Museo Aeronáutico Tiflológico de Santiago de la Ribera
Aparcamos en la Playa de Villananitos de Lo Pagán junto a la Freiduria Venécora, donde tomarnos una fritura, pero se hallan de vacaciones al parecer ya que es domingo.
Comenzamos a caminar bajo fina llovizna y con un descenso acusado de las temperaturas respecto al día de ayer;
desde la Playa de la Puntica
tomamos la del Castillico,
observamos a unos pescadores
y el cartel de Sendero Azul.
Rodeamos entre la Playa de los Arcos
y la de Colón, las instalaciones del Centro Deportivo de Suboficiales del E.A. "Fernandez Tudela";
comienza aquí, al inicio de la Playa del Pescador con la n.º 14, el Pilatus PC-21,
avión de entrenamiento básico del constructor aeronáutico suizo Pilatus Aircraft;
dispone de un motor turbohélice, y de aviónica similar a los aviones de combate de quinta generación. ´
Según la Real Fuerza Aérea Australiana, es el avión de entrenamiento de pilotos más avanzado del mundo;
el primer Museo Aeronáutico Tiflológico (MAT) de España; inaugurado el 24 de julio de 2020; utiliza un sistema por código QR de fácil instalación, que facilita el acceso al contenido de todas las piezas del museo, con información detallada de las maquetas, casi todas réplicas de aeronaves que han operado en la Academia General del Aire a lo largo de su historia. Las figuras está diseñadas para que las personas con discapacidad visual o auditiva puedan tocarlas; los aviones han sido fabricados en una aleación de metal, portan una explicación en lenguaje braile y se sitúan a baja altura.
En 60 m, vemos el nº 13, usado como escuela de vuelo de alta velocidad y nocturno,
el caza más emblemático de fabricación soviética,
el Polikarpov I-16,
"Mosca" según los republicanos o "Rata" por el bando nacional.
Tras 230 m, aparece el nº12; el Junkers Ju 52, (apodado cariñosamente por sus pilotos Tía Ju),
avión de transporte alemán favorito de Adolf Hitler,
fue utilizado ocasionalmente en la guerra civil española como bombardero;
es un monoplano de ala baja con tren de aterrizaje fijo y revestimiento metálico.
Pasamos junto al Pez de Economía Circular, una escultura con materiales reciclados relacionado con el Día del Medio Ambiente,
junto al mismo, se encuentras las maquetas nº 11 con el Autogiro precursor del helicóptero,
inventado por Juan de la Cierva y Codorníu (Murcia 1895-1936).
En 1929 protagonizó uno de los grandes hitos en la Historia de la aviación, realizando la travesía del Canal de la Mancha;
era la primera vez que una nave de Alas Giratorias lo hacía; pilotada por él mismo, de Londres a París;
a su lado, la nº 10, el Beechcraft F-33 Bonanza;
a finales de 2014 llegaron al AGA de San Javier el primer lote de 12 aeronaves,
en sustitución de los AISA I-115 cuya función era el curso de navegación y reconocimiento aéreo.
El nº 9 es la Bücker 131 fabricada por CASA, se trata de un entrenador básico biplano de alas arriostradas y tren triciclo fijo, su estructura es de madera con tubo metálico y revestida de tela;las características para la enseñanza del vuelo elemental y semi acrobático, le otorgaron un éxito inmediato. El Rey Juan Carlos I realizó su primer vuelo el 16 de septiembre de 1958 en la Bucker E.3B-174.
Pasado el Club de Regatas encontramos el Anaer T-35C, Pillan o Tamiz, nº 8 de la colección;
se trata de un Avión Ligero de Enseñanza Selectiva (FALES), para sustituir a la Beechcraft T-34 Mentor y Bücker, aeronaves cuyo cometido eran la enseñanza en la AGA;
su fabricación se basa en componentes de aeronaves ya existentes y con características acrobáticas, que le dotan de una gran maniobrabilidad además de fiable y económico.
Unos metros después vemos el nº 7, un “Aviocar” C-212 (designado militarmente como T-12B),
fabricado por la factoría Española CASA, hoy Airbus;
es la aeronave mas veterana en el inventario del Ejercito del aire y sin lugar a dudas la que mas roles ha desempeñado a lo largo de su historia;
este pequeño turbohélice de portalón trasero con rampa, posee unas capacidades de transporte que carecían las aeronaves a las que iba a sustituir como el Junkers-52.
