Ruta de las Chimeneas Fabriles en la Huerta Murciana

 

El sistema constructivo de las chimeneas era un verdadero arte, ahora perdido, el proceso constructivo de estos estos monolitos industriales, se desarrollaba con entre cuatro y ocho operarios; unos se distribuían al pie de la chimenea preparando mortero y ladrillos e izándolos con la polea interna, 



otros apilaban y suministrar el material en altura y los últimos levantaban la obra colocando ladrillos desde dentro de la estructura, usaban una especie de garras incrustadas en forma de “U” 

que se embutían en la pared a modo de escaleras y apoyo de tableros, creando plataformas sobre la que los operarios trabajan. La chimenea se dividía en tramos entre 4 y 5 m; una de 25/30 m se podía construir de media sobre unos 40 días.


Las tres partes en que se divide una chimenea son:

1º La base sobre la cimentación, aporta estabilidad siendo por lo general más ancha.

2º El fuste, tubo o caña, con pendiente continua en el exterior, pero con escalones distantes en el interior.

3º La corona que remata, cuya forma tiene una influencia perceptible en aumentar o disminuir el tiro cuando el viento sopla.


Parto desde el Auditorio Victor Villegas de Murcia 

por el carril bici, cruzo el puente sobre el Segura y por el margen derecho me acerco a la primera chimenea, la Chimenea de la FICA, 



perteneciente a una demolida fabrica de Conservas del Parra; la industria conservera murciana aparece a finales del siglo XIX promocionada por empresarios de otras regiones y países, atraídos por las excelentes condiciones climáticas, ambientales y cualidades organolépticas de sus frutos, así como el potencial industrial que ya comenzaba a vislumbrarse en la Región de Murcia.



Desde el Rincón de Villanueva y Cuatro Caminos, 

enlazo con la Via Verde de la Costera Sur 

para entrar a Beniaján, 

donde se encuentra una segunda chimenea, correspondiente a las desaparecidas Destilerías Barceló, constreñida a reducto espacial mínimo, como escultura desposeída de valor documental, de sus orígenes y sin panel informativo que ayude a contextualizarla, y no será la única, sino la norma imperante.

De vuelta a la Vía verde, me salgo en 1km para 

visitar el tercer obelisco en el Camino Hondo de Tiñosa, 

con un grafiti por toda información; 

 Cruzando las Tejeras paso junto a la tercera chimenea

A través de los Garres salgo al Reguerón;

lo abandono por el Camino de Salabosque y tomo el carril bici de la Alberca al Palmar, para visitar las chimeneas quinta y sexta de las Destilerías Bernal, una de ellas decapitada.



La presión que ejercía el viento en una sección cuadrada de estas elevaciones fabriles era el 33 % superior a la ejercida sobre una sección circular; paralizaban el trabajo hasta que cesaba la oscilación provocada por el viento y, por motivos de seguridad, se abandonaba también el puesto de trabajo cuando eran sorprendidos por tormentas eléctricas. La colocación de un pararrayos se hacía imprescindible en estas construcciones.

De vuelta, cruzo la pasarela sobre la autovía, realizando un tramo por el carril bici hasta el almacén Obramat, 

sigo hacia San Ginés para observar junto a la gasolinera la séptima chimenea perteneciente a la Industria Cerámica Sanigón; 

vestigio conservado de las instalaciones de una fábrica dedicada a la producción de tejas y ladrillos cerámicos. A mediados del siglo XX, esta industria tenía una producción a escala local insuficiente para cubrir las demandas del sector; 

durante la segunda mitad del siglo y, ante la competencia cada vez mayor de otras empresas, se produjo el abandono progresivo de la producción, quedando esta chimenea como único recuerdo de las instalaciones, ahora se promociona en su base con cartel publicitario al lavadero local; para que sirve entonces el estatus de BIC y quien se encarga de que se cumpla, me pregunto.



Vuelvo a la rotonda para bordear el Poligono Oeste hacia el próximo objetivo, la octava chimenea situada en el interior de la empresa chatarrera El Chocolate.

 Retomo la RM-E4 derivando por el Carril Galicias 

a rodear la Terminal de Mercancías hacia Alcantarilla, 

cuna conservera, por su condición de centro geográfico de la Huerta de Murcia, lugar perfecto para el abastecimiento de los frutos que servirían como materia prima; sus buenas comunicaciones por carretera y ferrocarril, cercanía a la capital, existencia de fábricas de madera y su amplia oferta de mano de obra, fueron determinantes.

Me dispongo a echar un vistazo en el Barrio de las Viñas a la novena chimenea, perteneciente a la fábrica de Jabones de Eduardo Pagán, 

de sección octogonal, con pedestal y zona para horno de sección cuadrada; Una de las características más destacables es la utilización de ladrillos de canto rodado en la zona de la corona.

