Playa, Puente, Presa, Horadada e Hidroeléctrica de Cristinas

 

Accedemos desde Carboneras de Guadazaón por la N-420 dirección Cañete, aparcamos en la Playa de Cristinas orillados a la carretera y al Río Cabriel, 

con una longitud de 277,6 km, una cuenca de 4754,2 km² y un caudal anual medio de 220,82 hm³. Es famoso por sus numerosas hoces 

y aguas cristalinas, 

nace en la comarca de Albarracín (Teruel), transcurre por Albacete y Cuenca, finalizando su recorrido en las inmediaciones de la localidad valenciana de Cofrentes, donde vierte sus aguas en el Júcar. Entre la fauna que puebla sus aguas destacan la trucha, el barbo y la nutria.

Desde tiempos romanos y más concretamente desde la civilización musulmana, se desarrolló una cultura del agua en el Valle del Cabriel, en la que las presas o azudes para la captación del agua del río, las acequias y caces para su conducción hasta la huertas, molinos, batanes o martinetes han sido sus elementos fundamentales, junto con las ruedas o norias para elevar el agua.

El Cabriel ha sido la vía fluvial histórica, para transportar grandes maderadas por los gancheros, desde la Serranía de Cuenca y Albarracín a Alzira, Cullera y Valencia, hasta el mismo siglo XX, siendo la última en 1923. Las maderas desde la Sierra de Albarracín, entraban por Salvacañete y llegaban a la herrería de Cristinas.

Los vecinos de los pueblos aledaños al cauce del Cabriel, han aprovechado sus aguas para abastecer y regar sus huertas y cultivos, además el río da vida a varias centrales hidroeléctricas instaladas a lo largo de su itinerario; en sus aguas de tonalidad turquesa, se suceden grandes saltos, 

cascadas, pozas y gradas de rápidos, 

así como remansos cerrados por resaltos tobáceos; su curso fluvial esquiva paredes escarpadas, farallones y cuchillos rocosos, 

conformando un paisaje natural y geológico único, donde la naturaleza ha ejercido de escultora pétrea desde la época del Cretácico.

Partimos caminado por pista ribereña

 bajo el arbolado durante 300 m, 

cruzamos el Puente de Cristinas, viaducto y vía pecuaria «Cañada Real del Reino y la Cañada Real del Camino de Pajarón al puente de Cristinas», en el municipio de Pajaroncillo (provincia de Cuenca); 

su construcción data del siglo XVI, habiendo sufrido modificaciones posteriores (siglos XVIII y XIX); siendo uno de los siete puentes que tenía el río Cabriel a mediados del siglo XIX.

Trabajado en piedra caliza y piedra rodena, tiene dos arcos rebajados con pilastras y tajamares en ambas aguas (arriba y abajo), 

con una inscripción de trazos góticos labrados en una cartela sobre el parteaguas de arriba (ESTA PUENTE REHÍZO/ EL CONVENTO SANTA/ CRUZ DE CARBONERAS/ A SU COSTA AÑO 15..)

Popularmente conocido entre los lugareños como «puente romano», los hallazgos arqueológicos romanos descubiertos en la zona, sugieren que el actual viaducto pudo haberse construido sobre el trazado de una calzada romana –la vía XXXI del itinerario de Antonino (Laminium–Caesaragusta). Se realizaron trabajos de restauración ya que la infraestructura presentaba diversas patologías de importancia (pérdida de pretiles, agrietamiento de bóvedas, desaparición del tablero original…).

Tras 400 m 

aparece un bonito salto de agua promovido por la Presa de Cristinas, 

su construcción comenzó en 1956 y finalizó en 1966; debe su nombre a la reina consorte de España, Cristina de Borbón, quien inauguró oficialmente su funcionamiento en 1967.

Según la Confederación Hidrográfica del Júcar, en base a la Normativa Marco del Agua de Unión Europea, se debía haber desmantelado, pero la Asociación SOS PATRIMONIO CONQUENSE se opone, argumentando que “la presa está integrada en el río, ha creado ecosistemas propios y sería un gasto innecesario su demolición”, respetando la adopción de otras soluciones, que permitieran la movilidad de la fauna ictiológica, principal escollo.

Construida para desviar el agua al molino de Cristinas, en el siglo XVI pasó a ser propiedad del Convento de los Dominicos de Carboneras por iniciativa de los marqueses de Moya; junto al molino también hubo un batán y una herrería en el siglo XIX; estuvo moliendo hasta los años 30 del siglo XX, dejando de moler tras ser vendido con el objeto de construir la central hidroeléctrica de Cristinas.

Unos metros mas adelante, 

exploro la Horadada de Cristinas

 y la zona de la Central, 

volviendo por la ribera bajo las choperas

y observando el fluir del agua en pequeños saltos, 

pozas y remansos; 

volvemos a cruzar por el puente

 de vuelta al aparcamiento, 

con muy buenas sensaciones, en este cortito paseo otoñal camino de Boniches.

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