Nos sorprende una escultura del emblema del Mar Menor, el caballito marino,
realizado con material reciclado, obra de Teodoro Martínez, funcionario municipal encargado del Ecoparque de San Javier;
junto al mismo, se halla la escultura n.º 6 del Casco de vuelo de la Patrulla Águila.
En 1920 la Armada Española construye su primera base aeronaval en Santiago de la Ribera; tras la Guerra Civil, en julio de 1943, se crea la Academia General del Aire con la finalidad de unificar la formación de los oficiales del Ejército del Aire. El nº 5, “Mirlo” o C-101
cuyas características técnicas, dieron pie a un grupo de profesores para crear en 1985, el grupo acrobático Patrulla Águila y que, 39 años después, representa al Ejército del Aire en todo el mundo. De fabricación española, llegó a San Javier el 27 de marzo de 1980 y, si no lo ha hecho ya, pronto será sustituido como entrenador de vuelo por el Pilatus.
El siguiente y n.º 4, es el Hispano Aviación HA-200 Saeta,
primer avión a reacción de marca española; jugó un destacado papel en el conflicto del Sáhara;
estuvo en San Javier entre 1971 y 1980;
fabricado en Sevilla, entro en combate a partir de 1974 contra las guerrillas del Polisario, donde mostró su eficacia en ataque al suelo y esquivando misiles.
Los cazas de la Patrulla acrobática Águila, fueron pintados con los colores que rememoran los del F-86 Sabre,
utilizado por la mítica Patrulla Ascua; llevan incorporados un sistema de humos que permite dibujar en el cielo la bandera española. Los de la patrulla son iguales que los de enseñanza, salvo en la pintura.
Pasado el monumento al Peregrino,
encontramos al n.º 3, el North American T-6 “Texan”,
monomotor que utilizaron los aliados en la Segunda Guerra Mundial; rindió en la base de La Ribera entre 1962 y 1982; fue popular como avión militar de exhibiciones;
algunos llegaron preparados para portar armas y otros fueron transformados. La escuadrilla de T-6 pintada de camuflaje, fue enviada al Sáhara a finales de los setenta, para hacer frente a la presión marroquí y la guerrilla local.
Terminando el paseo,
aún faltan el n.º 2 la Mentor Beechcraft T-34,
un clásico del Ejército del Aire desde los años cuarenta, inseparable compañero de vuelo de los aspirantes a pilotos en la AGA durante 31 años;
entrenador militar eficaz, de propulsión a hélice, llegó a la AGA en 1958 después que la Bucker y la Dornier, en el se formó como piloto el rey Juan Carlos I de España, también su hijo, el Rey Felipe VI, en 1989, último año de servicio de este modelo.
Finalmente el nº 1, un Dornier J “Wal”,
bimotor alemán que se convirtió en la estrella del cielo en los años veinte; los primeros Wal (ballena en alemán) se fabricaron para la Aeronáutica Naval Española; los primeros aviadores que llegaron al Mar Menor, lo convirtieron en protagonista de grandes raids;
se servía de dos flotadores laterales para amerizar y como depósitos de combustible; perteneciente a la época de la Base Aeronaval (1920-1939), fue el primer avión en llegar al Polo Norte y con el que los españoles Ramón Franco, Julio Ruiz de Alda, Pablo Rada y Juan Manuel Durán atravesaron el Atlántico Sur.
Damos la vuelta en el parque de juegos infantiles Patrulla Águila,
echamos un vistazo al mirador de madera artesonado que preside el exterior de la Casa Barnuevo,
edificio histórico modernista del siglo XX que actualmente acoge exposiciones; antiguamente los Barnuevo-Sandoval edificaron este chalet junto a sus jardines, construyendo la anexa ermita de Santiago Apóstol, lo que inició la expansión urbanística de Santiago de la Ribera. Durante gran parte del siglo la familia lo regentó como hotel y residencia estival.
Pasamos junto a las imágenes que resaltan en la fachada
y las cruces en honor al apóstol en la Iglesia de Santiago, ya que uno de los fundadores del pueblo, don José María Barnuevo, pertenecía a la Orden de Santiago.
Por la Avenida Sandoval,
buscábamos la Confitería Montesinos Escribano, donde antaño comprábamos sus bollitos de crema (Confis), pero estaba cerrada
al igual que nos pasó con el Ferry a Tomás Maestre debido al mal tiempo.
Retornamos por el paseo arreciando la lluvia;
cierro track
a la entrada del Kiosko Bar de la Lonja, donde si pudimos comer con una hora de más por el cambio horario, que al estómago no se le engaña nunca.
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