Los Dominios del Rey Lobo Ibn Mardanís
El entorno de Monteagudo y Cabezo de Torres, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico, ha sido lugar de asentamiento de numerosas civilizaciones desde la prehistoria; fue uno de los emplazamientos más influyentes de todo el levante español durante siglos, lugar de residencia de Alfonso X el Sabio y de Ibn Mardanís, el rey Lobo, esta ruta se interna por sus antiguos dominios.
Partimos del Auditorio Victor Villegas cruzando por el Recinto Ferial La Fica en busca del carril bici de las Avenida Miguel Indurain y Reino de Murcia; tras cinco rotondas (la última de Zarandona), cruzamos el paso de cebra al carril bici de enfrente, recorriendo unos pocos metros antes de torcer por carril huertano hacia el Palmeral de Santiago y Zaraiche,
histórico huerto de palmeras datileras (incluido en el Catálogo de Árboles Históricos y Monumentales de Murcia),
pedaleamos por su pequeña red de andenes entre palmeras, membrilleros, higueras, álamos y granados.
De vuelta,
cruzamos la explanada de la Calle Iglesia y el Jardin Patrulla Águila
hacia la Senda de Granada y la Rotonda del Infinito junto al Olimpic Club, para tomar un sendero que arranca por el Norte
y cruza unos terrenos de huerta
a los Carriles Cuevas y los Alejos; giramos por los Sánchez, Gregorios al de Amazara y Castillo de Larache entrando por La alberca del Huerto Hondo;
una alberca (del árabe birka; depósito de agua o estanque) es una construcción hidráulica excavada en el terreno o fabricada con ladrillo, tapial o mampostería;
su función es la de almacenar agua para regadío, usos ornamentales o de recreo; la alberca de Huerto Hondo, con 58 m de lado, seguramente almacenaba las aguas para el regadío de la Almunia de Larache, por la que pasamos seguidamente.
No está del todo claro que fuese mandada construir por el Rey Lobo, pudo ser de época posterior, para servir de morada a gobernadores almohades o emires hudíes, (datado en el siglo XII, bajo el dominio del rey Lobo, algunos autores retrasan un siglo su edificación). Se encuentra cercado y no podemos acceder.
Continuamos rectos por el Camino de Los Polvorines en progresivo ascenso a su área de recreo; nombre proveniente de la empresa propietaria de la fábrica de explosivos, que tenía en este lugar sus polvorines.
Por pista de tierra pasamos por el pinar rodeando un cabezo y pedaleamos 130 m entre palmeras
hacia el Castillejo;
antiguo recinto palacial andalusí disponía de bellos jardines, grandes estanques y una extensa superficie cultivada; formó un conjunto residencial junto a la también próxima fortificación de Larache, entre los cuales se dispusieron una serie de albercas.
De peor defensa que el Castillo de Monteagudo, fue camino de su ruina, al perder interés en una tierra de constantes luchas, aunque acabo en manos privadas, ahora pertenece al Ayuntamiento de Monteagudo. Nos dirigimos al cruce con ascenso final por la pista Abderraman II a la base del Cristo de Monteagudo.
El Corazón de Jesús de Monteagudo, erigido y financiado por la sociedad murciana en 1926.
En 1936, a pocos meses del inicio de la guerra civil, se derruyó para rehacerlo en 1951 con 14 m de alto.
En su base, el Castillo de Monteagudo, compuesto de dos recintos amurallados concéntricos que superan los 5.000 m² de la Taifa de Murcia, enclavado en un puntal rocoso de 149 m, domina toda la Huerta de Murcia, vigilante de la frontera de orígenes islámicos.
El responsable de su construcción, Muhámmad ibn Mardanís, nombrado por los cristianos como el “Rey Lobo”, militar andalusí y emir, se opuso a la invasión de los almohades, que a pesar de su poderoso imperio, no pudieron conquistar por completo sus dominios hasta que murió.
Polémico personaje que no dudó en contratar mercenarios, pagar tributos (parias) o asociarse con reyes cristianos; gobernó Valencia, administró Almería y León, extendiendo sus dominios a Jaén, pero lo más importante para Murcia fue que potenció la artesanía y el desarrollo agrícola, mejorando la compleja red hidrológica (acequias, azudes, norias, acueductos). Se levantaron residencias, palacios y fortalezas como símbolo de su poder estatal como el palacio del Castillejo de Monteagudo,
Tras el disfrute de las vistas,
retornamos en raudo descenso cruzando la población y la antigua carretera de Alicante N-340, realizamos un corto tramo por la traza senderil del carril Campillo junto al Azarbón;
cruzamos por la Cueva y el paraje de la Fuente de San José,
bordeamos el Esparragal en busca del Azarbe del Merancho
para hacer una paradita en el sorprendente Castillo Alarcón
con molino incluido, lo encontramos de reformas.
Nos desplazamos por los carriles huertanos,
para ver el magnífico Palacete de La Seda en la Pedanía de Santa Cruz.
Antiguamente allí se cultivaba la vid, después se constituyó como fábrica de hilado de seda, donde los huertanos de Santa Cruz y las pedanías de alrededor llevaban los capullos del gusano, siendo una parte importante de la economía de la zona.
En los años 90 fue restaurado y ahora es una Hostería Rural con restaurante de lujo.
Se trata de un amplio edificio de cuatro plantas construido en ladrillo, recuerda en estilismo a las masías catalanas, con una torre semejante a la de los palacetes de la Huerta de Murcia y 36 balcones.
Continuamos por la Vereda del Catalán, alcanzamos la Ermita Vieja, construida en el siglo XVI sobre las ruinas de un edificio árabe;
cruzamos el puente sobre el Río Segura,
para recorrer un precioso tramo de tierra ganado al río;
giramos a la izquierda por carril al Área de Autocaravanas y la carretera Vieja de Orihuela, entramos en la finca
donde están rehabilitando la Casa Torre de los Condes de Almodovar, típica de la huerta murciana de finales del siglo XVIII;
echamos un vistazo a su palmera de 7 brazos
y salimos siguiendo la acequia de Benicomay unos metros a la curva, giramos a la izquierda por un paso escondido junto a unas ruinas, salimos de nuevo a la carretera para ver la preciosista Capilla de Santa María de la Huerta dedicada a la Virgen del Huerta;
en su interior destacan los frescos pintados en sus techos, y la lámpara de cristal que pende del techo.
Rodeamos el Rincón de San Antón, entramos por el coqueto sendero de la acequia de Benicotot,
cruzamos la pasarela del Reguerón
de vuelta al carril bici y la salida.
Buena vuelta os disteis y bonita ruta, tomo nota. Un saludico
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