Cascada Pozo de Los Humos


Accesos: Desde la localidad de Pereña de la Ribera o de Masueco, como fue nuestro caso; en ambas opciones no se puede llegar en coche hasta los miradores.


Desde la ruta de ayer “Cascata da Faia da Água Alta” en Lamoso; seguimos por Bemposta en Portugal (N221-7), cruzamos la frontera a España por su presa,




avanzamos por la CL-527 a Fermoselle y por las ZA/SA-316 a Trabanca; por último, desde Pereña de la Ribera a Masueco enlazando con la SA-314.
Pernoctamos en la parte trasera de la Iglesia de San Nicolás de Bari, 


lugar de inicio rutero hacia el Pozo de los Humos, famosa cascada situada en el curso del río Uces, a su paso por los términos municipales de Masueco en su margen izquierda y de Pereña de la Ribera en su margen derecha, al noroeste de la provincia de Salamanca, en Castilla y León. 


Es uno de los lugares de mayor atractivo turístico del Parque Natural de Arribes del Duero.
Desde la Plaza Consistorial de Masueco, zona trasera de la iglesia, 


partimos calle abajo, eligiendo en la bifurcación la derecha, transitable en coche; un cartel avisa que en fines de semana y puentes festivos no se acceda en coche, autocaravana o similar; desde luego con autocaravana no aconsejo pasar, aunque un turismo no tendrá problemas. No se puede bajar al pozo, tanto por la parte de Masueco como por la de Pereña, desde el 15 de febrero al 30 de junio porque es un área para la conservación de especies protegidas.



El camino atraviesa fincas de huertos delimitados con "cortinas" de piedra y cultivados con hortalizas, frutales, parrales y olivar en la zona de La Cribera; 





la pista desciende al cruce con el camino de vuelta, nos saca por la derecha al aparcamiento final con barrera de la Peña del Agua; en su rústica área de picnic, 


un cartel nos informa de varios temas sobre la zona; 


la avifauna está compuesta por buitres leonados, alimoches, águilas perdiceras, cigüeñas negras y  águilas reales; 


tiene un microclima mediterráneo cálido (no nieva en invierno); cuya vegetación está compuesta por robles, quejigos, enebros, castaños, olivos, jarales, endrinos, encinas, cornicabras, escobas y zumaques; 


el famoso escritor bilbaíno Miguel de Unamuno, dejó por escrito su fascinación al ver la cascada desde Masueco, “Estaríase uno las horas muertas contemplándola fluir, dejándose ganar el espíritu por la sensación purísima que su constante curso nos produce”.



Seguimos en descenso pronunciado por La Robleda, vamos comprobando lo que esperábamos dadas las fechas, en Julio, la cascada está seca, y el río Uces se encuentra profundamente encajonado, permitiéndonos observar un corte de casi 300 m de desnivel, 


donde el duro granito junto a materiales metapelíticos, fácilmente deleznables y erosionables, han contribuido a la formación de esta cascada escalonada en cornisas, a su paso por el Pozo de los Humos.


Vemos una albejana (Lathyrus latifolius) 






y nos topamos con un chozo; construcción agro-pastoril en piedra seca donde la pizarra, granito y cuarcita son usados como materia prima en la zona salmantina; 



sirven tanto para guardar los aperos de labranza, como para protegerse de la lluvia o de los vientos de poniente (predominantes en la comarca), por eso se edifican sobre pequeños resaltes rocosos a salvo de eventuales corrientes de agua y la puerta rara vez se sitúa al Norte; sus diámetros no superan los 3 m; a veces sirvieron para el control en los pasos de personas y mercancías, legales y de contrabando entre España y Portugal.


Bajar a pie de cascada por el abrupto sendero de la Cañada de Zarzalino, es peligroso; 


en el 2013 murió un chico que cayó por la cascada; unas flores recuerdan este luctuoso hecho, junto a un cordón de seguridad construido por tal motivo a pie de río y como prolongación de los miradores.



Nos quedaremos con las ganas de disfrutar con la cortina de agua bramando en caída libre desde 50 m; al chocar abajo forma una enorme nube de vapor (humo); 




a cambio estamos solos


 y la escasez de agua me permite saltar de roca en roca, 


para asomarme a la parte derecha del abismo, el llamado Pozo de las Vacas, 


según cuenta la leyenda, aquí se despeñó un carro tirado por dos vacas y cargado de trigo, cuando se dirigía a un molino cercano.


El lecho previo de la cascada presenta pilas o marmitas sugerentes 





al igual que la pasarela para asomarse al vacío;



Una vez salvados estos “tajos adustos” 


a unos cientos de metros en el paraje del Trincalino, el río Uces tributa al Duero.









Un cartel nos avisa que por la parte de Pereña, se puede descender al Pozo de Los Humos desde el sendero de Palla Rubia, dejado atrás una Cueva Natural que contiene pinturas rupestres. Un buitre planea cercano sin dejarse fotografiar con el sol a su espalda.



A la vuelta, pasado el cruce con el track de la ida, se agradece la sombra de un bosquete de castaños; 


en el próximo cruce dejamos la pista de coches, 


para caminar relajadamente por otra agrícola bien provista de vegetación y recientemente desbrozada; 





nos saca junto a una pequeña alberca al camino de Masueco, 



solo nos queda cruzar por las calles de la población hasta la salida.


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