La Huerta Murciana en bici
rodeo el antiguo Cuartel de Artillería,
complejo militar rehabilitado y
restaurado por el Ayuntamiento de Murcia en pabellones diversos, museos y sede
de instituciones;
cruzo la Carretera de
Alcantarilla en Barriomar y las vías del tren, atravieso por típico rincón
huertano buscando el Camino Herrera,
pedaleando un tramo por senda herbosa; en
Carril Torre Salinas, tuerzo a la derecha pisteando entre huertos verjados por
el Carril Torre Francos.
Pasado Aljucer,
desde Rincón Merino, por la pasarela de la
Acequia Mayor de Barreras
me llego a Los Maurillos; del Carril Canal Torres
salgo a la Carretera RM-611 durante 480 m, giro por la derecha a la Ermita de
Burgos y la Estación Intermodal de Mercancías de Alcantarilla
(Terminal
Contenedores Renfe), perteneciente a la red de infraestructuras ferroviarias de
ADIF.
Rodeo una bonita vivienda, al parecer con okupas en la parte
trasera;
disfruto del huertano Carril Cascales,
atravieso la carretera de
Alcantarilla a Puebla de Soto; por vereda huertana y trazado de la Vía Amable
nº 1;
hago un corto tramo por carretera de Alcantarilla al Javali Viejo; voy
atento para girar por pista asfaltada a la izquierda,
cruzando el Caserío del
Patronato;
salgo al muro exterior de la Fábrica de La Pólvora, continuo por la
izquierda al carril bici, cruzo el puente en ascenso por carretera,
dejando a
mi izquierda el Javalí Nuevo.
Voy pendiente para torcer a la derecha por una vereda entre
grandes huertos de limoneros;
cruzaré por el puente de madera
a la sombría área
de recreo
y el destrozado Azud de La Contraparada,
presa construida entre los
siglos IX y X, durante la dominación musulmana; distribuye el agua del Segura
por la Vega Media.
Paso enfrente de la curiosa Planta Potabilizadora de La
Contraparada (ETAP),
el 25% del agua que se bebe en Murcia procede de ella, se
construyó en 1974,
dotada con un sistema para medir la toxicidad del agua bruta
destinada a la potabilización,
controlado por unos organismos vivos de la
familia de los crustáceos llamados Daphnias, biosensores oficiales en la
normativa específica de la Comunidad Europea.
Desciendo por carril bici poco frecuentado, para salir,
virando a la derecha, al clásico por una pista entre frutales; rodeo
la siempre
accidentada por incendios o bombardeo, Fábrica de La Pólvora Santa Bárbara,
todo un complejo de talleres ahora reducida de servicios.
Hago una parada en la
Rueda de la Ñora, con 10,30 m de diámetro y 1,60 m de ancho;
movida por el agua
de la acequia Mayor de la Aljufía,
recoge ésta en los cangilones laterales, que
a su vez depositan el agua en un canal (Brazal de las Rejicas) y tiene unos 5 m
de altura.
El agua que escapa de los cangilones, sin ser depositada en el canal
vuelve a la acequia. El acueducto que acompaña a la noria tiene una longitud de
unos 220 m.
Giro hacia el Norte para coger el Carril de los Arcos desde
la rotonda;
pronto aparece la imponente silueta del Monasterio de Los
Jerónimos;
procede de otro anterior fundado en 1579, conocido como monasterio
de San Pedro de la Ñora.
El conjunto monástico llamado popularmente el Escorial
Murciano,
sirvió como morada de enfermos del Manicomio de Murcia durante el
cólera de 1855, para los asilados de la Misericordia, hospital de sangre en el
período del Cantón Murciano,
sufrió numerosos saqueos y abandonos, incluso
funcionó como cuartel de instrucción para nuevos pilotos del ejército republicano. Actualmente acoge las dependencias de la Universidad Católica San Antonio de
Murcia (UCAM).
En el cruce sigo por la derecha a Los Valchicas, por la
Calle Noria entro en el antiguo señorío de Maciascoque, transitando por la
entubada Acequia Nueva de Churra,
voy dejando atrás estanco
e Iglesia
parroquial de Santa María de Guadalupe;
progresando por el camino de servicio
de la Acequia Churra la Vieja hacia la Autovía de Murcia;
tomo el Carril del
Pino y la Senda de Granada al Camino Puente de Los Illanes; por la Avenida de
la Ñora en 150 m, rodeando las casas a
nuestra izquierda, hago fotos a la “pequeña disneylandia” conectando con el
carril bici.
Tras 900 m, lo dejo para callejear por La Arboleja y
pedalear por el solitario Paseo del Malecón, se construyó en el siglo XV como
medida de contención frente a las crecidas del río Segura, ahora convertido en
paseo sobre la huerta circundante de la ciudad;
desde “las cuatro piedras”, entro
en la zona restaurada como jardín,
para acceder al carril bici
de vuelta al
Puente Manterola;
en el Río Segura se observan muchas tortugas tomando el sol
y
patos en travesía.
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