunque los actuales restos son de origen árabe, 

hay vestigios que apuntan a un oppidum o castro en su interior, datado en la Edad del Hierro levantino, en torno al siglo IV a. C; 

de planta poligonal y dividido en dos secciones; la parte superior o castillo propiamente dicho, donde solo queda un antiguo cañón y la parte inferior rodeada por una muralla gótica.

Retornamos en descenso hacia al Parque Alfonso XIII; espacio forestal de 800 has, en su origen fue un conjunto de dunas de arena móviles, fijadas mediante la plantación de diversas especies vegetales como pinos, palmeras, cipreses y eucaliptos a partir de un proyecto puesto en marcha a finales del siglo XIX. Los más de 600.000 árboles que, a lo largo de cuatro décadas fueron plantados, crearon un entorno paisajístico atractivo, ecológico, turístico y cultural.

Nos desviamos 

hacia La Fonteta, antigua ciudad portuaria fenicia de los siglos VIII al VI a. C., 

enclave y puerto de entrada a las rutas comerciales del interior.

 Posee un especial estado de conservación propiciado por la cubierta de finas arenas 

y su importancia radica en la existencia de una enorme muralla de fortificación con bastión, 

calle perimetral y viviendas adosadas por su cara interna, 

así como barrios de casas organizados extramuros del recinto fortificado y el haber encontrado restos de una antigua actividad metalúrgica.

Seguimos por las pasarelas hacia la Rábita Califal, descubierta tras el hallazgo de Francisco Mira, una lápida de arenisca roja que conmemoraba la fundación de una mezquita en el año 944 d. C., bajo el mandato del califa Abderraman III. 

Es un conjunto monacal islámico del período Omeya Andalusí (siglo X-XI), 

formado por un excepcional complejo arquitectónico de 23 celdas oratorio, con su propio mihrab, organizadas en torno a dos calles principales, se agrupan en tres áreas diferentes: el área sacra, el área de acogida de peregrinos y el área del cenobio, donde vivían los monjes que componían la congregación estable de esta rábita dedicaba al retiro espiritual.

 Las excavaciones descubrieron vajillas y utensilios cerámicos relacionados con las actividades cotidianas, dispersos por todo el yacimiento: candiles para la iluminación, marmitas para cocinar, jarras, orzas, arcaduces, anafres, ataifores, redomas, etc. 

Gran parte de estos objetos estaban completos y en un buen estado de conservación, lo que significa que el lugar se abandonó precipitadamente, seguramente por la acción de un terremoto a principios del siglo XI.

Volviendo sobre nuestros pasos un corto trecho giramos a la izquierda en el cruce pasando por la Casa Forestal 

donde se encuentra el busto del Ingeniero de Montes D. Francisco Mira y Botella, director de los trabajos de repoblación forestal de las dunas de Guardamar. 

Nos acercamos a la orilla del mar observando los daños de una DANA y volvemos atrás para continuar camino saliendo del parque 

en busca del paseo marítimo. 

Lo dejamos en suave ascenso por las calles cruzando bajo una rotonda 

en dirección al cementerio municipal Ntra. Sra. del Rosario,

 desde donde iniciar una parte de la ruta que transcurre bajo el cerro del Moncayo por senderos

 hacia el Canal de los Riegos de Levante donde tomamos los bocadillos; 

cruzando bajo el acueducto de la estación elevadora de la Pipa,

 cambiamos de dirección

 pisteando a la carretera que rodea la Urbanización El Edén.

A su salida, giramos a la izquierda cruzando el puente de madera,

 orillados 

a la presa articulada sobre el río al conjunto compuesto por canal de Riegos de Levante

 y compuertas de elevación, con tracción eléctrica

 para la captación y canalización de las aguas sobrantes del Río Segura.

 En el espacio de las Vegas del Segura y a partir de Época Califal, fueron las norias o “ñoras” los elementos que mayor desarrollo tuvieron, momento también en que se inicia la explotación intensiva de la huerta; los “Azudes” de toma construidos en el cauce, representan el inicio del sistema de riego tradicional de la comarca de la Vega Baja del Segura, desde donde parte una extensa y compleja red de acueductos constituida por acequias y azarbes, que distribuyen el agua para el regadío. 

Finalizamos con un corto tramo por el Parque de Ribera del Segura al aparcamiento.

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