La dimensión de una chimenea varía dependiendo de la capacidad de la máquina de vapor a la cual iba asociada; la media de altura de chimeneas de ladrillo está en los 25 m; la mayor dificultad estriba en la ejecución, diseño y cálculo de una chimenea octogonal, que necesita de piezas especiales y del paso, de una geometría cuadrada en base, a una octogonal en fuste, se realizaba mediante pechinas escalonadas; los materiales, principalmente la cal, se empleaba como conglomerante base del mortero.

La técnica constructiva y las trazas de esta chimenea, así como la fecha de fábrica, indican que muy probablemente fue un equipo de obreros francés y catalán el que se encargó de la realización de esta estructura. Estos equipos de trabajo foráneos utilizaban a obreros locales que con el tiempo irían aprendiendo las técnicas de construcción y acabarían por organizar sus propios equipos de construcción y sus propios diseños, de hecho, las chimeneas de ladrillo elevadas en la zona de levante responden, tanto por geometría, ejecución y medios auxiliares empleados, a la construcción por equipos murcianos o valencianos. Los equipos murcianos estaban formados por ocho personas, con una disposición de polea por el exterior que hace posible el transporte.

Los constructores murcianos de chimeneas eran: Riquelme y Los Pacheco Alfonso y Jesús, Alcañiz, José Miñana y Equipo de Millas (con familia Menchero).

Vuelvo a la rotonda para dirigirme hacia la Puebla de Soto con dos chimeneas, la décima en el cruce Camino del Caballero con Miguel Hernández, la Chimenea Miñano, tras los apuntalados restos del histórico Molino de Abades, cercada entre las cañas junto a los restos de una antigua ermita neogótica de Nuestra Señora de la Providencia, una antigua casa torre de estilo neomudéjar. De sección octogonal, mide alrededor de treinta metros y se debe al empresario local Antonio Miñano. 

Cruzando la población al área del Molino de la Olma 

donde reposan los restos de la undécima fábrica de conservas vegetales, Sucesores de Rafael Pérez Orenes; 

su chimenea se eleva airosa sobre la vega murciana.


Por la mota del río y cruzando el puente me desplazo por la carretera unos metros para, cambiando de dirección entrar por el Carril de Funes al Patronato y fotografiar a la duodécima chimenea a las puertas de una fábrica de materiales de construcción;

 cruzando entre las viviendas huertanas

 rodeo la Fábrica de la Pólvora, observando dos de las tres chimeneas que alberga; la decimotercera en el carril de huerta

 y la decimocuarta en el carril bici a la altura del puente.

Ascendiendo por la carretera al Javalí Viejo para coger el camino del cementerio, dejando a la izquierda el primero y a la derecha el segundo; 

pedaleo por zona matorralera con basuras y ruinas para observar desde arriba primero 

y desde la Rambla de la Ventosa después (tristemente famosa el 2 de la madrugada del día 26 de septiembre de 2022 provocó una inundación arrasando viviendas), 

la decimoquinta de las chimeneas correspondiente a las instalaciones de una antigua fábrica de explosivos, Trinolita, (fabricaban en sus instalaciones la llamada trinolita 3 de baja potencia, de ahí la denominación de la factoría). 

Finalizada la guerra de 1936 la Sociedad Española de Armas y Municiones (SEAM) adquirió la mayoría de las acciones de la empresa; el cierre definitivo de la factoría se produjo en 1966.

Vuelvo por el camino de la ida un tramo, cruzando la Ñora, 

como llueve, ruge la tormenta y no me pilla al paso, dejo sin visitar la chimenea de la antigua fábrica de conservas vegetales de Juan Díaz Ruiz, se presentaban en el mercado con las marcas registradas lmperatum y Fruysol. 

 Voy derivando hacia Guadalupe pasando por el Monasterio de Los Jerónimos; 

han cercado el paso por obras donde se encuentra la decimosexta chimenea y no puedo acceder. 

Encamino la bici a la Carretera de la Ñora, pasando por la decimoséptima, la chimenea vieja de Conservas Caravaca, en finca privada; 

de vuelta a la carretera me queda cercana la decimoctava, la chimenea nueva de Conservas Caravaca, 

junto a la casa torre de los Clérigos

 y el Centro de Salud; 

al inicio del Paseo del Malecón sigo por la izquierda para ver la decimonovena, en la Calle Torres. 

Enfrente parte un sendero que me saca por los viveros municipales

 al Paseo del Malecón; 



tras cruzarlo, me acerco al aparcamiento disuasorio donde se encuentra la chimenea de la Molinera (que le da nombre) y vigésima. 

Solo me resta volver por el carril bici, y no el del rio que está inundado, 

bajo una intensa lluvia cierro el track en la Plaza de los Patos del Barrio de Vistabella.


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