Allariz monumental
con la playa fluvial Acearrica hasta el
merendero.
Cruzamos el puente sobre la presa de Acearrica,
avanzamos por el
margen derecho,
realizamos un tramo por pista empedrada exultante de
vegetación;
se hace sendero antes de alcanzar el monumental Puente de Vilanova;
de origen romano y construcción entre 1175 y 1180, acabado en el S.XIII.; posteriormente
derribado por una riada en 1555, se reconstruye años más tarde;
tiene dos
grandes arcos de medio punto y una calzada con ancho útil entre pretiles de
3,80 a 4,40 m; en el Alto Medievo estaba bajo custodia de los caballeros de la
Orden de San Juan de Jerusalén, fue camino de visigodos, musulmanes y de
Santiago portugués.
Deambulamos relajadamente por el área de recreo Arnado
al Paseo
de la Alameda, donde inauguraron en junio de 2017, la escultura de piedra de un
buey como homenaje a La Festa do Boi;
se desarrolla todos los años el fin de
semana antes del jueves del Corpus; durante 9 días,
el boi o buey va atado por
una soga a los cuernos; 2/3 personas llevan la cuerda y otros 4/5 custodian al
animal por detrás, velando por la seguridad de los corredores; las carreras
duran 30 minutos por buey.
Cruzamos por el Puente de la Rua Piñero,
observando el Parque
Etnográfico del Río Arnoia, constituido por el Molino do Burato
a nuestra
izquierda; molino de turbina, cuyo mecanismo es posterior al rodicio, incorpora
en una de sus dos ruedas un motor eléctrico;
a la derecha el Parque ajardinado
de Portovello, con los Museos del Tejido y del Cuero Familia Nogueiras.
Entramos en la población desde la Rúa Emilia Pardo Bazán, subiendo
por la Rúa Castelao, comenzando un recorrido de tiendas outlet y fotográfico por
la historia de Allariz,
torcemos a la derecha llaneando por la Rúa San Lázaro, donde se halla la Casa Do Boi. Cuentan los cronistas que Xan de Arzúa, un
fidalgo alaricano de profundas convicciones religiosas, decidió dar fin a las
burlas del barrio judío durante las procesiones.
Llegada a procesión del 1317, montó a lomos de un buey acompañado por varios criados, cargado de sacos con
hormigas, encabezó la procesión del Corpus; cuando los judíos aparecieron para
boicotear el acto, a base de cornadas y lluvia de hormigas escarmentó a los
judíos.
Tomamos a la izquierda en subida la Rúa Sur,
a la confluencia
de la Rúa Hortas con la Hospital
por la que seguimos para ver la Iglesia de San
Pedro Románica, de finales del XII, destaca su torre inspirada en las militares
de la Villa.
Nosotros haciendo rutas y comiendo como si no hubiera un mañana
(por si nos vuelven a confinar), cuando me fijo en este gato tan sereno, feliz
y bien alimentado, que me han surgido ciertas dudas sobre cómo ha llegado a ese
estado de felicidad (para intentar hacer yo lo mismo).
Giramos a la derecha en ascenso por la Rúa Portelo
y bajamos
a la derecha por la Suarez
a la plaza do Eiró para ver el Conjunto escultórico en
bronce de la Festa do Boi; tomada por una familia que ha montado encima del
buey a su hija, a pesar de que llora porque no le hace gracia (y a mí tampoco),
hay que mostrar más respeto por los niños y las esculturas, no monopolizando lo
que se exhibe públicamente para el disfrute de todos. Me quedo con la gana de
hacer fotos
y seguimos por la Rúa Entreascercas
para acceder al Campo de la
Barrera donde se encuentran el Monasterio de Santa Clara; fundado en 1268 por
la reina Violante, esposa de Alfonso X el Sabio,
el templo actual fue
construido a finales del s. XVIII debido a un incendio en 1757; presume de
tener el claustro barroco más grande de de España. En el Museo de Arte Sacro del
Monasterio albergan la Virgen Abrideira y La Cruz de cristal;
poco más adelante
se encuentra Iglesia de San Benito y Cruceiros,
su construcción comenzó en el
año 1770,
es modelo barroco con interesante linterna y campanario.
Nos dirigimos al inicio de la Rúa Santo Estevo, descendiendo
desde Ponte Do Foxo
a la Iglesia de San Esteban,
fechable a finales del siglo
XII, con reformas en el Renacimiento y altares barrocos.
Desde la Plaza de
Santo Estevo, continuamos por la izquierda recorriendo las Rúas Fonteiriña y
Cruz, para rodear la Iglesia de Santiago desde la Plaza Mayor;
destaca la armonía
de su ábside, los canecillos y capiteles de las ventanas, que aunque tallados
en el duro granito, muestran una delicadeza e imaginación poco frecuente en el
románico de Galicia,
también vemos la fachada de una casa, A Paneira, donde
existió un antiguo monte de piedad o institución de crédito agrícola, estuvo en
funcionamiento entre el siglo XV y el XVIII.
Desde la “Praza de Abaixo” descendemos por la Rúa San
Loruenzo, pasando por la Fundación Vicente Risco
y el Balcón de Amoeiro
al
Mercado da Reserva; celebra todos los sábados su mercado de la Biosfera, con la venta
de alimentos de la huerta y una decoración peculiar a base de madera,
alpacas de hierba y palets.
Rosa compró empanada de lacón con grelos para la
cena; ya que a comer, fuimos a una especie de centro social que habíamos visto
al pasar por la Rúa Entreacercas, no va ser todo gozar de su legado histórico.
Habiendo enlazado con el track de la ida,
lo seguimos para
dejarlo al cruzar el Puente de Vilanova,
con vistas de la iglesia románica de
Santa María de Vilanova, de finales del S. XII y relacionada con la Orden de
Malta; presenta una nave de planta y capilla única, retablo barroco con la imagen
de la patrona de la Villa y espadaña moderna, al ser haber sido reconstruida a
principios del siglo XX;
volvemos por el margen opuesto la ida, dejando atrás
pequeños huertos frutales, el cementerio y las ruinas del molino de Acearrica;
seguimos la pista desde el merendero al aparcamiento.
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